¿Qué diría Don Juan Varela, el autor de “Pepita Jiménez”, maestro de la novela, que te abrió las puertas de la fama nacional, con aquella crítica publicada por El Imparcial de Madrid, el día 5 de noviembre del año 1900, a tu primera novela “Justa y Rufina”?.¿Qué dirían Pereda, el creador de “Peñas arribas” o de “Sotileza”, las dos grandes novelas de aquel montañés de barba enmarañada y puntiaguda, enmarcadas en el costumbrismo que tú mismo abanderaste en el sur; o el doctor Thebussem, Mariano Pardo de Figueroa, asidonense universal, que te legara a su muerte, en prueba de su reconocimiento y amistad, su magnífica escribanía; aquellos que no supieron de tu prematura muerte, Juan Francisco Muñoz y Pabón, porque partieron antes que tú lo hicieras a ese cielo, tan presente en tu reputada y reconocida prédica, por la que pugnaban las mejores cofradías y hermandades de Sevilla, de Andalucía y de España?.
¿Qué consideraciones nos harían Doña Emilia Pardo Bazán, que calibró la calidad de tu narrativa y la brillantez de tu lírica y constató los límites y trabas que le imponían tu sotana?. ¿O más cerca de tu casa y de tu entorno, el patriarca de las letras sevillanas, Luis Montoto Rautenstrauch, un segundo padre para ti, que se sintió tan honrado con tu amistad, glosó y alabó tu obra, y fue un punto de apoyo tan importante en tu vida intelectual y creadora; el que consiguiera una calle para ti en tu ciudad de adopción, Sevilla, en 1921?. ¿O el académico ursaonense, Francisco Rodríguez Marín, también de su círculo, o tus colegas del Ateneo sevillano, o de la Real Academia de Buenas Letras, instituciones que honraste con tu membresía?. ¿O tus críticos más recientes, los profesores Entrambasaguas y Ribelot Cortés, allá donde te sigan?.
¿Qué apreciaciones haría a esa actitud el beato cardenal, Marcelo Spínola, el que impulsó tu carrera eclesiástica, haciéndote canónigo Lectoral a los 37 años del prestigioso cabildo metropolitano de Sevilla, y te animó a escribir, y te convirtió en ariete de su cruzada en los medios escritos de principios del siglo XX, para convertirlos en los nuevos púlpitos del evangelio, con su iniciativa nacional de la “Buena Prensa”?. ¿Y su sucesor, Almaraz y Santos, que vivió momentos tan estelares de tu vida?. ¿Y tus insignes maestros, el padre Servando Arbolí, o Mateos Gago, con los que compartiste muy pronto cátedra en el Seminario Hispalense?.
¿Qué apelaciones harían a nuestra conciencia el bordador e insigne cofrade sevillano, Juan Manuel Rodríguez Ojeda, o sus hermanos coetáneos, cofrades de la Macarena, o del Valle, y de otras cofradías sevillanas, o el diestro Joselito “El Gallo” y su apoderado, Manuel Pineda, o los Anastasio y los Moreno Santamaría, ganaderos de renombre nacional, o La Condesa de París, o los almonteños, Julio González Medina e Ignacio de Cepeda Soldán, y la camarista de la Virgen del Rocío, Ana Valladolid, conocedores de tu contribución a la difusión nacional de las grandes fiestas de primavera de Sevilla, o en las que participaba de forma tan notoria la ciudad de la Giralda, que ayudaste con tu incansable pluma a universalizar, estereotipar y a definir más allá de Despeñaperros, e incluso aquí, “inter nos”?. ¿Qué nos dirían ante la indolencia y el olvido que ha presidido este aniversario tan palmario, los que vivieron tu papel determinante en las coronaciones de La Macarena (1913) o de la Virgen del Rocío (1919), defensor adelantado de la piedad popular, ahora que celebramos cualquier cosa?. ¿O los “gallistas” que vivieron la última faena de “oreja y rabo” que le brindaste al diestro de Gelves después de muerto, a propósito de su funeral en la catedral de Sevilla?
¿Qué valoración harían todos ellos del clamoroso silencio que ha presidido el 150 aniversario de tu nacimiento ?. ¿O aquel que lideró en 1966 la celebración del primer centenario en las páginas de ABC; otro Montoto, Santiago, en el año que se colocó un mármol recordatorio en la calle y en la casa en la que residiste hasta el final de tus días en la calle Abades, 8?.
¿Es desconocimiento o es tu condición de presbítero; lo que otrora era un plus y ahora es una resta o demérito?. Ese estado que pudo lastrar una parte de tu carrera novelística, y que parece estar laminando tu memoria. Con todo, a tiempo estamos aún de recordarte en este aniversario….Ese es el empeño que nos proponemos el Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla y la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte, y otras instituciones, con el ciclo de conferencias con el que pretendemos honrarte y ampliar el conocimiento de tu figura, por encima de los hechos y anécdotas que la empequeñecen. El que presentábamos el pasado día 1 de diciembre, y echamos a andar este miércoles en el Centro de Estudios Teológicos de Sevilla, y que se prolongará hasta el próximo mes de mayo (naciste en junio de 1866), desarrollándose en la geografía física y humana que ciñe los hitos más destacables de tu breve, pero dilatado horizonte biográfico.
Artículo publicado en Tribuna Abierta de ABC de Sevilla por Santiago Padilla
Santiago Padilla, es secretario de la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Ntra. Sra. del Rocío de Almonte.