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Tema: UNA CASA EN EL ROCIO (Leido 18 veces) |
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victoria
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UNA CASA EN EL ROCIO
« fecha: 09.12.04 a las 12:21:43 » |
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Gracias Madre Bendita
Siempre Gracias
En el salón de la casa hubo candela, es cierto que la casa nunca se termina, que siempre está en continua construcción, es tan especial esta casa que aunque se esté en obra, no hace frío, que aunque no haya secado el yeso de las plantas de arriba que el hace un rato habían dado las paletas del último visitante de la casa, no se siente la humedad, no se tiene esa sensación de desazón.
La casa vive, vive en todos los corazones que con sus manos y sus sonrisas la hacen más grande cada día, todos los días se hace algo de labor, un trabajo diferente y un oficio distinto entra cada día en la cuadrilla.
En estos días, todos, todos, los que han estado y los que no, han cogido aliento, Ella nos lo ha dado. Todos hemos cogido esas fuerzas que como hilo conductor nos da la reja, nos da Su mirada, nos dan sus manos y Su presencia.
Ha sido maravilloso, un lazo blanco hecho de tiras de amistad y fe, cada vez mas alto, cada vez más brillante, ondeando al viento de la aldea.
Puede estar mejor hecha la cocina? Siempre se puede hacer mejor, pero esa hornilla que da calor en la noche y hace la comida de todos, funciona bien, .... hay que echarle carbón, y puede funcionar mejor, pero funciona bien... esa es la verdad.
A todos los que han asistido a la convivencia, los que aún no estando alojados en la casa de Rociana, que servía de “cuartel central”, han pasado a dar un abrazo, a dar un beso, a tomar una cervecita, a vivir en armonía... muchas gracias, sé que hay algunos que aunque se han pasado, no hemos visto... pero gracias también. A todos los que no han tenido presencia física pero su corazón ha latido junto a los de los demás, también gracias, porque esos latidos sirven para que otra cinta blanca cuelgue del lazo.
A Ella, Reina de la casa, Pastora de este tu rebaño, nunca se ponen las gracias suficientes en los labios, nuca se da ni la mínima parte de lo que se recibe, nunca. Permítenos, Madre Bendita, seguir caminando, enderezar el paso que se tuerce en nuestros pies, ayudar al que no ha aprendido a caminar, y gozar más del dar que del recibir.
Esta humilde casa, ya poblado, donde de colores se pintan las fachadas, y un lazo blanco ondean en sus campanarios, a ti te lo ofrece Madre.
Gracias Madre
Gracias amigos
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