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Tema: Lecturas, 4 de agosto (Leido 291 veces) |
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JoseAlmeria7
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 Viva la Virgen del Rocío
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Lecturas, 4 de agosto
« fecha: 03.08.06 a las 23:01:12 » |
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PRIMERA LECTURA El pueblo se juntó contra Jeremías en el templo del Señor Lectura del libro de Jeremías 26, 1-9 Al comienzo del reinado de Joaquín, hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra del Señor a Jeremías: -«Así dice el Señor: Ponte en el atrio del templo y di a todos los ciudadanos de Judá que entran en el templo para adorar, las palabras que yo te mande decirles; no dejes ni una sola. A ver si escuchan y se convierte cada cual de su mala conducta, y me arrepiento del mal que medito hacerles a causa de sus malas acciones. Les dirás: "Así dice el Señor: Si no me obedecéis, cumpliendo la ley que os di en vuestra presencia, y escuchando las palabras de mis siervos, los profetas, que os enviaba sin cesar (y vosotros no escuchabais), entonces trataré a este templo como al de Silo, a esta ciudad la haré fórmula de maldición para todos los pueblos de la tierra." » Los profetas, los sacerdotes y el pueblo oyeron a Jeremías decir estas palabras, en el templo del Señor. Y, cuando terminó Jeremías de decir cuanto el Señor le había mandado decir al pueblo, lo agarraron los sacerdotes y los profetas y el pueblo,- diciendo: -«Eres reo de muerte. ¿Por qué profetizas en nombre del Señor que este templo será como el de Silo, y esta ciudad quedará en ruinas, deshabitada? » Y el pueblo se juntó contra Jeremías en el templo del Señor. Palabra de Dios. Salmo responsorial Sal 68, 5. 8-10. 14 R. Que me escuche tu gran bondad, Señor. Más que los pelos de mi cabeza son los que me odian sin razón; más duros que mis huesos, los que me atacan injustamente. ¿Es que voy a devolver lo que no he robado? R. Por ti he aguantado afrentas, la vergüenza cubrió mi rostro. Soy un extraño para mis hermanos, un extranjero para los hijos de mi madre; porque me devora el celo de tu templo, y las afrentas con que te afrentan caen sobre mi. R. Pero mi oración se dirige a ti, Dios mío, el día de tu favor; que me escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude. R. EVANGELIO ¿No es el hijo del carpintero? Entonces, ¿de dónde saca todo eso? +Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 54-58 En aquel tiempo, fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en la sinagoga. La gente decía admirada: -«¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?» Y aquello les resultaba escandaloso. Jesús les dijo: -«Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta.» Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba FE. Palabra del Señor.
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JoseAlmeria7
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Re: Lecturas, 4 de agosto
« Responder #1 fecha: 03.08.06 a las 23:51:14 » |
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Esta frase tan conocida fue pronunciada en primera instancia por el mismo Jesucristo. Y la dijo cuando en su pueblo, Nazaret, no quisieron creer lo que acababa de decirles: que la profecía de Isaías sobre el Mesías se refería a El mismo. Nos cuenta el Evangelio (Lc. 4, 21-30) que la gente “aprobaba y admiraba la sabiduría de las palabras” de Jesús. Pero de allí a que alguno de los suyos viniera, sin pre-aviso alguno, a declararse el Mesías, ya eso era inaceptable. ¿Qué le sucedió a los nazaretanos contemporáneos de Jesús? Lo mismo que nos sucede a nosotros. Primeramente por orgullo y envidia no podían aceptar que uno de su propio grupo, del entorno cercano, pudiera destacarse más que ellos. ¡Mucho menos ser el Mesías!. Y comenzaron a comentar: “Pero ... ¿no es éste el hijo de José?” Jesús penetra sus pensamientos y les agrega: “Seguramente me diréis: haz aquí en tu propia tierra todos esos prodigios que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm”. Y de seguidas la sentencia: “Yo os aseguro que nadie es profeta en su tierra”. Luego les demuestra con sucesos del Antiguo Testamento cómo Dios es libre de distribuir sus dones a quién quiere, cómo quiere y dónde quiere. Igual que a Jesús, también los que tienen la misión de anunciar la Verdad han sufrido y sufrirán rigores similares. El cristiano que vive y anuncia a Cristo es, como El, “signo de contradicción”, pues si ha de seguir y predicar a Cristo, le tocará remar contra-corriente. Un abrazo Jose
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