Todo el mundo sabe ya que hay dos Rocíos, el que se celebra en la aldea de Almonte -Huelva- junto a la mágica Doñana. Y el que tiene lugar en el parque vitoriano de Arriaga, junto a la ermita juradera de San Juan, símbolo de la soberanía alavesa, organizado por el centro regional Séneca. María Serena, andaluza de origen, pero residente en la capital alavesa desde hace mucho tiempo, ha estado por primera vez en la aldea almonteña. En su cabeza y en su corazón bullen todavía los ecos del camino desde Villamanrique y la muchedumbre fervorosa y enloquecida por una virgen. «Eso es para no olvidarlo. Y es muy difícil de explicar. Cantas, lloras, ríes. Se sienten cosas que no se pueden comparar con nada porque aquel ambiente te arrastra», cuenta esta romera, que viste traje de flamenca y canta en el coro del Séneca.