Tarteso
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 cantaban a la virgen poemas
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PREGON DE CAMINO-II LA LINEA DE LA CONCEPCION
« fecha: 12.06.09 a las 11:45:45 » |
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Barcelona con su rutina, la familia, el trabajo, y el día a día, se encargaron de que todo quedara como una experiencia lejana. Pero no fue así, otra vez me equivocaba, y cuando llegó Mayo, algo dentro de mi volvió a despertar, las ganas de volver se hicieron patente, los nervios se instalaron en mi estomago, y sin saber como.... me vi en Las Piletas, una bolsa de mano, una mochila, y la misma sensación, me sentía un extraño, rodeado de las que yo sabía que eran mi gente. Pero esta vez si, esta vez me acerque aquella carreta, varada en la arena como una barca que espera su singladura, y descubriéndome del sombrero de paja que llevaba, me atreví a decirle en voz baja...aquí estoy otra vez.... tu dirás que hacemos, tu sabrás por que me has traído hasta aquí, ya me conoces.... ya sabes que yo, ni te rezo, y ni te pido, porque nada te doy.....así que tu dirás,... evidentemente, ante mi desfachatez, lo único que recibí fue su silencio y una leve sonrisa que me pareció entreverle a su Niño. En la playa, todo era como un gran caos, como una gran orquesta donde todos y cada uno por su lado van afinando sus instrumentos, todo el mundo iba de un lado para otro, pero todos sabían lo que tenían que hacer, era como cuando llegaba el circo a mi infancia del huerto de Pedro Veger, trastos, bultos, cajas, bolsos,... y cuando menos te esperaba....la carpa estaba en todo lo alto, la orquesta sonaba al unísono,.. las cariolas estaban todas listas, adornadas con sus mejores galas, y todas siguiendo aquella carreta marinera que ahora si, ahora se había erigido en la nao capitana de aquella singladura por mares de arena, para conducir a toda esta buena gente a buen puerto, a un puerto de cobijo, a un puerto blanco como la cal donde recalar, unos buscando consuelo para sus penas, otros dando gracias por sus alegrías. Todo era nuevo para mi, a excepción de un pequeño detalle, en mi discreto deambular entre ellos, de vez en cuando oía a alguien que decía... “ mira!! ha venio el catalán ” ellos, al igual que la Señora y su Niño de alguna forma se extrañaban de volver a verme por allí.... o tal vez la Señora no se extrañaba tanto... el caso es que el apelativo del catalán era señal de bienvenida, y de alguna forma me acercaba un poco más a todos vosotros. En Malandar volvieron las lagrimas y los sentimientos....ese Ángelus...que tiene ese cantar, que me cierra la garganta y me abre el alma de par en par.... De esa forma, con lagrimas y sentimientos a flor de piel, empezó mi primer camino, La bienvenida de los pinos y las marismas fue un regalo para mis sentidos, ( luego día a día, el camino me iría desgranando los regalos que me tenia guardado como en noche de reyes, aunque en esta ocasión yo no los esperaba ) Las voces amigas en caras desconocidas fueron apareciendo a mi lado.... unos ojos claros como la mar, me dijeron....no te avergüences catalán, yo también lloro en todos los Ángelus. Una voz ronca con sonrisa en la mirada me dijo, prueba este jamoncito niño, que no vas a comer en tó el camino otro igual...y ya sabes, cuando necesites algo...búscanos que te esperamos. Reconocí la “niña de los tacones”, esta vez su flor estaba en todo lo alto como giraldillo orgulloso de su dueña, y había cambiado sus uvas en aguardiente por una fresca manzanilla, me la ofreció, al tiempo que me llevaba de la mano a su feudo, donde las gente que lo habitaba, hacían honor al nombre que habían elegido para su peña, de aquella “buena gente” salió mi primer maestro de camino... “márcate un ritmo y no lo pierdas, y sobre todo, no te quites los botos hasta la noche” que buen consejo amigo, pero cuanto me costo quitarme aquellos botos, que se habían hechos amigos inseparables de mis ampollas y de mis pies doloridos. En un principio no me di ni cuenta, pero al pasar las horas de convivencia me llamo la atención una cosa, que para mis hermanos rocieros, Ella estaba presente a cada momento y en cada recodo del camino,... yo, siguiendo con mi torpeza, no solo no la buscaba, sino que además no supe verla en todo lo que me enseñaba, ni en todo lo que me rodeaba, pero Ella me tenia preparado dos guiños....o a mi me lo parecieron. El primero fue después del primer sesteo,..comida copiosa, los fideos con carne y patatas haciéndose amo y señor de una digestión, que pedía agua a cada momento, y yo... encaminando mis pasos por la hondonada del cerro del trigo. Nadie delante y los de atrás, al paso lento de los mulos de Manuel, mi inexperiencia me llevo hasta ese punto sin una gota de agua, la arena era como una plancha donde se podía cocinar cualquier cosa, el aire, al igual que los pinos, dormían una siesta quieta, y yo, en mitad de aquel cerro, no tenia ni fuerzas ni ganas para buscar alguna sombra donde mitigar el agobio que sentía....y allí, irremediablemente, mi mente disciplinada y educada con el rigor de las tierras del norte, me preguntó....!! que estas haciendo aquí,... que estas buscando,... por que este padecer....!! Os prometo, que en ese mismo instante soplaron vientos de los cuatro puntos cardinales, me vino un aire con olor a marisma por el frente, me envolvió por los costados y se marchó dándome un suave empujón por detrás, duró..., no se, un minuto, tal vez menos,...mi sudor se seco, y la sensación de sed desapareció. Mi mente se quedo tan fría como mi cuerpo,.... no quise preguntarme nada en ese momento, ya... me lo preguntaría mas tarde, ahora, algo en mi interior me empujaba a seguir andando. La noche fue otro de los regalos, además de la calma deseada, los olores eran distintos, el campamento vivía una tranquilidad aparente, preparar tiendas, colchones, luces, cenas, y como en otras ocasiones, yo me movía a una cierta distancia de todo y de todos, empapándome, absorbiendo, aprendiendo, saludando de lejos a los que ya conocía, y sonriendo con timidez a los que no, en una de las carriolas me ofrecieron algo para tomar, elegí... un poleo-menta,... un poquito de broma y cashondeito por parte de ellos, y hospitalidad y cariño por parte de ellas, aún no sabía yo, que además de darme el poleo-menta, terminarían dándome toda su amistad y cariño, además de convertirse en mi querida peña. Más tarde, en el primer rosario que yo asistía en mi vida, descubrí a mis hermanos pidiendo, pero no para ellos, no, pedían por todos los demás, y eso me conmovió, se pedía por el enfermo, por el que no pudo venir, por el que necesitaba una manita por su niño,.....y así, en letanía, se iban desgranando sus pequeñas peticiones junto a sus Avemarías, de esta forma, el camino me enseñó la fe del peregrino, la fe de mi pueblo desconocido, que pedían, ocultas sus caras tras el velo de la noche pero con sus voces claras y seguras de que iban a ser escuchadas. Esa noche, mi primera noche, me hubiera gustado pedir por mi padre....pero me dio vergüenza, no fui capaz, no podía pedirle nada a Ella, ya que nada le había dado yo, ni tan siquiera un humilde rezo. En la hoguera, comprobé como los rezos se podían convertir en cantes a golpes de sentimiento, garganta, guitarras y chisporroteo de leña ardiendo. Los cantes no tenían jaleos, no habían palmas de acompañamiento, no, solo silencios. La noche marismeña se rasgaba de tanto en tanto y de la oscuridad surgía un cante solitario, preñado de sentimiento, que a su vez era el sentimiento compartido por todos los que allí escuchaban. Uno de esos cantes tiró de mis adentros y me atreví a cantarle a Ella, y mi voz, brotó como mis lagrimas en el Ángelus, sin complejos, sin miedos, imitando a los cantes valientes y emotivos de una garganta anónima, que conocedora del sentimiento escondido en mi interior, contestaba con los suyos para que no me sintiera solo, y así, cante por cante casi amaneció el alba....A la mañana siguiente, fundidos en un abrazo de hermanos, la garganta anónima cobró imagen, en un rociero grande como su voz y con el cabello rojizo de reflejos de candela. Antes de acabar mi primer camino, Ella me guiñó por segunda vez “ o a mí me lo pareció “ Yo seguía acumulando pequeñas experiencias, mi retina intentaba captar y guardar toda la belleza del camino, mis oídos retenían cantes, risas, y anécdotas para compartirlas con mi padre, pero yo sabía, que sería imposible hacerle ver con palabras todo lo que mis ojos veían, carriolas, arenas, bullicio, rengues, bautizos rocieros...que se yo, ese pueblo marinero, su pueblo andando por las arenas.....esa imagen que yo quería regalarle, para que hiciera el viaje que estaba a punto de hacer, con una sonrisa en los labios y el recuerdo de su querido pueblo en la memoria.... Con estos pensamientos rondando por la cabeza, recogía mi saco de dormir y me disponía a beber un buen tazón de café negro... aparecieron entre las carriolas, no los vi llegar, pero venían directos a mi, una buena amiga les dijo, que yo era la persona que buscaban. Cámara en ristre, micrófono en mano y letreros de Canal Sur Radio en el pecho, “ necesitamos a un rociero que este haciendo el camino andando y nos deje grabarlo durante todo un día ” Como no podía ser de otra manera, les dije que no, les agradecí el detalle, pero les comenté que no era el apropiado, ante su incredulidad y su interés por conocer el motivo de mi negativa, me vi obligado a contarles el porque. Les dije que a mi alrededor, y en cualquier rincón de aquella acampada, encontrarían mejores rocieros que yo, y que cualquiera de mis hermanos seria mejor representante, del sentir rociero de aquel pueblo marinero que hacia su camino hacia su Señora, y que además, yo no era digno de representarlos. Me dieron las gracias, y se marcharon con una disculpa por despedida, evidentemente... yo no era el que buscaban. Seguí recogiendo mis trastos, y con una leve sonrisa en mis labios pensaba... hubiera sido bonito, que mi padre me viera por la tele caminando con su pueblo.... (SIGUE)
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