Villamanrique de la Condesa, antigua villa de Mures, está relacionada íntimamente con el Rocío desde sus mismos orígenes. Veinte monteros reales de Mures acompañaban al rey Alfonso X, el Sabio a los Cotos de Lomo de Grullo y Las Rocinas desde 1253; uno de sus vecinos, Gregorio Medina, que halló, entrado el siglo XV de la Encarnación del Verbo, la imagen de la Virgen del Rocío; los primitivos caminos del Rocío los roturó su Hermandad, la más antigua; entrañables historias boyeros y tamborileros manriqueños, y hoy el impresionante “Paso de las Hermandades” por el pueblo, que es “Fiesta de Interés Turístico de Andalucía”.
Todo esto, unido a su rica historia, está condensado en el Centro de Interpretación Etnográfica “Camino del Rocío”, que la Primera y Más Antigua Hermandad del Rocío con la colaboración del Ayuntamiento de la villa y la Junta de Andalucía han creado el Museo más importante del Rocío.
EL EDIFICIO
El lugar que ocupa “Museo del Camino del Rocío” es el solar donde se ubicaba la Ermita de Santiago, primer templo cristiano de la villa de Mures, erigido tras la conquista cristiana por los caballeros de la Orden de Santiago en el año 1253. Todavía, “en el año 1604, el Visitador de la Orden de Santiago, don Antonio de Figueroa y el Licenciado Juan Martínez Daza giran una Visita a la antigua villa de Mures”, según se recoge en el Archivo Histórico Nacional, Órdenes Militares, Uclés, “Libro de Visitas” 1.015 – C (1604) fols. 84 r. -85 v. lo siguiente: “Continuando la dha Visita parece que la hermita de Santiago esta como tres tiros de ballesta della; es una hermita de una nave sobre tres arcos de ladrillo y se a hecho una nave e Paredes al cabo de la dha hermita;”. (2)
Se ubicaba la antigua Ermita a “tres tiros de ballesta” del centro de la villa de Mures, en la llamada “calle Ermita de Santiago” (actual calle de Santiago), rotulada así por los propios caballeros de la Orden. Existieron en la villa de Mures hasta tres calles dedicadas al Apóstol y Titular de la Orden de Santiago, la ya mencionada “calle Ermita de Santiago”, actual calle Santiago; “calle de la Encomienda de Santiago”, actual calle Encomienda y “calle Concejo de Santiago”, actual calle Concejo. Delante de su puerta iba colocada una cruz, especie de crucero, que se llamó “Cruz del aculadero”. A esta zona, actual plaza del Tamborilero” se le conoce popularmente como “el aculadero”.
Perdida la memoria de la antigua Ermita de Santiago, se construyeron en su lugar una serie de viviendas, cuyo plano, sin embargo, apenas fue alterado por el paso del tiempo, conservándose a través de los siglos una cruz de hierro, llamada “Cruz del aculadero”, que presidía la fachada principal de una de estas viviendas.
Pasados los años la Junta de Gobierno de la Primera y Más Antigua Hermandad del Rocío buscó en los años sesenta del siglo XX como Casa-Hermandad una de las viviendas construidas sobre el antiguo solar de la Ermita de Santiago. En los años ochenta del siglo XX, se amplió la Casa-Hermandad con otras nuevas dependencias y en el año 2005 se emprendió la gran tarea de la construcción de una nueva Casa-Hermandad, que albergase también las dependencias del “Museo del Camino del Rocío”. La obra se encargó al arquitecto manriqueño, don Javier Carrasco Sáinz, y fue costeada en colaboración con el Ayuntamiento de la villa y la Junta de Andalucía.
El Museo manriqueño del “Camino del Rocío” ha sido montado por el Catedrático, don Antonio J. López Gutiérrez, y consta de una serie de stand en los que se muestra la historia de Villamanrique de la Condesa y el Rocío, y de las comarcas del Aljarafe y Doñana. Fue inaugurado por el Consejero de Turismo, Comercio y Deportes, don Luciano Alonso, el 24 de febrero de 2012 y bendecido por el Obispo Auxiliar de Sevilla, don Santiago Gómez Sierra el 17 de mayo de 2012.
DE MURES A VILLAMANRIQUE DE LA CONDESA
Los actuales lugares de Chillas, Gatos, los Montes, el núcleo urbano de Villamanrique y todo su término municipal están llenos de yacimientos y fósiles arqueológicos, algunos de los cuales, como fósiles, “pondus”, hacha pulimentada, cerámica pintada etc… se muestran en el Museo. El primitivo nombre de la villa está relacionado con la palabra tartésica “murex o murena” y ya en época tartésica se la conoció con el nombre de “Mures”. Y tartésica es una hermosa inscripción grabada sobre piedra conocida como “La Estela de tartésica de Villamanrique”, depositada en el Museo Arqueológico de Sevilla, de la que se expone una copia realizada por el taller de artesanos “Luca della Robbia” de Gelves. La actividad en la villa de Mures perdurará durante la época romana de la que se muestran una basa de columna, tégula romana de gran tamaño y plato y gran cantidad de cerámica de “terra sigilata”.
Tras la dominación musulmana, Alfonso X, el Sabio, que había heredado veinte Monteros reales en Mures, donó parte de estas tierras a Pelay Correa, maestre de la Orden de Santiago. Asistimos a las primeras ventas de propiedades a favor de don Iñigo López de Orozco y posterior donación a su esposa Teresa Pérez, confirmadas por sendos privilegios rodados de Sancho IV y Fernando IV de los que se muestran en el museo tres documentos, la relación de los veinte monteros reales, un privilegio rodado de Sancho IV y la existencia de una Cofradía en 1388.
A comienzos de la Edad Moderna, la jurisdicción de Mures pasó al duque de Béjar, Don Francisco de Zúñiga y Guzmán y el rey Felipe II creó el marquesado de Villamanrique para la persona de Don Álvaro Manrique de Zúñiga, pasando la villa a denominarse, a partir del 24 de marzo de 1577, Villamanrique de Zúñiga, según lápida del palacio real manriqueño, que se reproduce en el museo. Tras la abolición de los señoríos en 1837, el Duque de Montpensier adquirió en 1850 el Palacio real de de la villa y gran cantidad de terrenos entre Gatos y la aldea del Rocío. Por Real Decreto de 27 de junio de 1916 cambió, de nuevo la villa su nombre por el actual, Villamanrique de la Condesa, en honor a la hija primogénita del Duque de Montpensier, S. A. R. Doña María Isabel Francisca de Asís de Orleáns, condesa de París.
EL ENTORNO GEOGRÁFICO
Villamanrique de la Condesa se encuentra situada en el extremo suroccidental de la provincia de Sevilla, en linde con la provincia de Huelva, rodeado de topónimos rocieros, Gatos, Raya Real, arroyo del Ajolí… Su paisaje muestra la transición entre al aljarafe sevillano y las marismas del Bajo Guadalquivir, ocupando buena parte del ámbito del Parque Natural del Entorno de Doñana. En sus campos se cultivan: olivos, viñedos, cereales y frutales. La tradición cazadora de esta antigua villa tiene su arraigo en la riqueza cinegética que presenta la zona, en especial: ciervos, jabalíes y patos; y en la defensa de otras especies en peligro de extinción como el lince ibérico, que viven al resguardo de grandes extensiones de eucaliptos, encinas, alcornoques, pinos y marismas.
VILLAMANRIQUE Y LA CASA REAL
La antigua villa de Mures y más tarde Villamanrique de la Condesa, mantuvieron siempre una especial relación con la monarquía española. Desde el siglo XIII, el rey Alfonso X, el Sabio heredó en la villa a veinte Monteros Reales que le acompañaban en sus jornadas de caza por los cotos de Lomo de Grullo y Las Rocinas, convirtiendo posteriormente en “Sitio Real”, que acogía en su palacio a muchos miembros de la Casa Real española. Fruto de esta relación de la Casa Real con la villa nació la vinculación con su Primera y Más Antigua Hermandad del Rocío. Sería S. A. R. el Duque de Montpensier quién en el año 1851 otorgó a la corporación manriqueña el título de Real. Años más tarde, el 15 de marzo de 1911, S. M. el rey Don Alfonso XIII ratificó este primer título Real en el palacio de Villamanrique, Este monarca, como hicieron sus antecesores, visitó en varias ocasiones la villa, asistiendo a los actos organizados por la Hermandad. Asimismo desde el día 8 de noviembre de 1985 la primera Hermandad del Rocío recibió el título de “Imperial”, concedido en su palacio de Grâo-Parà por S. A. I. Don Pedro de Orleans y Bragança, Jefe de la Casa Imperial de Brasil. Esta estrecha relación de la Casa Real Española con Villamanrique y el Rocío la recuerda en su libro autobiográfico, “Yo, María de Borbón”, S.A.R. Doña María de las Mercedes, Condesa de Barcelona y madre de nuestro augusto Monarca, con las siguientes palabras, “Pero hay algo de lo que tampoco me olvido, que era una de nuestras ilusiones del año: El Rocío. En la Casa (Real) hay tradiciones andaluzas desde hace más de un siglo, desde tiempo de los bisabuelos Montpensier. Villamanrique, que sólo está a 19 kilómetros del Rocío, tiene la Hermandad Más Antigua y toda la Familia ha estado orgullosa de de pertenecer a ella. Todavía ahora paran allí las Carretas que van de Sevilla y del Aljarafe”. (3)
Entre las insignias reales más significativas expuestas en el Museo están el Banderín de la Casa Real, bordado por Juan Miguel Béjar y Micaela Reyes en 1925. El banderín del Hermano Mayor y la antigua bandera de la Hermandad en las que se representan los títulos más significativos. Y vara de acompañamiento del Simpecado que data de 1632.
EL ANTIGUO SIMPECADO DE LA HERMANDAD DEL SIGLO XVI.
El antiguo Simpecado, conocido como “Simpecado Viejo”, es una de las joyas y pieza principal que se exhibe en el Museo. Se trata de un primitivo estandarte el siglo XVI, en forma de bandera cuadrilonga, realizado en terciopelo de color rojo, cuya parte central aparece ocupada por una hermosa pintura de la Virgen del Rocío, la más antigua que se conoce de la citada imagen. Junto al óvalo de la pintura e puede observar un paisaje idealizado donde aparece la primitiva Ermita, una serie de personajes vestidos a la usanza de la época renacentista, un pilón a modo de abrevadero del ganado y una serie de carros todavía sin cubrir. Sobre la peana de la Virgen aparece una cartela del donante: Juan Ponce de León, Hermano Mayor, “a devoción suya y de varios devotos”. Modernamente se ha restaurado en 1979 por la bordadora manriqueña, María de los Ángeles Espinar, y en 2001 por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico.
HALLAZGO DE LA IMAGEN DE LA VIRGEN POR EL CAZADOR MANRIQUEÑO GREGORIO MEDINA
La Imagen de la Virgen del Rocío fue ocultada como otras muchas imágenes en la Edad Media española para preservarla del “sarraceno furor”, permaneciendo oculta durante muchos años hasta que, “Entrado el siglo XV de la Encarnación del Verbo”, el cazador manriqueño, Gregorio Medina, hallándose en el lugar conocido como “La Rocina” se percató ante los insistentes ladridos de sus perros, que en la “chueca” de un milenario acebuche y casi tapado por las ramas encontró una pequeña efigie de la Virgen María. El cazador pretendió llevarla consigo, pero convencido de las dificultades que le podían sobrevenir, la volvió a colocar en su lugar, dando cuenta de ello a los cercanos vecinos del pueblo de Almonte. Posteriormente, a este lugar se acercaron vecinos de Almonte y de Villamanrique para venerar a la Virgen. La posesión de la imagen se resolvió mediante dos yuntas de bueyes para que por su fuerza decidieran en qué pueblo se debería quedar la imagen. Los bueyes no avanzaron en dirección alguna y por ello le edificaron una ermita en el lugar de su aparición.
VILLAMANRIQUE, PUERTA Y ANTESALA DEL ROCÍO
Una buena parte de las Hermandades que peregrinan a la aldea del Rocío, procedentes de Sevilla, Córdoba, Jaén, Granada, Málaga y Almería y otras de provincias más lejanas como Valencia, discurren por antiguos los antiguos caminos y veredas manriqueños, que les conducen desde Villamanrique de la Condesa a los cotos de Lomo de Grullo y las Rocinas. En la puerta de la Parroquia de Santa María Magdalena, la Primera y Más Antigua Hermandad recibe a todas las Hermandades que transitan por sus calles y plazas. A los pies de los siete escalones de acceso a la Parroquia, los carreteros trabajan con sus yuntas de bueyes para iniciar la subida y presentarse ante la Hermandad manriqueña. Cuando esto acaece, las manos y los botos de los romeros se funden en un esfuerzo para acercar su carreta al Simpecado de la Hermandad. ¡Estamos en las puertas del Rocío! La Junta de Andalucía declaró “Fiesta de Interés Turístico y el Museo recoge un apartado de tan interesante fenómeno del camino rociero, cantado por múltiples sevillanas y fandangos,
“Tiene Villamanrique
siete escalones
donde suben los bueyes
entre oraciones
Cancelín de la gloria
puerta del cielo
no hay pueblo en el mundo
más rociero”.
EL MADRINAZGO DE HERMANDADES ROCIERAS
Como en tantas cosas del Rocío la Primera y Más Antigua Hermandad, ha sido la pionera en el Amadrinamiento de Hermandades, un rito antiguo que inició en 1814 la Hermandad de Villamanrique cuando Amadrinó y presentó por primera vez ante la Blanca Paloma de las Marismas a la Hermandad del Rocío de Triana. Este hecho, acaba por establecer una relación y vínculo muy especial entre la Hermandad Madrina y Ahijada. Con el paso de los años las Hermandades amadrinadas por Villamanrique de la Condesa son las siguientes: Hermandad de Triana (1814). Hermandad de Benacazón (1916). Hermandad de Bollullos de la Mitación (1949). Hermandad de Sevilla (El Salvador) (1951).Hermandad del Puerto de Santa María (1959). Hermandad de Jaén (1983). Hermandad del Cerro del Águila (1987). Hermandad de Sevilla-Sur (1987). Hermandad de Santiponce (1990). Hermandad de Carmona (1991) y Hermandad de Tomares (1996). Las medallas de estas once Hermandades Ahijadas aparecen en el Museo prendidas en las manos de un pastorcito, vestido de ángel, que las porta unida a la de su madrina Villamanrique de la Condesa.
LA CARRETA DE PLATA
La actual Carreta de Plata que porta el Simpecado manriqueño a la aldea del Rocío, fue realizada entre 1968 y 1972, por el orfebre sevillano, Jesús Domínguez Velázquez, según dibujos de Juan Márquez Fernández, inspirados en la antigua carreta de madera. Fue bendecida en la Romería del Rocío de 1972 y contó con la presencia de la Reina Doña Sofía, entonces Princesa de España.
Montada sobre seis columnas con capiteles corintios, la carreta descansa sobre seis arcos de medio punto, que se adornan con cortinillas de plata caladas con fondo rojo. La parte superior termina en una cornisa clásica con ovas, rematada con una amplia crestería de escudos y ángeles. En la parte frontal, lleva el escudo de la Hermandad y en la posterior el escudo de Villamanrique de la Condesa. Los laterales representan los escudos de las Hermandades de Triana, Sevilla, Bollullos de la Mitación y El Puerto de Santa María. Los faldones primitivos llevaban en sus laterales, los escudos de las hermandades ahijadas; en el faldón frontal la leyenda del hallazgo de la aparición de la imagen; y en la trasera la alegoría a la fundación del Rosario por Francisco Bedoya Béjar, Hermano Mayor de la Hermandad. Todos ellos fueron sustituidos en 2006 por otros realizados por Manolo de los Ríos con motivos florales y uvas. La Carreta de plata se muestra en el Museo rodeada de un gran mural compuesto por numerosos peregrinos andando a través de la Raya Real. La acompañan, además, un juego antiguo de frontiles, esquilas y fajas de los bueyes.
LOS BOYEROS O CARRETEROS MANRIQUEÑOS
Villamanrique de la Condesa es tierra de fundamentalmente de agricultores y cuna de grandes carreteros en las labores agrícolas y luego para tirar de las engalanadas carretas que portan los Simpecados que se dirigen al Rocío. La tradición señala que innumerables hermanos cumplen la promesa de llevar al Rocío la Carreta de su Hermandad, hombres y mujeres, fieles capataces para dirigir los antiguos toros del rey tartésico Gerión. El Museo no podía ser menos que mostrar una amplia galería de fotos de carreteros y carreteras manriqueños con sus aperos y enseres propios, y una relación de carreteros desde el año 1943.
CARRETA DE MADERA DE 1932
Villamanrique de la Condesa fue la primera hermandad que construyó una Carreta-Templete para portar su Simpecado hasta el Rocío. Sería en el siglo XVIII cuando la Hermandad del Rocío de Villamanrique creó la primera Carreta del Simpecado, llamada de “Cajón” y más tarde, en 1932, el ebanista manriqueño, don José Cabello realizó otra Carreta de madera que se exhibe en el Museo.
FUNDACIÓN DEL ROSARIO DEL ROCÍO
El protagonista de tan relevante suceso fue, Francisco de Paula Bedoya Béjar, Hermano Mayor de Villamanrique quién acompañado de todas las hermandades rocieras del momento y el pueblo entero de Villamanrique, fundó un Rosario que, en la noche previa a Pentecostés, recorrió las calles de la aldea del Rocío. Como testimonio de este hecho histórico, la Primera y Más Antigua Hermandad del Rocío de Villamanrique, guarda en sus archivos una bella inscripción con el texto íntegro de la esta fundación y un retablo de cerámica en el Museo. El texto de la lápida del Museo de la Fundación del Rosario del Rocío dice: “El fundador que acordó que todas las Hermandades acompañaran al Santo Rosario de la Parroquia, fue el Hermano Mayor de Villamanrique, Francisco Bedoya Béjar, que invitó a todos los hermanos mayores, y viendo que era un mérito grande para esta función, todos acompañaron con las insignias con mucha alegría y fervor, diciendo viva nuestra Madre del Rocío.- Que quedará establecido para eterna memoria de el año 1887”. (4)
“EL ROCIÍTO” O ROCÍO DE LOS NIÑOS.
Desde tiempo inmemorial se celebra por las calles y plazas de Villamanrique de la Condesa "El Rociíto" o Rocío de los Niños. Es como la Romería de la Hermandad en pequeño, con su Carreta del Simpecado, tamborilero, cohetero, carreteros y gran cantidad de peregrinos andando. En el Museo, gracias a la donación de don Maximino Mateos de la Rosa, guarda, restaurada la primitiva Carreta del Simpecado del Rociíto de los niños que data al menos de 1919.
CUNA DE LOS MEJORES TAMBORILEROS
Otro oficio exportado y de pura esencia manriqueña es el de tamborilero. Una figura, la del tamborilero, que llegó a la villa de Mures en la baja Edad Media con otros tipos de música y que hoy se convertido en una hermosa tradición que hay que conservar y valorar en Villamanrique. La música del tamboril y la flauta aparecerá ya plenamente incorporada a todos los actos la Romería del Rocío, mucho más tarde, en el siglo XVIII. Esta rancia costumbre y tradición, trasmitida de padres a hijos en Villamanrique de la Condesa, suponen hoy un auténtico arte de dar un son al tambor y a la gaita con un deje especial que sólo los tamborileros manriqueños saben hacerlo. Una auténtica legión y cantera inagotable de grandes maestros, que se inició con el gran Curro el de Villamanrique, que cuenta con un importante apartado en el Museo donde muestran su gaita y su tambor y el Ángel Tamborilero, que preside la Carreta de plata.
EL ARTE DEL BORDADO DE LOS MANTONES DE MANILA
A finales del siglo XIX se introdujo en Villamanrique el arte del bordado de los mantones de Manila, que durante muchos años empleó a gran cantidad de mocitas manriqueñas. Por ello el Museo muestra un stand dedicado a una actividad artesanal típicamente manriqueña como son los mantones de Manila, representados en la maestra doña María de los Ángeles Espinar, medalla de plata a las bellas artes.
SALA DE PROYECCIONES Y PANTALLAS TÁCTILES
El Museo se completa con una sala de proyecciones donde se exhiben películas y grabaciones de la Hermandad. Asimismo cuenta con dos pantallas táctiles donde se pueden visualizar al instante los documentos más antiguos e interesantes del Rocío.
Juan Márquez Fernández
NOTAS:
1º) “Un Museo para el pueblo rociero”. Diario ABC, 25 de febrero de 2012.
2) Archivo Histórico Nacional, Órdenes Militares, Uclés, “Libro de Visitas” 1.015 – C (1604) fols. 84 r. -85 v.
(3) González de la Vega, Javier: “Yo, María de Borbón”. El País Aguilar. Madrid, 1995.
(4) Archivo de la Primera y Más Antigua Hermandad del Rocío de Villamanrique.