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Rocío >> LA CAPILLA del FORO - Lecturas del dia >> LECTURAS DEL SABADO 2 DE FEBRERO DE 2019
(Mensaje iniciado por: jartivle en 03.02.19 a las 19:01:53)

Título: LECTURAS DEL SABADO 2 DE FEBRERO DE 2019
Publicado por jartivle en 03.02.19 a las 19:01:53

Primera lectura

Lectura del libro de Malaquías (3,1-4):

Así dice el Señor: «Mirad, yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino ante mí. De pronto entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis, el mensajero de la alianza que vosotros deseáis. Miradlo entrar –dice el Señor de los ejércitos–. ¿Quién podrá resistir el día de su venida?, ¿quién quedará en pie cuando aparezca? Será un fuego de fundidor, una lejía de lavandero: se sentará como un fundidor que refina la plata, como a plata y a oro refinará a los hijos de Leví, y presentarán al Señor la ofrenda como es debido. Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los años antiguos.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 23

R/. El Señor, Dios de los ejércitos, es el Rey de la gloria.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria. R/.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra. R/.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria. R/.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria. R/.


Segunda lectura

Lectura de la carta a los Hebreos (2,14-18):

Los hijos de una familia son todos de la misma carne y sangre, y de nuestra carne y sangre participó también Jesús; así, muriendo, aniquiló al que tenía el poder de la muerte, es decir, al diablo, y liberó a todos los que por miedo a la muerte pasaban la vida entera como esclavos. Notad que tiende una mano a los hijos de Abrahán, no a los ángeles. Por eso tenía que parecerse en todo a sus hermanos, para ser sumo sacerdote compasivo y fiel en lo que a Dios se refiere, y expiar así los pecados del pueblo. Como él ha pasado por la prueba del dolor, puede auxiliar a los que ahora pasan por ella.

Palabra de Dios


El Señor, Dios de los ejércitos, es el Rey de la gloria.



Lectura del santo evangelio según san Lucas (2,22-40):

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.» Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.
Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.»
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.

Palabra del Señor

Gloria a Ti, Señor Jesús

Título: Re: LECTURAS DEL SABADO 2 DE FEBRERO DE 2019
Publicado por jartivle en 03.02.19 a las 19:02:41

Beato Guerrico de Igny (c. 1080-1157)
abad cisterciense
1er sermón para la Purificación de la Virgen María, 2.3.5; PL 185, 64-65
«Mis ojos han visto a tu Salvador»

Ahí tenéis, hermanos míos, entre las manos de Simeón, un cirio encendido. También vosotros, encended en esta lámpara vuestros cirios, quiero decir estas lámparas que el Señor os ordena tener en vuestras manos (Lc 12,35). «Acercaos a él y quedaréis iluminados» (Sl 33,6) de manera que vosotros mismos seáis más que portadores de unas lámparas: unas luces que alumbren vuestro interior y también al exterior de vosotros mismos y a vuestros prójimos.

    ¡Que tengáis una lámpara en vuestro corazón, en vuestra mano, en vuestra boca! Que la lámpara que tenéis en vuestro corazón brille para vosotros mismos, que la lámpara que tenéis en vuestra mano y en vuestra boca brille para vuestro prójimo. La lámpara de vuestro corazón es la devoción que inspira la fe; la lámpara de vuestra mano, el ejemplo de las buenas obras; la lámpara de vuestra boca, la palabra que edifica. Porque no debemos contentarnos con ser unas luces a los ojos de los hombres gracias a nuestros actos y a nuestras palabras, sino que nos es necesario brillar incluso delante de los ángeles por nuestra oración, y delante de Dios por nuestra intención. Nuestra lámpara delante de los ángeles es la pureza de nuestra devoción que nos impulsa a cantar recogidamente o a orar con fervor en su presencia. Nuestra lámpara delante de Dios, es la sincera resolución de dar gusto únicamente a aquel ante el cual hemos encontrado gracia...

    A fin de que brillen todas estas lámparas, dejaos iluminar, hermanos míos, acercándoos al que es la fuente de la luz, quiero decir a Jesús que brilla en las manos de Simeón. Él quiere, ciertamente, iluminar vuestra fe, hacer que resplandezcan vuestras obras, inspiraros la palabra justa para decir a los hombres, llenar de fervor vuestra oración y purificar vuestra intención... Y cuando la lámpara de esta vida se apagará..., veréis la luz de la vida que no se apagará jamás elevarse y subir por la tarde como si fuera en pleno esplendor de mediodía.



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