CAMINO DE CANCIONES, mi homenaje en la última Hoja de la Hermandad Matriz al catedrático Murga Gener, a su trabajo del mismo título, y a todos los que han hecho de las sevillanas, (compositores y letristas,….) una manera de rezarle a la Virgen y de dignificar los cultos rocieros…… subrayando también su carácter de notario (me refiero a las sevillanas) fidedigno de la fe rociera.
CAMINO DE CANCIONES.
La riqueza del cancionero popular del Rocío es inconmensurable. Lo es en profundidad y hondura poética y espiritual, hasta el punto de ser el lenguaje habitual de los rocieros para rezarle a Dios; como lo es desde el punto de visto geográfico, manifestación de su extensión en el territorio, que le confieren la enriquecedora perspectiva de la diversidad; pero lo es también en el reflejo de una infinidad de vivencias, tan variadas y profundas; y lo es, en fin, en su calidad de testigo o notario fiel de la historia rociera. De la menuda y anecdótica, y de la gruesa y trascendente. En el ha quedado sellado a lo largo del tiempo la finura, el ángel y las intuiciones del pueblo andaluz, o del que está próximo a su ámbito de influencia, su fuerza y personalidad. Su musa ha sacado del anonimato nombres de personas, sitios, ritos, pensamientos, momentos,…..y ha sublimado como hilo conductor y denominador común, la devoción sencilla a la Reina de las Marismas, con sus diversas invocaciones y su significado en la obra del Redentor, enalteciendo el lugar singular donde habita, impregnado de todos los atributos que lo sitúan como la mismísima puerta del cielo.
Cada Rocío es diferente como nos atestigua su largo repertorio de sevillanas, y este del 2016, que nos ha dejado tantas imágenes verdaderamente épicas del afán sobrehumano de las hermandades y sus romeros por alcanzar su meta en la aldea almonteña, en circunstancias meteorológicas tan difíciles y adversas, nos barrunta un aluvión de nuevas letras. Las que nos han dejado y nos dejarán constancia del sufrimiento, del sacrificio, de la fe, o de aquel lance más o menos accidental o intencionado que dibujó la sonrisa de todos, en un clima de fraternidad y complicidad. Muchas se cantarán en la Romería de 2017.
Es evidente a estas alturas de que acertaron los padres conciliares del Concilio Vaticano II (1962-1965) con abrir la liturgia de la Iglesia a la cultura de los pueblos; de incorporar a los ritos sagrados los cantes modulados por la tierra y el corazón de los hombres de cada sitio y lugar. ¿Se imagina el lector unas celebraciones litúrgicas rocieras sin el acompañamiento de la música que se hace aquí en el sur?. Así lo intuyó ya Muñoz y Pabón en hora tan temprana, cuando en 1919 compuso aquellas bellísimas seguidillas a la Virgen del Rocío para adornar su solemne Coronación, convertidas en himno universal de la fe rociera; o las hermanas Pulido, que celebraron aquel tiempo eclesial nuevo con algunas de las letras y melodías más bellas que se han compuesto a la Blanca Paloma, o los Pareja-Obregón, Fernández-Jurado, o el recientemente fallecido padre Quevedo,… y tantos, y tantos otros.
Y nos lo confirmó cumplidamente en un excelente y memorable. ensayo que está cumpliendo veinticinco años de su primera edición, el recordado José Luis Murga Gener, el que fuera catedrático insigne de derecho romano de la Hispalense: “La poesía, la belleza, la música callada, la soledad sonora fueron la puerta de entrada del mundo divino del espíritu. Luego vino todo lo demás. En el aire los cantares rocieros, todo parece flotar en él: flores, luces, aromas y canciones (…). Un nuevo modo de religiosidad limpio sin aristas entra en el alma …”. Y así, tirando de letras populares de sevillanas y sistematizando su sentido y significado nos hizo un tratado de erudición sobre El Rocío, regalándonos con sus imponderables recursos y conocimientos históricos, religiosos y culturales, un modo tan sugestivo y acertado de interpretar y explicar el Rocío, como un camino de canciones.
Santiago Padilla