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Título: Martes 21 de Enero de 2020 Publicado por jartivle en 20.01.20 a las 17:59:50 Primera lectura Lectura del primer libro de Samuel (16,1-13): En aquellos dias, el Señor dijo a Samuel: «¿Hasta cuándo vas a estar lamentándote por Saúl, si yo lo he rechazado como rey de Israel? Llena la cuerna de aceite y vete, por encargo mío, a Jesé, el de Belén, porque entre sus hijos me he elegido un rey.» Samuel contestó: «¿Cómo voy a ir? Si se entera Saúl, me mata.» El Señor le dijo: «Llevas una novilla y dices que vas a hacer un sacrificio al Señor. Convidas a Jesé al sacrificio, y yo te indicaré lo que tienes que hacer; me ungirás al que yo te diga.» Samuel hizo lo que le mandó el Señor. Cuando llegó a Belén, los ancianos del pueblo fueron ansiosos a su encuentro: «¿Vienes en son de paz?» Respondió: «Sí, vengo a hacer un sacrificio al Señor. Purificaos y venid conmigo al sacrificio.» Purificó a Jesé y a sus hijos y los convidó al sacrificio. Cuando llegó, vio a Eliab y pensó: «Seguro, el Señor tiene delante a su ungido.» Pero el Señor le dijo: «No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón.» Jesé llamó a Abinadab y lo hizo pasar ante Samuel; y Samuel le dijo: «Tampoco a éste lo ha elegido el Señor.» Jesé hizo pasar a Samá; y Samuel le dijo: «Tampoco a éste lo ha elegido el Señor.» Jesé hizo pasar a siete hijos suyos ante Samuel; y Samuel le dijo: «Tampoco a éstos los ha elegido el Señor.» Luego preguntó a Jesé: «¿Se acabaron los muchachos?» Jesé respondió: «Queda el pequeño, que precisamente está cuidando las ovejas.» Samuel dijo: «Manda por él, que no nos sentaremos a la mesa mientras no llegue.» Jesé mandó a por él y lo hizo entrar: era de buen color, de hermosos ojos y buen tipo. Entonces el Señor dijo a Samuel: «Anda, úngelo, porque es éste.» Samuel tomó la cuerna de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. En aquel momento, invadió a David el espiritu del Señor, y estuvo con él en adelante. Samuel emprendió la vuelta a Ramá. Palabra de Dios Salmo Sal 88,20.21-22.27-28 R/. Encontré a David, mi siervo Un dia hablaste en visión a tus amigos: «He ceñido la corona a un héroe, he levantado a un soldado sobre el pueblo.» R/. «Encontré a David, mi siervo, y lo he ungido con óleo sagrado; para que mi mano esté siempre con él y mi brazo lo haga valeroso.» R/. «Él me invocará: "Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvadora"; y yo lo nombraré mi primogénito, excelso entre los reyes de la tierra.» R/. Lectura del santo evangelio según san Marcos (2,23-28): Un sábado, atravesaba el Señor un sembrado; mientras andaban, los discípulos iban arrancando espigas. Los fariseos le dijeron: «Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?» Él les respondió: «¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros.» Y añadió: «El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado.» Palabra del Señor Gloria a Ti, Señor Jesús |
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Título: Re: Martes 21 de Enero de 2020 Publicado por jartivle en 20.01.20 a las 18:00:15 Esta es una de las frases redondas de Jesús. Seguramente quedó muy gravada en la memoria de sus discípulos y orientó con claridad la vida y el comportamiento de las comunidades cristianas que vivían inmersas en el judaísmo y el paganismo, y que ha orientado el devenir de la Iglesia a lo largo de los siglos. Un pensamiento que ayudó –y nos ayuda hoy también- a no absolutizar normas, leyes, costumbres, ritos… sino ponerlos siempre al servicio de la norma suprema: el bien y la vida de la persona. Tanto para David como para Jesús dar de comer al que lo necesita está por delante de todo; solo el amor a Dios y al próximo es lo principal y primero; no hay otra norma suprema. Hay personas tan obedientes a Dios que al final van contra su voluntad más clara. Son tan estrictas en el cumplimiento de las normas y leyes de la Iglesia que dejan en segundo lugar el amor, la misericordia, el perdón, la comprensión y el respeto a la persona. Son como los fariseos que daban más importancia a la Ley que a sus valores, porque para ellos lo escrito y mandado era lo que había que hacer y cumplir olvidando la Palabra del Señor: “este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí”. La Ley y sus valores están al servicio de la persona, la libertad, la alegría y la comunidad. ¡Cuidado con los fundamentalismos, moralismos y ritualismos! Todos los extremos son peligrosos; de ahí la importancia de este gran principio de comportamiento de Jesús. Jesús encarnado procuró el bien, la felicidad, la alegría, la paz para todos, y la unidad de la comunidad. Él mismo dice: “Yo he venido para que tengan vida y ésta en abundancia”. Jesús privilegia siempre la vida e insiste en el valor de la persona; un valor que es preciso recuperar hoy, primero frente a una religión tan organizada que sea una máquina de exclusión, y segundo frente a una sociedad que privilegia a los fuertes y excluye a los débiles. Si este principio de Jesús orientó la vida de los primeros cristianos en una sociedad y religión excluyente, también hoy debe orientar la vida de los cristianos en nuestras comunidades y sociedades. No podemos quedarnos tranquilos viendo cómo niños, jóvenes, adultos y ancianos son marginados, excluidos, maltratados e ignorados. Un cristiano y una comunidad cristiana debe alzar la voz y actuar en consecuencia con la Palabra de Jesús: “El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado”. José Luis Latorre, Misionero Claretiano |
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