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Tema: SE CUMPLIRÁN 9 AÑOS... (Leido 432 veces) |
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pocito
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 Viva la Virgen del Rocío
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SE CUMPLIRÁN 9 AÑOS...
« fecha: 22.04.09 a las 17:28:10 » |
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SE CUMPLIRAN NUEVE AÑOS… Sí Señora, cuando ya Mayo esté casi diciéndonos adiós llegará la hora en que los miles de romeros se echen a los caminos desde los distintos pueblos y ciudades de este país de la piel de toro. Pero yo un año más, y ya serán nueve años, me quedaré sin hacer el camino con mi querida Hermandad de Triana. Rocío tú sabes los motivos de mi larga ausencia en los caminos, igual que tú sólo sabes cuando veré mi sueño cumplido de volver a los caminos para ya intentar no abandonarlos más. Fue por el año 2001 cuando hice mi último camino con Triana, ha llovido algo Señora. Tú sabes que ese camino no fue fácil para mí, pues ni hacía tres meses que había perdido a uno de los pilares más importante de mi vida, el otro se había ido once años antes. Me eche a los caminos, lleno de rabia y dolor ya que no entendía porque en un periodo de tiempo tan corto había perdido tanto, incluso llegue a reprocharte a ti mi Madre bendita, ya que no encontraba ninguna explicación lógica. Ho y con la madurez de los años y viendo las cosas desde la distancia, me doy cuenta de lo injusto que fue mi comportamiento, ¿quién soy yo parta demandar ninguna explicación a esa divinidad que bajo desde los cielos para quedarse en Almonte? Tú sabes Rocío que me he arrepentido de ese comportamiento una y mil veces. La razón de escribir estas letra es la necesidad de refrescar los recuerdos de aquel camino que ya queda tan lejos, la de reforzar mi fe pues los recuerdos, vivencias y recuerdos empiezan a difuminarse en mi mente. Sí Señora, se cumplirán nueve años des de aquella última noche de martes en la que los nervios me atraparan y no me permitieran dormir porque a la mañana siguiente salía desde Triana para acompañar a mi chiquitita hasta la aldea almonteña, siempre al lado de la rueda derecha de esa majestuosa carreta de plata que la cobija. Sí Señora, se cumplirán nueve años desde aquella mañana de miércoles donde el barrio de Triana lucía con más esplendor si cabe, desde aquella última misa de romeros antes de salir para el Rocío donde la cara de todos los trianeros brillaba de felicidad, desde aquel último abrazo que te daba uno de los rocieros que ese año no podían ir, y con lágrimas en los ojos te hacía entrega de su medalla para que la llevaras en tu pecho junto a la tuya, desde la última vez que mis ojos vieran como entronizaban el Simpecado en su carreta cincelada en plata. Sí Señora, se cumplirán nueve años, desde aquella última vez que desde lo más alto de la cuesta del caracol, volviera mi vista atrás para contemplar la belleza de esa hilera de carretas dejando atrás la ciudad soñada Sevilla, desde aquella llegada a Castilleja, donde junto a un puñado de buenos amigos, parábamos a tomar una cerveza con unas cabrillas y contábamos las emociones vividas a lo largo de esa mañana de miércoles. Sí Señora, se cumplirán nueve años de esa primera caída de la tarde donde el corazón te daba un vuelco porque la primera noche de camino se aproximaba y estabas ansioso de ella, de los últimos cantes delante del Simpecado en la “pará”, donde infinidad de peregrinos le rezábamos cantando a la Reina de los cielos. Sí Señora, se cumplirán nueve años desde aquella última vez que me desperté con el sonido del tamboril y la flauta, con el trinar de los pájaros y con el eco ronco de los últimos cantes de aquellos que habían apurado la noche hasta que les sorprendió el amanecer. Sí Señora, nueve años desde la última misa entre los pinos oliendo a jara y romero donde el pan era más pan y el vino era más vino, sin ver como poco a poco el campo le iba ganando terreno a lo urbano, donde se empezaba a respirar aire puro y donde el peregrino se sentía como en casa. Sí Señora, nueve años ya sin poder cruzar el Quema, ese río que para los rocieros es su particular Jordán, porque es allí donde reciben su bautismo rociero aquella vez primera que hacen camino, ese bendito río, donde cuando tenía tan sólo siete años, me bautizaran con el nombre de potrillo marismeño, mis dos ángeles del cielo, mi padre Rafael y mi Tío Nicolás. Sí Señora, se cumplirán nueve años sin compartir con los que iban al lado de la carreta un cigarro, una cerveza o aquello que cada uno tuviera en su mochila, sin sentir cada pisada, sin ver como los bueyes a paso lento iban poquito a poco ganando camino, sin ver como el carretero hacía un trabajo impecable y como hacía su camino particular, ejemplo de buen peregrino. Sí Señora, se cumplirán nueve años sin amarrarme el pañuelo al comenzar la Raya para que el polvo no endureciera más el camino, sin ver como los arenales más duros del camino si caminaba a tu lado no eran nada, sin apartarme durante un rato de camino en la Raya de la carreta para contarte mis cosas y encontrar esos momentos de soledad en el camino que todos necesitamos en algún momento, sin divisar a lo lejos la silueta del Palacio, sabiendo que ya lo más duro de la Raya había pasado y que como recompensa me esperaba una hermosa noche bajo las estrellas de Palacio. Sí Señora, se cumplirán nueve años desde la última amanecida de una mañana de sábado en la que te levantabas loco de alegría porque era cuestión de pocas horas el estar junto a Ella, mañana en la que se te hacía interminable la Raya chica porque no veías el momento de llegar a las puertas del mismo cielo, el puente del Ajolí. Si Señora, se cumplirán nueve años desde aquella vez que mis ojos lloraran al escuchar como todos los peregrinos entonaban: “A merecido la pena llegar hasta aquí, por que el camino es largo hasta el Ajolí… “, desde la última Sevillana que le cantara a la carreta cuando estaba en mitad del puente. Sí Señora, se cumplirán nueve años, desde que por última vez llegara a las puertas de tu Ermita con mi gente de Triana y su carreta, para presentarnos ante ti con esa plegaria conocida ya por todos los rocieros: “Aquí estamos otra vez, para decirte que te queremos otra vez…”, nueve años desde que una vez rezada la salve y hechas las presentaciones mi carreta se marchaba hacia su casa hermandad al son de sevillanas y plegarias cantadas como sólo el barrio de Triana sabe cantar. Si Señora, se cumplirán nueve años desde que pasara mi último fin de semana del Rocío en la aldea yendo y viniendo de la casa a la ermita, de la ermita a la casa, porque por muchas veces que fuera a verte y charlar con tigo, todas me parecían pocas, desde la última vez que me agarrara a tu reja y rompiera a llorar como un niño, desde la última vez que me sentara en un banco de la Iglesia siendo tu romería dándome igual que pasaran las horas y las horas porque cuando te miraba cara a cara encontraba toda la paz de este mundo y el remedio a todos mis problemas. Sí Señora, se cumplirán nueve años desde la última misa en la mañana del domingo a la que asistiera, esa misa donde el altar era el mas hermoso de los altares, el que se hacía con los simpecados de todas sus hermandades, desde que viviera esa tarde de domingo de Pentecostés con nervios, porque la hora de verla a Ella en la calle en hombros de su pueblo parecía que nunca iba a llegar, los minutos se hacían horas y las horas días. Sí Señora, se cumplirán nueve años desde el último Rosario al que asistiera lleno de tu gracia de fervor mariano, donde los rocieros hacían más firme su fe, donde se veían imágenes bellísimas a la luz de las luminarias. Sí Señora, se cumplirán nueve años desde aquel salto de la reja que presencié, donde tu pueblo almonteño, lleno de amor y de fe, no pudo aguantar más y se fue en busca tuya para compartir su tesoro más preciado con miles de personas, donde mis ojos se inundaron de lágrimas y donde encontré la respuesta a todas las dudas con las que había emprendido ese camino, todas mis respuestas las encontré en tu mirada. Sí Señora, se cumplirán nueve años desde la última vez que después de tu procesión fuera a decirte adiós ya que no podía hacer el camino de vuelta, donde la pena dejarte atrás me ahogaba pero a la misma vez me hacia fuerte el saber que me volvía lleno de tu gracia y que sólo si me apoyaba en la fe vencería todos los obstáculos del camino. Por todo ello Señora, ahora que se cumple nueve años desde el último camino y que los recuerdos ya son muy difusos quiero pedirte que me sigas alimentando con la fe y que aunque te haya fallado más de una, dos, tres… cien veces no dejes que me salga del camino, Tú sabes que siempre te tengo presente aunque desde ese 2001 no haya podido ir al camino, aún así siempre que puedo me monto en mi coche y cuando menos gente ahí voy a verte. También quiero darte gracias por todo lo bueno que tengo, que son mucha cosas y pedirte por último que cuides de todos tus rocieros. ADIOS MADRE, ESPERO QUE NOS PODAMOS VER MUY PRONTO
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