La alegría fue el sentimiento protagonista en la salida ayer de la Hermandad del Rocío de Córdoba. Entre emocionados y eufóricos, los cordobeses partieron hacia la ermita del Rocío, a la que llegarán dentro de diez días. La Mezquita-Catedral dio la despedida a los romeros, unos 300 en total, después de que se celebrara la tradicional Misa de Romeros. Acto seguido, y una vez que una multitud de devotos y curiosos rezaron al unísono la salve a la Virgen del Rocío, la carreta del Simpecado, repleta de flores y custodiada por una imagen de San Rafael, comenzó el camino. En todo momento estuvo rodeada de un buen número de caballistas y romeros que se fueron uniendo por distintas calles del barrio de la Judería para cruzar el puente de San Rafael y, con una emoción contenida, rezar ante el patrón de la ciudad por sevillanas, para pedirle que les ayude durante el largo camino. El comentario más destacado de esta primera jornada rociera era, sin duda, el calor y los pronósticos dejan claro que las altas temperaturas van a ser las protagonistas de los próximos días. Explosión de alegría Los peregrinos, que viajarán hasta Almonte custodiando a cada paso su Simpecado, iniciaban su camino entre los sones del tamborilero, la explosión de los cohetes y el bullicio de Córdoba entera, que se aglomeraba para despedir a su hermandad. Las paradas para comer y hacer noche las harán en la aldea de Las Pinedas y Guadalcázar, y en la provincia sevillana, en Écija, La Luisiana y Fuentes de Andalucía, entre otras. Tornero, la Dehesa Boyal y el Palacio del Rey serán las últimas escalas antes de hacer su entrada en El Rocío.