Si hay un patrón de comportamiento social que ha ido cambiando con el tiempo ha sido el tránsito de las hermandades rocieras por el Espacio Natural de Doñana. Hermandad Matriz de Almonte, el resto del centenar de filiales, Ayuntamiento de Almonte, Hinojos, Junta de Andalucía y dirección de la Reserva de la Biosfera han conseguido con el diálogo concienciar a los peregrinos de la importancia de conservar Doñana.
Los frutos han ido llegando poco a poco: drástica reducción de conatos e incendios forestales y menos vertidos de residuos orgánicos a los caminos. Hasta la hoy directora general de la Red de Espacios Naturales, la almonteña Rocío Espinosa, lo reconoció en el último balance realizado por su departamento regional.
Sin embargo, en el horizonte más cercano existe un problema nuevo que se va acrecentando con el tiempo y al que hermandades, directores del Espacio Natural, ecologistas y ayuntamientos están dispuestos a enfrentarse: los miles de vehículos a motor que año tras año se adhieren a los tránsitos rocieros y causan un impacto ambiental difícil de combatir, según las organizaciones ecologistas y los actores implicados en la conservación de Doñana.
Los caminos más afectados son precisamente los más sensibles, los que llegan de la provincia de Cádiz, que atraviesan prácticamente toda la Reserva y los del frente marismeño sevillano.
El último ejemplo imprime seriedad al problema: la peregrinación al Rocío de la Hermandad de Sanlúcar, una de las más antiguas y más numerosas acarreó cientos de vehículos que nada tienen que ver ni con el carácter tradicional de las peregrinaciones ni con la operatividad de las mismas, según los ecologistas.
Las hermandades lo saben y las Fuerzas de Seguridad sufren las consecuencias de esta avalancha hasta tal punto que sólo son capaces de controlar con garantías este tránsito en las zonas de embarque e inicio.
El objetivo planteado es poner límites a la moda de llegar a la aldea motorizado. El director de la Reserva ya lo ha advertido y desde las organizaciones ecologistas se apuesta por las restricciones y no están dispuestos a callarse ante la presencia de cientos de todoterrenos en los caminos, muchos de los cuales entran sin permisos a rebufo de la polvareda peregrina.
Juan José Carmona (WWF) augura que "dentro de poco el tránsito a motor por Doñana será más un problema de orden público" y un peligro añadido para los peregrinos. Por lo tanto desde estas asociaciones se apuesta por una especie de numerus clausus, un límite que evite riesgos para los peregrinos y augura que algún día puede crearse una "situación ingobernable" que desborde a los servicios de prevención y seguridad.
El presidente de la Hermandad Matriz, José Joaquín Gil, no rehúye el debate e incluso lo dice claramente: "No queremos ruteros por el Parque". Gil apunta una dirección esencial y un objetivo del tránsito: "Llegar al Santuario, todo lo demás sobra".
El responsable de la Hermandad Matriz asegura que "el medio hay que protegerlo y también el derecho de tránsito, pero no abusar de él".
José Joaquín Gil cree que las hermandades deben tener un número limitado (en Doñana, claro). Cuál. Esa es la pregunta. "Habrá que consensuarlo y poner una media ajustada a cada hermandad, eso sería lo óptimo", explica.
El responsable de la Matriz recuerda que las propias hermandades tienen normas internas y ya están cumpliendo los requisitos impuestos, como la obligatoriedad de la ITV y la obtención de permisos, pero se observa "un constante crecimiento de hermanos que dicen que van a ver a la Virgen".
Gil pone el ejemplo de Almonte: 11.000 hermanos. Para entrar en la Hermandad hay que cumplir unos requisitos mínimos: nacido en Almonte, casado/a con almonteño o residir en la ciudad marismeña. Aún así, cada año ingresan 200 nuevos hermanos.
Muchas hermandades no tienen tantas limitaciones y las que lleguen deberían encontrarse con los filtros impuestos.
José Joaquín Gil valora el trabajo de las hermandades y dice que precisamente la labor de las de Cádiz está sirviendo de ejemplo de control y comportamiento con la incorporación de sistemas de recogida de basuras e intendencia.
Por otra parte, este año, en la zona de Palacio de Doñana se ubicará al conjunto de hermandades en el mismo sitio. Antes se colocaba cada una en un lugar, entre Pozo de Máquinas y Palacio. Es importante este cambio, pues aquí se concentra el 70% de hermandades que usan esta ruta rociera. Y ahora se pretende intentar lo mismo con las hermandades de Huelva, después del éxito de la experiencia gaditana. Y todo esto ha sido posible "gracias al diálogo y a que las hermandades entienden el respeto al medio ambiente. Por eso han aceptado los cambios".
Desde la Hermandad del Rocío de Huelva, otra de las más numerosas y emblemáticas, también se apoyan las restricciones de los vehículos a motor. Su presidente, Juan Ferrer, recuerda que ya en 2006 se estableció un número de vehículos por hermandad, que se eleva a 188. Y esa cifra es la que maneja Huelva. Ferrer subraya que ya no se pueden llevar todo-terrenos que no vayan asociados a un grupo de personas que haga el camino y además el trayecto entre Gato y la aldea está vetado para los vehículos a motor, que cambian el itinerario rodado hacia la carretera.
Ferrer cree necesario controlar el tránsito rodado porque "es esencial proteger este Espacio Natural" y advierte que todo lo que "se masifica se vuelve incontrolable".
A pesar de la disminución drástica de los incendios, Juan Romero aconseja seguir extremando las medidas de prevención y apuesta por dar un giro a esos denominados "usos y costumbres en el interior del Parque", de tal forma que los romeros que quieran hacer el camino en sus vehículos quads y todo-terrenos utilicen las carreteras y no los caminos que atraviesan la Reserva de la Biosfera.
Durante el período rociero, casi 80.000 personas atraviesan los caminos de las que casi 15.000 lo hacen por el interior de la Reserva. Suficiente impacto para dar una vuelta de tuerca en el autocontrol de las hermandades.