Para muchos, esta medalla es un tanto desconocida en la devoción a la Santísima Virgen del Rocío y más aún si perteneció a la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Ntra. Sra. del Rocío de Almonte. Así es, con motivo de la Coronación Canónica de nuestra Madre almonteña en 1919, en abril de ese mismo año, ante el inminente acontecimiento que se iba a celebrar en junio, el almonteño José Luis Díaz de la Serna, «𝙋𝙧𝙤𝙥𝙪𝙨𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙨𝙚 𝙖𝙙𝙦𝙪𝙞𝙧𝙞𝙚𝙧𝙖𝙣 𝙢𝙚𝙙𝙖𝙡𝙡𝙖𝙨 𝙙𝙚 𝙜𝙧𝙖𝙣 𝙩𝙖𝙢𝙖ñ𝙤 𝙥𝙖𝙧𝙖 𝙦𝙪𝙚 𝙡𝙖𝙨 𝙪𝙨𝙖𝙧𝙖𝙣 𝙡𝙤𝙨 𝙝𝙚𝙧𝙢𝙖𝙣𝙤𝙨 𝙚𝙣 𝙡𝙤𝙨 𝙖𝙘𝙩𝙤𝙨 𝙤𝙛𝙞𝙘𝙞𝙖𝙡𝙚𝙨, 𝙖𝙗𝙤𝙜𝙖𝙣𝙙𝙤 𝙫𝙖𝙧𝙞𝙤𝙨 𝙝𝙚𝙧𝙢𝙖𝙣𝙤𝙨, 𝙥𝙖𝙧𝙖 𝙦𝙪𝙚 𝙙𝙞𝙘𝙝𝙤 𝙙𝙞𝙨𝙩𝙞𝙣𝙩𝙞𝙫𝙤 𝙨𝙚 𝙖𝙙𝙦𝙪𝙞𝙧𝙞𝙚𝙧𝙖 𝙘𝙤𝙣 𝙘𝙖𝙧𝙜𝙤 𝙖 𝙡𝙤𝙨 𝙥𝙧𝙤𝙥𝙞𝙤𝙨, 𝙡𝙖𝙨 𝙘𝙪𝙖𝙡𝙚𝙨 𝙙𝙚𝙗í𝙖𝙣 𝙙𝙚 𝙨𝙤𝙡𝙞𝙘𝙞𝙩𝙖𝙧𝙡𝙤. 𝙄𝙜𝙪𝙖𝙡𝙢𝙚𝙣𝙩𝙚 𝙨𝙚 𝙖𝙘𝙤𝙧𝙙ó 𝙖𝙙𝙦𝙪𝙞𝙧𝙞𝙧 𝙥𝙤𝙧 𝙘𝙪𝙚𝙣𝙩𝙖 𝙙𝙚 𝙡𝙖 𝙃𝙚𝙧𝙢𝙖𝙣𝙙𝙖𝙙 𝙪𝙣𝙖 𝙢𝙚𝙙𝙖𝙡𝙡𝙖 𝙙𝙤𝙧𝙖𝙙𝙖 𝙙𝙚 𝙜𝙧𝙖𝙣 𝙩𝙖𝙢𝙖ñ𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙚𝙨𝙩𝙖𝙧í𝙖 𝙚𝙣 𝙥𝙤𝙙𝙚𝙧 𝙙𝙚 𝙡𝙖 𝙙𝙞𝙧𝙚𝙘𝙩𝙞𝙫𝙖 𝙮 𝙖 𝙙𝙞𝙨𝙥𝙤𝙨𝙞𝙘𝙞ó𝙣 𝙙𝙚𝙡 𝙦𝙪𝙚 𝙨𝙚𝙖 𝙝𝙚𝙧𝙢𝙖𝙣𝙤 𝙢𝙖𝙮𝙤𝙧 𝙚𝙣 𝙩𝙤𝙙𝙤𝙨 𝙡𝙤𝙨 𝙖𝙘𝙩𝙤𝙨 𝙤𝙛𝙞𝙘𝙞𝙖𝙡𝙚𝙨».
Esta medalla orlada con motivos florales y frutales, rematada con corona, donde en la parte central de la misma aparece la Imagen de Nuestra Señora del Rocío vestida iconográficamente sobre una nube con atributos y traje del siglo XIX, replica de la orla central del primitivo simpecado de Almonte, no debió tener una vida muy prolongada, cuando en la década de 1920, se buscó representar ya a la Imagen oficialmente coronada con la nueva presea y ráfagas redondas, adquiriéndose un nuevo modelo de medalla romboidal, que estuvo vigente hasta los años 50. Hoy la ostenta la Hermandad de Moguer.
Esta primitiva medalla de Almonte es utilizada por la Hermandad del Rocío de Triana, donde la Virgen aparece con los atributos orfebres de la coronación.
Muy pocas familias del pueblo aún conservan esta reliquia sin duda histórica. También en los años 20 se realizó la llamada medalla de pandereta, medalla de recuerdo que se vendía en las dependencias del antiguo santuario, donde muchas hermandades filiales la utilizaron al no tener un distintivo propio.
© 𝘑𝘢𝘷𝘪 𝘦𝘭 𝘢𝘭𝘮𝘰𝘯𝘵𝘦ñ𝘰
Nota de Santiago Padilla Diaz de la Serna, Pte. de la Hdad. Matriz
José Luis Díaz de la Serna Quintana, mi abuelo materno, hijo de Angel Díaz de la Serna y de la Corte, promotor, años después, del primer cartel anunciador de la Romería de Pentecostés, en 1935, cuando era responsable de la Comision Municipal de Festejos. Pudo conocer estas experiencias a su paso por el Colegio de los Salesianos de Utrera, donde fue escolarizado a principios del siglo XX con su hermano Ángel. Una orden religiosa muy adelantada en estos temas publicitarios.