Ni tambores ni trajes de lunares ni romeros. La aldea almonteña muestra estos días su cara más amable y solidaria con la llegada el sábado de los 156 niños sevillanos que participan en las Colonias de Verano que desde hace 37 años viene organizando la Hermandad de El Rocío de Triana. Hasta el próximo 1 de agosto los chavales, que tienen entre 3 y 14 años y que proceden de casas de acogida y familias con pocos recursos económicos, pasarán unos días de vacaciones en la casa hermandad que Triana tiene en la aldea.
Durante estas dos semanas, 39 monitores velarán por su seguridad pero, sobre todo, se encargarán de que lo pasen en grande. “Son niños que tienen una vida difícil y estos días pueden olvidarse un poco de todo”, cuenta Rafael Torrecilla, diputado de Caridad de la hermandad. Cada día, dos autobuses recogen a los menores en la aldea para llevarlos a la playa de Matalascañas y por las tardes participan en juegos y talleres. Excursiones y una gran fiesta de despedida completan estas vacaciones, que cuentan con el apoyo de empresas y particulares que, asegura Torrecilla, “se han volcado un año más con nosotros a pesar de estar en tiempos difíciles”.
Y toda ayuda es poca porque, sólo por poner un ejemplo, “cada día necesitamos 60 litros de leche y más de 100 barras de pan”, cuenta el diputado de Caridad. “Algunos contribuyen con una caja de leche, otros con dinero,… cada uno aporta lo que puede”, añade. También los monitores “sacrifican 15 días de sus vacaciones” para cuidar a los niños porque todos son voluntarios que trabajan desinteresadamente.
Son ya casi cuatro décadas de historia las que tienen estas colonias, que han servido de modelo a otras hermandades que han ido poniendo en marcha iniciativas similares. Por eso, estos días niños de todas partes toman la aldea regalando un paisaje muy diferente al que el resto del mundo está acostumbrado a ver.
Como 15 días dan para mucho, no faltan las anécdotas durante las colonias aunque “lo mejor”, cuenta Rafael Torrecilla, son “los momentos de satisfacción que dan los pequeños”. Muchos repiten año tras año e incluso algunos de ellos vuelven una vez que ya no pueden participar en las colonias para ejercer como monitores con otros niños.
Para poner en marcha las colonias, los miembros de la hermandad trabajan durante meses aunque no es la única actividad en la que participan. “Estamos en contacto con ellos el resto del año”, cuenta Torrecilla. Uno de los momentos favoritos para los niños es el viaje junto al Cartero Real a la aldea para pedir sus juguetes a los Reyes Magos. Ir al cine, visitar el Salón Internacional del Caballo (Sicab) o asistir como público a una exhibición de enganche en la Real Maestranza son otras de las actividades que organiza la hermandad exclusivamente para ellos.
Rafael Torrecilla tiene claro que “no hay hermandad sin caridad” y, por eso, llevan años trabajando para que estos niños disfruten de su infancia como el resto. También El Rocío tiene otra cara y la felicidad de los pequeños al partir hacia sus vacaciones deja claro que ésta es la mejor.