Ayer mientras yo dormía soñé que los dos bajaban, sí esos dos angelitos de los que ya os he nombrado alguna que otra vez( Rafael, mi padre, y Nicolás, mi tío).
Y entre sueño y sueño soñé que haciamos el camino los tres juntos con nuestra querida hermandad de Triana y como hicieran antaño me llamaban la atención y me decían: "niño habre los ojos y no te pierdas detalle que en tu vida veras imagen más bonita que el Simpecao de Triana en esta bella mañana paseando por las calles de su barrio".
Y poco a poco me iban hablando de los caminos de entonces, de los de caldo y puchero, de gallinas y de pollos, de palangana y jabón, de andar de gente sencilla…, y la caravana avanzaba por la cuesta "el caracol", y nostros al laito de la rueda de la carreta del Simpecao, y más tarde llegabamos a Castilleja y allí cervecita y unas cabrillas con las que se nos volviamos locos los tres, y después: "niño corre y apura la cerveza que se nos va la carreta y no podemos dejarla sola".
Por la tarde seguiamos caminando en busca de la primera "pará". que por entonces se hacía en Marlo,y nos gustaba escuchar los cantes de los romeros y como llamaban a los bueyes, ¿y por qué no? si se sentía se le cantaba una letra… y cuando llegaba la noche nos poniamos los ponchos, ibamos a buscar leña, encendiamos la candelita y preparabamos la cena y después de la cena vamonos a rezarle un ratito a la Chiquitita, y empesaba a llegar gente que se apiñaban junto al Simpecao, y de pronto un toque de guitarra y la voz de un todavía no tan famoso Soto le cantaba una sevillana que hacía llorar de pena y más tarde el coro le rezaba la Salve y así poco a poco se fue colando la amanecida y escuchamos a Carmerlo que nos llamaba para el alba. Tocaba recoger los trastos, levantar campamento, desayuno pa reponer fuerzas y corriendo los tres juntos a escuchar misa de alba y a seguir caminando al lado de la carreta, y el Viernes por la mañana se cruzaba el Quema y mas tarde se entraba en Villamanrique y se hacía la presentación ante nuestra ilustre madrina la Hdad de Villamanrique. Después se continuaba la marcha hasta el sesteo que se hacía cerquita de la raya y allí mi tío y mi padre después de comer echaban un coscorrón para reponer fuerzas y yo les gastaba bromas de niño y me decían: "niño vete a darle morcilla a tu madre y a tu tía y dejanos dormir", y por la tarde dura tarea la de cruzar toda la Raya, los pañuelos que anteriormente iban al cuello se usaban para protegerse del polvo, y la estampa preciosa de la carreta del Simpecao envuelta en un nube de polvo con los rayos declinantes del sol reflejandose en la plata, y se rezaba el rosario y los tres nos abrazabamos emocionados y no podíamos contener las lágrimas, y a eso de la anochecida Triana llegaba a Palcioo donde haciamos noche, y que noche más mágica la de Palacio…
Al día siguiente sabado muy de mañana se cruzaba lo que los trianeros nombramos la "Raya Chica", y la gente emocionada porque sabían que apenas quedaban horas para ver a la Señora, y se cantaba y se reía y todo era alegría y nosotros emvueltos en ese ambiente tan rociero llegamos hasta el Ajolí donde la gran marea de rocieros con cinta verde en los sombreros enloquecían por ver a su Madre… Pero cuando estaba en el Ajolí miré de pronto a los lados y vi que ellos no estaban, levante la vista al cielo y a lo lejos vi dos ángeles que volando se alejaban… Me desperté sin consuelo con una lágrima en la cara y al rato comprendí que había soñado el camino que nunca pude hacer junto a los dos.
Pocito (Miembro del Foro del Rocío)