En una rendición de cuenta fechada el 10 de octubre de 1823 dice que a Don Juan de Astorga, vecino de Sevilla, se le pide hacer la hechura de unas andas para la Virgen, los costos ascendieron a diez y siete mil reales. El paso era de madera dorada con funda de terciopelo encarnado y estrellas de metal amarillo con dos Ángeles que sostienen el manto. Tenía un techo de forma de templete y una peana que la acogiese en el trascurso de tan agitada procesión. Entrelazadas mediante cadenetas florales, figuraban a sus plantas unas diminutas eolipilas, la versión en madera de aquellos recipientes de luminarias que se prodigan por entre las torres de las iglesias.
Estas andas se realizaron entre 1818 y 1823. En un principio ostentaba de solo 4 varales, pero a mediados del siglo XIX se incorporaron 4 más, regalados por los Duques de Montpensier.
Para la Coronación Canónica de la Virgen del Rocío en 1919 fue modificado revistiéndose de plata el techo y la base de la peana. En 1884 ostentaba unas caídas o bambalinas, que en 1908 un devoto de Isla Cristina dono unas nuevas, quizás se trate del Isleño Manuel Martín Rodríguez. En 1934 la Virgen volvía a estrenar unas nuevas andas realizado por Cayetano González.
Javi el Almonteño