Hermandad de Rota

Era el de principios del siglo XX, un Rocío en el que no había llegado, ni en sueños se adivinaba, la sociedad de masas. Un Rocío íntimo y familiar que en casi nada se diferenciaba del de la segunda mitad del siglo anterior. Un Rocío por supuesto, sin tractores ni vehículos, un Rocío de colchonetas de borra de vino calentón y agua en garrafas y cantimploras.
Desde la Villa de Rota, hay que llegar hasta la Aldea del Rocio cruzando el Guadalquivir, pisando las arenas de Malandar hasta llegar al Palacio de la Marismilla, subir el repecho, arribar al Corral de Félix, pernoctar en las Lindes o la Cañaliega y descansar en Manecorro. Hay que llegar al Rocío pasando por estos parajes caminando o en barcazas, o a través de vehículos con tracción animal…
Antes de que los vehículos irrumpieran por las arenas de Doñana los rocieros roteños se adentraban por ellas sin otros acompañantes que los pájaros de la marisma, el sol o quizás la lluvia y la naturaleza reinante en un hacer el camino largo, lento y profundo.
Al paso del río Guadalquivir no había espectadores en sus márgenes. Nada mas cruzar hasta la otra orilla llegaba la búsqueda incesante de las veréas del coto, el arroyuelo que les condujera hasta la Canaliega y de ahí hasta la aldea del Rocío.
Aquella sevillana de Ecos del Rocio “cogi la manta por un pico”, citaba al emblema mas salpicante de los enseres que transportaban los rocieros para las noches de acampada y teniendo que enfilar los carriles del coto, o recortar el zigzagueo de los arroyuelos en las lanchas que les llevaban al cercano recinto de la aldea.
En los ratos de ocio se corrían a los ciervos por el placer de contemplar su elegancia al saltar los lentiscos. En ese duro caminar no había vuelta atrás, quien enfermaba, o se ponía de parto, daba a luz en el carro o en la carreta, o en los aledaños del vado que hacían los arroyuelos… Los carros eran tirados en su mayoría por mulos o borricos porque los caballos eran escasos en épocas remotas. Esos caminos de antes los de las sevillanas rocieras…, cuanta razón llevaban, cuanto contenido concentrado en tantos años de duro peregrinar, para contemplar la belleza de la Madre de Dios, la Santísima Virgen del Rocío…
La Hermandad del Rocío de Rota subía hasta la aldea del Rocío en pequeñas barcazas por el arroyo de la canaliega (datos localizados en el legajo 707 de Archivo Ducal de Medina Sidonia).
Fecha en la cual se citan documentos de los archivos de la Casa Ducal de Medina Sidonia, afincada en la vecina localidad de Sanlúcar de Barrameda, de donde se extraen datos que narran la compra de la villa de Almonte por los duques de Medina Sidonia y con ella, las tierras de la Rocina, además de citar la antigüedad de la Hermandad de Nuestra Sra. del Rocío de la Villa de Rota, citándose que antes de 1758, la Hermandad de Nuestra Sra. del Rocío de Rota ya tenía casa en la aldea.

Fuente: Hdad. de Rota