La Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui y la Hermandad Rociera de Águilas unieron por primera vez esfuerzos para celebrar una gala cuyos beneficios ayudarán a que la vida en los campamentos de refugiados sea un poco más fácil.
Siendo así, y aprovechando que los niños saharauis que participan en el programa Vacaciones en Paz aún se encuentran en Águilas, la Plaza de Antonio Cortijos, recinto elegido para esta celebración, se llenó de pequeños que acompañados de sus familias de acogida y ataviados con trajes rocieros no quisieron faltar a esta cita.
La velada comenzó con la actuación del Coro de la Hermandad Rociera aguileña que dio paso al concurso de baile con premios para las sevillanas mejor bailadas y para la pareja mejor vestida.
Asimismo, como es tradicional, se procedió al sorteo de un sillón relax donado por Muebles San José, empresa cuyo propietario es padrino de la Asociación Saharaui, así como de una bella medalla de la Virgen del Rocío por gentileza de Joyería Abril.
No obstante, el momento más emotivo de la noche llegaba cuando Paqui Lajarín, presidenta de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui, y Sebastián Pelegrín, Hermano Mayor de la Cofradía, bailaban sobre el escenario una bella sevillana cuya música se inspira en la experiencia de un padre de acogida de un niño saharaui.