EL ROCÍO, LA CASA REAL ESPAÑOLA Y LA PRIMERA Y MÁS ANTIGUA HERMANDAD DE VILLAMANRIQUE

“Pero hay algo de lo que tampoco me olvido, que era una de nuestras ilusiones del año: El Rocío. En la Casa (Real) hay tradiciones andaluzas desde hace más de un  siglo, desde tiempo de los bisabuelos Montpensier. Villamanrique, que sólo está a 19 kilómetros del Rocío, tiene la Hermandad Más Antigua y toda la Familia ha estado orgullosa de de pertenecer a ella. Todavía ahora paran allí las Carretas que van de Sevilla y del Aljarafe”. (1)
 
Así recuerda en su libro autobiográfico, “Yo, María de Borbón”, S-A.R. Doña María de las Mercedes, Condesa de Barcelona y madre de nuestro augusto Monarca, Don Juan Carlos Iº, la estrecha vinculación de la Casa Real Española con el Rocío a través de la Primera y Más Antigua Hermandad del Rocío de Villamanrique de la Condesa.

Pero la vinculación de la Primera, Real Imperial, Fervorosa, Ilustre y Más Antigua Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Villamanrique de la Condesa con la Casa Real Española y el Rocío tiene sus raíces muchos siglos antes, en la misma Reconquista de la península Ibérica.

    El rey Alfonso X, el Sabio, llegó con sus tropas hasta el arroyo de las Rocinas, (hoy arroyo de la Rocina o de la Madre de las Marismas del Rocío), entre 1251 a 1253 y parece asimismo que la Ermita del Rocío y el arroyo de la Rocina servían como raya divisoria y límite entre el reino cristiano de Sevilla y el todavía moro reino o Cora de Labla (Niebla).

El primer documento histórico que existe sobre el Rocío se recoge en el “Libro de la Montería”, que mandó escribir el rey Alfonso XI sobre el “Tratado de Venación” que dejara escrito el mismo rey Alfonso X. En él se cita únicamente dos lugares próximos al Rocío: la primitiva Ermita de Santa María de las Rocinas y la villa de Mures, actual Villamanrique. En el folio 292v del libro de la Montería se dice que: “La Xara de Mures Villamanrique), que es el Alxarafe, es buen monte de puerco en yuierno”, y en el folio 294v afirma que: “En tierra de Niebla ay una tierra quel dizen las Rocinas et es llana, et es toda sotos, et ay siempre puercos… et señalada mjente, son los meiores sotos de correr cabo vn yglesia que dizen Sancta Maria de las Ro-çinas et cabo de otra iglesia que dizen Sancta Olalla”. (2)

    Por Carta-Privilegio de 1251, el rey Alfonso X, envió a Mures, actual Villamanrique de la Condesa, a sus monteros reales para la protección de todo el contorno que comprendía los cazaderos regios y dándole en la misma Mures heredamiento a veinte de sus mejores monteros.

    Había escogido el mismo rey la citada villa de Mures para heredamiento de sus monteros por dos razones distintas de estrategia, primero porque Mures era la villa del Reino de Sevilla que está situada más cerca del límite del territorio conquistado, y segundo porque era “el único lugar abocado a dicho soto de caza”, dado que Almonte seguía perteneciendo aún al reino moro o Cora de Labla y no sería conquistado hasta fines del siglo XIII. (3)
    La villa de Mures regaló al Rey Alfonso X una galera armada y el propio Rey agradecido donó a la villa dieciséis aranzadas de olivar según consta en unas escrituras firmadas en 1253 y que se conservan en el Palacio de Villamanrique. (4)
    Los moteros del rey Sabio se establecieron en un lugar de la villa de Mures, que por ellos se denominó “Barrio de los Monteros”, según consta igualmente en el archivo de la Catedral Hispalense, legajo 39-4-17, en documento fechado el 10 de julio de 1285. Y al poco de instalarse en el mencionado barrio, los Monteros de Mures, crearon una Cofradía de cuya existencia da noticia documental mucho más tarde una carta del Arcediano de la Catedral de Sevilla, Juan Sánchez, que lleva fecha de 26 de octubre de 1388. (5)        
          Esta citada Cofradía es la primera que documentalmente está relacionada con la primitiva devoción rociera y será la que algo más tarde da lugar a la Primera, Real, Imperial, Fervorosa, Ilustre y Más Antigua Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Villamanrique de la Condesa, según consta en el Archivo de la Catedral de Sevilla, legajo 39-3-16. (6)     
    Los Monteros reales, fueron para la Hermandad y para todos los devotos del Rocío los primeros rocieros que, por sus constantes y frecuentes monterías hasta las tierras de las Rocinas, visitaban asiduamente la primitiva Ermita. Sus nombres han quedado recogidos en el citado documento de la Catedral de Sevilla, legajo 39-3-17, y son los siguientes, “Marin Gonzalves, Domingo Pérez, Domingo Martín, Roy Gómez, Gonzalvo Ibáñez, Martín García, Don Domingo, Martín Moral, Miguel Quintana, Martín Pérez Cabezas, Domingo Peláez, Juan Montero, Pedro Martínez, Martín Peláez, Pedro Pérez de la Fuente, Pedro Ruiz, Pedro Ibáñez, Don Pelayo, Miguel Fernández y Martín Pérez”. (7)

    Esta es pues la primera relación que se establece documentalmente entre el original  y primitivo núcleo del Rocío, la Corona Real de Castilla y la villa de Mures (Villamanrique) que tan hondo caló hasta nuestros días.  

    No cabe duda de esta devoción inicial a Santa María de las Rocinas debió ser conocida igualmente por el monarca Sancho IV, ya que mantuvo repetidas relaciones con la villa de Mures  y sus monteros, según se deduce de varias cartas plomadas dadas y selladas por este rey desde el año 1284 y que se conservan también en el mismo archivo de la Catedral Hispalense, legajo 39-4-17. (8)

    Villamanrique de la Condesa, la antigua Mures, ha sido a lo largo de su dilatada historia “sitio real” en numerosas y repetidas ocasiones, estando muchas de ellas igualmente relacionadas directamente con los cotos de Doñana y las Rocinas y por ende con la misma Ermita del Rocío.

    Una vez constituidos los cazaderos de la Real Corona Española, los monarcas se preocuparon de la conservación de las reservas cinegéticas, forestales y ganaderas mediante cédulas reales que, en algunas ocasiones para comprobar su obligado cumplimiento, los hacen llegar hasta los mismos sitios de caza de Mures, Gatos, Lomo de Grullo, Las Rocinas o Doñana.

    Perfecto conocedor de las Rocinas y sus cotos fue el rey Alfonso XI, quien debió visitar la Ermita y los cazaderos, mientras esperaba los refuerzos necesarios para su guerra contra Portugal, según lo refleja él mismo en su Crónica.

    Los posteriores monarcas castellanos siguieron ordenando el cumplimiento de sus reales cédulas, e incluso las inspecciones “in situ” a los alcaldes de los Reales Alcázares de Sevilla, quienes tenían jurisdicción sobre los cazaderos y autoridad para el nombramiento de los guardas. Muchos de estos antiguos guardas de los cotos reales eran naturales de la villa de Mures y en su juventud fueron cazadores furtivos que conocían perfectamente el lugar.

    El rey Fernando el Católico da en la ciudad de Sevilla el día 23 de diciembre de 1490, una su “Carta que guarden los montes de Mures y Gatos”… y cuyo tenor es el siguiente, “Don Fernando, por la gracia de Dios, Rey de Castilla… a Vos el Concejo… de Sevilla e a todos los Concejos e Alcaldes e Alguaciles e otras Justicias e personas cualesquier de las villas e lugares de su tierra e comarca: salud e gracia. Sepades que por algunas cosas conplideras a mi servicio, mi merced e voluntad es demandar e guardar e que sean guardados los motes e términos de Mures  e Gatos… e que ninguna ni algunas personas no sean osadas de matar ni cazar ni maten ni cacen puercos monteses, e osos e venados e gamos e otra cualquier saluajina”. (9)

              Pero conocedor de las tradiciones y derechos de la villa de Mures, que guardaba por privilegios concedidos por el rey Alfonso X, el Sabio en el año 1251, añade a continuación lo siguiente, “pero es mi merced que puedan entrar a pacer e entren y pazcan en los dichos términos con sus ganados y bestias como lo auían e tenían de costumbre hasta aquí…” (10)

    El mismo rey Don Fernando el Católico dio otra Real Carta el 12 de enero de 1491 por la que encarga al jurado de Sevilla Nuño de Esquivel unas obras en el Palacio de Las Rocinas. Y posteriormente en otra Real Carta, dada en Medina del Campo el día 30 de abril de 1494, insistiendo en la idea de protección de la caza en los cazaderos reales. Pero todavía dictó otras dos cartas más del mismo tenor que las anteriores el 22 de enero y el 9 de agosto de 1513. (11)

    Su nieto, el Rey-Emperador Carlos Iº de España y Vº de Alemania, promulgó una Real Cédula de 1 de diciembre de 1553 que continuó Felipe II con otra del mismo tenor que las anteriores y publicada el 23 de enero de 1572.

    La villa de Mures perteneció al célebre Emperador Carlos V, del que afirmaba don José María Vázquez Soto en su libro, “Historia y leyenda de Villamanrique”, que “tal vez quién amó tanto la soledad de Yuste cabalgaría en más de una ocasión  su brioso corcel en una regia cacería por las selváticas tierras de la dehesa de Gatos”. (12)   

    Felipe II será el monarca que cree en 1775 el Marquesado de Villamanrique para la ilustre persona de don Álvaro Manrique de Zúñiga, quien construye el Palacio de la Villa y su esposa, doña Blanca Enrique, que manda erigir a expensas suyas el convento de Franciscanos descalzos, fundado en 1616. El día 18 de octubre de 1585 Don Álvaro Manrique de Zúñiga toma posesión como V Virrey de México. (13)

    Lo supuesto por Vázquez Soto para el Emperador Carlos V, es una clara realidad constatada históricamente en la presencia del rey Felipe II, quién visitó el cazadero real de la Rocina y fue recibido por el célebre Duque de Medina Sidonia, don Manuel Alonso de Guzmán, a la sazón propietario de dichas tierras. Lo mismo hizo el monarca Felipe IV en el año de 1624.

    Cupo a Villamanrique de la Condesa el gran honor de tener como huésped regio a Su Majestad el Rey Felipe V con motivo de una cacería real. Y se ha de hacer constar el agradecimiento del monarca por las atenciones recibidas por parte del Concejo y Regimiento de la Villa “en atención a lo que procuró merecer en servicio de Su Majestad, en ocasión de que en este presente año de 1729 estuvo la Corte en el Coto de Oñana, en los suministros de bastimentos, cama y hospedaje…” (14)

    En el año 1850, el Duque de Montpensier, adquiere del Conde de Altamira y Marqués de Villamanrique la Dehesa de Gatos y el Palacio de Villamanrique. El afamado Duque había contraído nupcias con SAR. Doña María Luisa Fernanda de Borbón, hermana de Su Majestad la Reina doña Isabel II. Y es por este motivo cuando se va a renovar en la Casa Real Española la antigua devoción a Santa María de las Rocinas a través de su relación con Villamanrique de la Condesa.

El día 7 de febrero entró el Duque de Montpensier oficialmente en la real villa”, y al igual que ocurriera en la capital y sin desmerecerle en nada, la villa y “Sitio Real” de Villamanrique, recibió al Señor Duque de Montpensier con toda la solemnidad y cariño de fue capaz. La crónica inédita de don Juan M. Béjar, denominada “La Señora”, describe con todo lujo de detalles esa primera visita del Señor Duque de Montpensier a sus nuevos dominios manriqueños: “El Ayuntamiento en pleno pasó a recibirle al confín del término. Venía Su Alteza en un coche de camino, tirado por seis caballos, marchando al estribo el capitán don Antonio Díaz de Cevallos y escoltado por una sección de caballería. Le acompañaba un ayudante”. (15)

Don José Mª Vázquez Soto describe magistralmente en su obra “Historia y leyenda de Villamanrique”, capítulo VIII, la primera visita Oficial conjunta de los Serenísimos Señores los Duques de Montpensier a la Villa y “Sitio Real” de Villamanrique. Por su gran interés histórico, y ser un libro agotado hace ya muchos años, transcribimos gran parte del citado capítulo de la obra.

“Finalizadas las obras (del Palacio de Villamanrique) por el infante, para el lunes 7 de abril de 1851 fue anunciada la visita oficial de los duques de Montpensier y de sus hijos. El Ayuntamiento, en una sesión extraordinaria, acuerda solemnizar el suceso: Se manifestó por el Alcalde Presidente estarse en el caso de preparar algunos festejos para el recibimiento de Su Alteza la Serenísima Infanta Doña María Luisa Fernanda, que deberá llegar a esta población el lunes próximo, siete del actual, tomando dichos señores en consideración tan urgente y perentorio asunto, después de haberse discutido detenidamente, acordaron por unanimidad: Ejecutar una novillada, previo permiso del señor Gobernador, a quién se pase oficio; que se ilumine la población por tres días seguidos, especialmente las de las calles por donde transiten Sus Altezas; que se repique por tres días seguidos en las horas de costumbre; que se barran y aseen las calles de la población quitándose todo estiércol que en ellas se halle, y que se procure con el mayor esmero la conservación del orden, especialmente en las tabernas y casas de vino, que se vigilarán con el mayor esmero para evitar la embriaguez…

El día de la llegada de Sus Altezas a la villa, salieron a recibirlos una gran caravana de caballistas, que con sus autoridades a la cabeza, contentos como quien va a romería, transpusieron el antiguo camino de Sevilla- aún no existía la carretera- dirigiéndose a las afueras de la población para darle la bienvenida a los nuevos Señores de Villamanrique.

Se habían levantado muchos arcos a través del recorrido, y se engalanaban las paredes y el suelo con juncia fresca y ramas de pino oloroso. Banderas y repiques, gritos alborozados de chicos y risas de mayores, sobre todo de ellas; las mocitas inquietas y llenas de curiosidad por saber cómo era de guapa la nueva Señora de la villa.

Un fuerte repique de campanas anunció que se aproximaba la hermana de la Reina, la Infanta María Luisa, nombre de romancero para la época que vivió y para todos los tiempos.

Venían dos coches. En el primero sonreían a la multitud, agitando levemente las ducales diestras, los Serenísimos Señores Duques de Montpensier, el Duque de Joinville, hermano del Infante; la Duquesa del Guadalquivir y un ayudante. En el segundo coche, la Infante Isabel Francisca, una rubia criatura de dos años y medio; dos sobrinos del Duque, Príncipes también, los ayos y el médico de cámara.

Después de un intercambio de saludos, la comitiva se puso en marcha para entrar triunfalmente en la población; a un lado de la carroza ducal el señor alcalde de la villa, y al otro el capitán Cevallos, mientras les precedía la escolta de un escuadrón de caballería; detrás de los carruajes marchaban jubilosos los vecinos de Villamanrique, caballeros cada cual en lo que había podido, tordo o rocín.

Volvieron a Sevilla al día siguiente Sus Altezas, contentísimos de que en aquella época en que ya se les iba perdiendo respeto a los Reyes, Villamanrique los hubiese recibido como si de hecho ellos lo fuesen de la villa y aún de España, y prometieron volver con frecuencia.

Desde entonces acá, después de toda el agua corrida y el tiempo pasado, el pueblo ha vivido pendiente, en tiempo de alegría y en tiempo de tristeza, junto a los que considera sus señores, que no por algo de un feudo nació la villa”. (16)

Por la Primera y Más Antigua Hermandad del Rocío de Villamanrique, Sus Altezas Reales los Serenísimos Señores Duques de Montpensier, profesaron un especial cariño y atención, desde el mismo instante de su presencia en el Palacio de la villa, aceptando gustosos el nombramiento que la corporación rociera manriqueña les hiciera de “Hermanos Mayores Honorarios”. En repetidas ocasiones, SS.AA.RR. los Señores Infantes Duques de Montpensier, asistieron reverentes a los solemnes cultos que la Hermandad manriqueña dedicaba a su Madre del Rocío, y en varias romerías también presidieron y acompañaron a su querida Hermandad del Rocío de Villamanrique hasta la Ermita de las Rocinas. Concretamente en la romería del año 1853, el sábado día 14 de mayo “a pesar de la inclemencia del tiempo”, los Duques de Montpensier, presidieron por la tarde la entrada de la Hermandad del Rocío de Villamanrique en la aldea marismeña. Y el lunes de Pentecostés, “con el cielo algo despejado, aunque con un viento furioso y huracanado, rodeados de sus servidores y lucida escolta de caballería presidieron la función religiosa, y después de haber visitado en particular el altar de Ntra. Sra., visitaron después algunas hermandades en los puntos de sus paradas para demostrar sus agradecimientos por el recibimiento que todos les hicieron con sus insignias y Estandartes, retirándose después a su Palacio de Villamanrique”. (17)

Existen, entre otros muchos, los siguientes documentos:

En un legajo del Archivo del Duque de Montpensier, en el Palacio de San Telmo, se recoge otra noticia sobre la relación de los Duques de Montpensier y el Rocío, a través de Villamanrique, en una carta dirigida por la Hermandad de Triana ofreciéndole su casa-hermandad en la aldea :

“Serenísimos Señores. Sabedora esta Hermandad que SS. AA. RR. pasarán a Villamanrique y tienen pensado alguna vez visitar el Santuario de Nuestra Señora, no podemos menos de tener el honor de ofrecer a SS. AA. RR. la casa que en aquel Real  tiene labrada la Hermandad para el Hermano Mayor de la misma y, siendo SS. AA. RR. sus Hermanos Mayores, la ponemos a su disposición para cuyo efecto está su llave en poder del guarda del coto, don Francisco Ruiz, por si SS. AA. RR. tienen  a bien ocuparla. Sevilla, 29 de marzo de 1853”. Pedro Ruiz, Teniente de Hermano Mayor.

En otro interesante documento se apunta lo siguiente: “Recibí de SS. AA. RR. los Serenísimos Señores Duques de Montpensier la cantidad de doscientos reales, como limosna para el culto de la parroquia. Villamanrique y julio 28 de 1855.” Firmado Gabriel Alonso Vallejo.

Y tres años más tarde: “He recibido del Señor Don Isidoro Cagiga, secretario de SS. AA. RR. la cantidad de cuatro mil reales de vellón, que estos Augustos Señores se han dignado destinar por la continuación de la obra de esta iglesia parroquial. Villamanrique, 23 de marzo de 1858”. Gabriel Alonso Vallejo  

Así mismo y de idéntico tenor: “Recibí del Señor Isidoro Cagiga, administrador de SS. SAA. RR. La cantidad de mil cuatrocientos reales para la restauración de Santa María Magdalena, Titular de la Iglesia de Villamanrique. Sevilla y enero 10 de 1859”. Firmado: Gabriel Alonso Vallejo. (18)    
   
    En el año 1813, los Duques de Montpensier, acudieron por primera vez a visitar la Ermita del Rocío en los mismos de la Romería de Pentecostés, a pesar de que “el tiempo estaba tempestuoso anunciando un horrible temporal”.

    Ya en la aldea del Rocío presidieron los Cultos y Función religiosa, “hubo misa cantada y sermón a que concurrieron dichos Serenísimos Señores y después de haber visitado en particular el altar de Nuestra Señora, visitó después algunas Hermandades en los puntos de sus paradas para demostrar sus agradecimientos por el recibimiento que todos le hicieron con insignias y Estandarte, retirándose después a su Palacio de Villamanrique”  (19)

Heredera de los bienes materiales y de las virtudes caritativas de sus augustos progenitores, SAR. la Serenísima Señora Doña Isabel Francisca de Asís, hija primogénita de los Duques de Montpensier, futura Condesa de París y Señora de Villamanrique, fue, además, una gran devota de la Santísima Virgen del Rocío y. de su Primera y Más Antigua Hermandad. Fue una gran amante de las tradiciones y creencias de los manriqueños, centradas en dos de sus grandes devociones, el Rocío y Semana Santa. Anualmente concurría y presidía los cultos de estas hermandades y cofradías manriqueñas, de las que era benefactora ilustre y más concretamente Hermana Honoraria. Para asistir y presidir sus solemnes cultos contaba con un pequeño estrado, situado delante el altar mayor de la iglesia parroquial. La comitiva encabezada por la Señora Condesa de París salía del Palacio y cruzaba la calle de la Iglesia para entrar en el templo por la puerta de la nave lateral derecha, llamada de la torre, y que sólo se abría en contadas ocasiones solemnes. Cuando la Señora Condesa presidía los cultos religiosos en el convento franciscano de Santa María de Gracia, pasaba directamente del Palacio hasta la iglesia conventual por una terraza que desembocaba en un gran ventanal y tribuna, situados frente al altar de San Telmo, desde donde seguía con devoción y respeto los santos oficios. Fueron incontables las veces que la Señora Condesa de París, como anteriormente lo hicieran sus padres, presidió el cortejo de salida de su Hermandad hacia el Rocío; muchas veces también las que esperaba la llegada de los romeros manriqueños delante de la puerta de su Palacio del Rey, y como colofón, en otras ocasiones presidió la entrada  de la Hermandad en la aldea y los cultos que ésta celebraba en los días de la Romería.

Con motivo de la Coronación Canónica de la Imagen de la Santísima Virgen del Rocío en el año 1919, la Condesa de París, sufragó los gastos de la reparación de la Ermita, con nuevas cubiertas de madera, la puerta principal del templo y una espadaña y torre nueva. Pero quizás el regalo más querido y admirado por todos los rocieros fue un traje y manto nuevo nuevos que lució la Bendita Imagen el día de su Coronación Canónica y que desde entonces es conocido como el “Traje de la Condesa”.

Su gran devoción a la Reina de las Marismas, la Serenísima Señora Condesa de París, se la inculcó a cada uno de sus hijos. El segundo, Felipe, viajero y explorador incansable; fue también “un enamorado de la marisma andaluza y un huésped muy frecuente del palacio de Villamanrique, a donde solía llegar haciendo todo el trayecto a pie desde Sevilla, con un pañuelo atado a la frente. Fue asimismo un gran marino y explorador de las tierras polares, donde descubrió dos pequeñas islas, a las que dio los nombres de “Rocío” y “Villamanrique” respectivamente, y donó a la Reina de las Marismas, a la que profesaba como su augusta madre una gran devoción, una reproducción a escala de la corbeta “Belgique”, que le sirviera para sus diversas campañas científicas en el Ártico y que llevaba grabado la siguiente dedicatoria: “A Nôtre Dame del Rocío. Exvoto de le Duc D´Orleans. Champagnes Polaires Artiques. 1905-1909”.

    Al mismo Palacio de Villamanrique, propiedad de la Condesa de París, llegaron como ilustres huéspedes en el año 1911 Sus Majestades los Reyes Don Alfonso XIII y Doña Victoria Eugenia de Battemberg. Los días 14 y 15 de marzo del citado año los reyes fueron huéspedes de honor de Villamanrique y de la Condesa de París. Durante los dos días que permanecieron en la real Villa fueron objeto de numerosas atenciones por parte de la Condesa y de su augusta hija, la Infanta Doña María Luisa de Orleáns, abuela materna de Su Majestad el Rey, Don Juan Carlos I. En una especialísima recepción que el Monarca Don Alfonso XIII deparó a la Primera y Más Antigua Hermandad del Rocío, celebrada el día 14 de abril de 1911 en el Palacio de Villamanrique, le confirmó el Título de Real, que ya ostentaba desde los días del Duque de Montpensier, siendo al primera Hermandad en la historia del Rocío que recibió tan alto honor. (20)

    A cumplimentar a Sus Majestades Los Reyes acudieron a Villamanrique los Serenísimos Señores Duques de Guisa, que se desplazaron ex profeso desde Tánger, enterados de tan regia visita. Y es de resaltar que en este singular acontecimiento tomó parte todo el pueblo de Villamanrique y su Primitiva Hermandad de Nuestra Señora del Rocío, que tributaron a los Reyes una calurosísima acogida.

    El Serenísimo Infante Don Carlos de Borbón, Príncipe de Asturias y heredero de la corona real de España hasta el nacimiento del monarca Don Alfonso XIII, abuelo materno de nuestro Rey Don Juan Carlos I y Capitán General de Sevilla, mantuvo una estrecha vinculación con Villamanrique de la Condesa y su Primigenia Hermandad del Rocío desde su boda con la Infanta Doña María Luisa de Orleáns, a la que cariñosamente llamaba el pueblo “la Infanta Luisa”. Ambos profesaron un gran amor y devoción fuera de toda ponderación a la Santísima Virgen del Rocío.

    En la Romería del Rocío del año 1925 el viernes anterior a Pentecostés, cuando en Villamanrique se trasladaba el bendito Simpecado de la parroquia a la Carreta, acudieron a este traslado SSAARR, los Infantes Don Carlos y Doña Luisa acompañados de sus augustos hijos, grandes rocieros también, y donde fueron agasajados por la Hermandad.

          La iglesia parroquial de Santa María Magdalena de Villamanrique se engalanaba para que Sus Altezas Reales presidieran los actos que se celebran en honor de la Blanca Paloma. Este singular acompañamiento regio se repetía cada año por Pascua de Pentecostés, en que los Serenísimos Señores Infantes presidían y daban realce y prestancia en todo momento a los actos organizados por la Primera y Más Antigua Hermandad manriqueña para la Romería del Rocío. (21)     

    Solamente cuando los abatares y difíciles momentos políticos de la IIª República impidieron la presencia de los Infantes y sus augustos hijos acompañando a la Hermandad del Rocío manriqueña, el sentimiento del pueblo de Villamanrique afloraba en unas sevillanas entrañables del secretario de la Hermandad, don Fulgencio Manuel Cabeza, que recordaban en toda su trascendencia la dolida ausencia de Sus Altezas Reales.   

           Idéntico sentimiento de pesar inundaba los corazones rocieros de los Infantes en su destierro de Cannes  y que, en una carta de fecha de 9 de julio de 1931 dirigida al Señor Presidente de la Real Hermandad de Villamanrique, don Antonio Velázquez Sánchez, el Secretario particular reseñaba lo siguiente, “Me encarga Su Alteza dé a usted las más expresivas gracias y que se las dé también en nombre de los Infantes y de las Princesas. Y que les diga a todos que el pensamiento de Sus Altezas Reales está siempre en su querido Villamanrique, y que en los días de la Romería no cesaron de pensar en aquella fiesta ni pedir a la Virgen venerada del Rocío por el bienestar y la tranquilidad de España y muy especialmente por la paz y prosperidad de ese pueblo”  (22)     

    SAR. El Príncipe Don Carlos de Borbón y Orleáns, hijo de Don Carlos y Doña Luisa, es el miembro de la Casa Real Española que más directamente ha participado en la vida real de la Hermandad del Rocío, pues desde 1925 ocupó varios años seguidos el cargo de mayor importancia y responsabilidad de la misma como Hermano Mayor-Presidente efectivo. Durante su mandato la Real Hermandad del Rocío de Villamanrique de la Condesa conoció un extraordinario período de esplendor.
          
Por intervención directa de SAR. el Príncipe Don Carlos  se confeccionaron sus nuevas Reglas de la Real Hermandad, firmadas y selladas por el propio Don Carlos en 1925, se bordaron los banderines y estandarte y se labraron nuevos juegos de insignias. Durante la Guerra Civil Española, Don Carlos, se alistó como voluntario en el ejército donde valientemente entregó su vida en plena juventud, y su Hermandad del Rocío eternamente agradecida le nombró como su Hermano Mayor Perpetuo. (22)

    Pero la tradicional relación de la Casa Real con la Hermandad del Rocío de Villamanrique no sólo no se interrumpe en nuestros días, sino que sigue fiel a esta singular vinculación, y SSMM los Reyes de España, Don Juan Carlos y Doña Sofía, cuando todavía eran Príncipes de España, recibieron el día 14 de abril de 1963 por primera vez de una Hermandad del Rocío, el Título de Hermanos Mayores Honorarios en el Palacio de Villamanrique de la Condesa, de manos del Presidente de la Hermandad, don José Solís Bayard, quien les impuso las medallas y les hizo entrega de un artístico pergamino, en presencia de los Príncipes de Orleáns-Brangança, Don Pedro Y Doña Esperanza. (23)

    En la Romería del Rocío de 1972, la Real Hermandad del Rocío de Villamanrique de la Condesa estrenó su nueva Carreta de plata. Una obra maestra de la orfebrería sevillana, salida del taller y las manos de uno de los más grandes  artistas del arte de la orfebrería, Jesús Domínguez Vázquez. Y para este singular acontecimiento la Primera y Más Antigua Hermandad del Rocío estuvo acompañada y presidida por Su Majestad Doña Sofía de Grecia, todavía Princesa de España, quién ocupó la Presidencia de Honor de la Hermandad en su Desfile en la aldea del Rocío el sábado de Pentecostés, acompañándola posteriormente hasta su Casa-Hermandad y compartiendo con todos los hermanos manriqueños una sana alegría rociera.    

    Pero no sería la única ocasión en que Doña Sofía acompañara a la Hermandad de Villamanrique, porque en la Romería del Rocío de 1985, siendo ya Reina de España, de nuevo vino a Presidir su Hermandad del Rocío de Villamanrique en la Presentación Oficial ante la Blanca Paloma, el sábado de Pentecostés, entre el fervor de todos los manriqueños y rocieros. (24)

    Todos los hijos de SSAARR. Don Carlos de Borbón y Doña Luisa de Orleáns recibieron de sus augustos padres la devoción a la Santísima Virgen del Rocío y el amor a la Hermandad de Villamanrique. Así SSAARR. Doña Isabel Alfonsa, Princesa de Asturias, Doña Dolores, Don Carlos, el Hermano mayor Honorario, Doña María de las Mercedes, madre de Su Majestad el Rey don Juan Carlos I, y Doña Esperanza, Princesa de Orleáns-Bragança, que han sido nombrados Hermanos Mayores Honorarios en distintas ocasiones.

    SAR Doña María de las Mercedes de Borbón y Orleáns, madre de nuestro querido rey Don Juan Carlos I estuvo como sus augustos hermanos muy ligada a Villamanrique y a su Primera Hermandad del Rocío desde su más tierna infancia. El pueblo de Villamanrique cariñosamente siempre la llamó la “Infantita María”. Luego, en la distancia de Estoril, en Portugal, muchos manriqueños la visitaban  y la llamaban Reina, porque eso fue siempre para Villamanrique de la Condesa Doña María de las Mercedes.

En su libro, “Yo, María de Borbón” La madre de S.M., Doña María de las Mercedes señalaba lo siguiente; “Pero hay algo de lo que tampoco me olvido, que era una de nuestras ilusiones del año: El Rocío. En la Casa (Real) hay tradiciones andaluzas desde hace más de un  siglo, desde tiempo de los bisabuelos Montpensier. Villamanrique, que sólo está a 19 kilómetros del Rocío, tiene la Hermandad Más Antigua y toda la Familia ha estado orgullosa de de pertenecer a ella. Todavía ahora paran allí las Carretas que van de Sevilla y del Aljarafe”. Y más adelante continúa, “Además de la devoción a la Virgen, para una Familia a quién tanto le han gustado siempre el campo y los caballos, ir a la Romería mezclados con todo el pueblo fue siempre algo de lo más normal… Desde tiempos de la abuela, la Condesa de París, se iba a veces a caballo, como lo sigue haciendo ahora mi hermana Esperanza que, pase lo que pase vuelve del Brasil a tiempo de ir al Rocío”.

 En otra página de la citada biografía de la Infantita María, como cariñosamente se le conocía en Villamanrique, se recoge lo siguiente, “Y lo del Rocío, además se conservó y extendió en la Familia (Real) hasta después de marcharnos de España. La Condesa de París, por ejemplo, la actual, encargó una talla de la Virgen del Rocío, hace ya años, y mandó que la vistiera de Pastora Jacques Fath y la llevó a una iglesia que se la llama Nôtre Dame de la Compassion, en París, que pagó el Duque de Orleáns, que era el hermano mayor de Mamá, y que ahora se considera la capilla de la Familia. También una sobrina mía, hija de mi hermana Isabel (Alfonsa), que es carmelita descalza, aunque se llama Teresa, cuando profesó se puso de nombre Rocío de Jesús y cuando murió su madre (S.A.R. Dª Isabel Alfonsa), en los recordatorios, en ves de poner ninguna imagen triste, se puso la Virgen del Rocío”. Y finalmente continúa puntualizando Doña María de las Mercedes que sigue viva esa unión de la Familia Real Española con el Rocío a través de Villamanrique, “Lo del Rocío sigue siendo importante para los jóvenes de la Familia (Real). Hace ya muchos años (en 1972 en que S.M. la Reina, todavía Princesa de España) fue a caballo vestida de andaluza, con la vara de la Hermandad y sé que le gustó muchísimo y le emocionó. Luego mis nietas, la Infantas, han ido también”. (24)  

    Por todos estos motivos, el día el día 10 de octubre de 1991, en un solemnísimo acto celebrado en la parroquia de Santa María Magdalena de Villamanrique el Presidente de Primera y Más Antigua Hermandad del Rocío, don Juan Márquez Fernández entregó a SAR. La Condesa de Barcelona, Doña María de las Mercedes de Borbón y Orleáns, el Título de Hermana Mayor Honoraria y le impuso la medalla de plata de la Hermandad. Ofició la ceremonia y la realzó con su presencia el Señor Arzobispo de la Archidiócesis, Fray Calos Amigo Vallejo. (25)

          Posteriormente tuvo lugar otro emotivo acto en el Palacio de Villamanrique en el que el Presidente de la Hermandad entregó a Doña María de las Mercedes una artística imagen de la Virgen del Rocío en plata, un disco grabado por el Coro de la Hermandad y se le leyeron las célebres letras de sevillanas compuestas en 1932 por el Secretario de la Hermandad Don Fulgencio Manuel Cabezas Monge, en las que se recogen el sentimiento de la Hermandad y todo el pueblo de Villamanrique de la Condesa por no poder contar la presencia de SSAARR. en la Romería del Rocío en ese difícil año, y que emocionó grandemente a Doña María de las Mercedes. (26)

    Pero donde más vivo ha permanecido la vinculación de la Familia Real con la historia del Rocío y de la Primera y Más Antigua Hermandad es en el Palacio de Villamanrique, propiedad de SAR. e I. Doña Esperanza María del Rocío de Borbón y Orleans, Princesa de Orleáns-Bragança, quien desde su más tierna infancia estuvo ligada a Villamanrique y a su Hermandad del Rocío. La Princesa Esperanza heredó de sus padres este Palacio manriqueño y en él permaneció gran parte de su longeva vida, compartiéndolo con sus estancias en el Palacio de Grao-Pará en Brasil.

    SAR. e I. Doña Esperanza contrajo matrimonio con SAR. e I. Don Pedro de Orleáns-Bragança, heredero del trono de Brasil. Desde ese mismo instante Don Pedro se convirtió el mejor rociero, que sin faltar ni un año acompaña siempre y en todo momento a su Real e Imperial Hermandad del Rocío de Villamanrique en todos los actos de culto y en cada Romería. La Hermandad agradecida lo nombró también Hermano Mayor Honorario.

    Y Don Pedro agradecido, concedió a la Hermandad del Rocío de Villamanrique de la Condesa el “Título de Imperial” mediante documento expedido en su Palacio de Grao-Pará, en Brasil, el día 8 de noviembre de 1985, siendo igualmente la primera Hermandad que ostentó tan preciado título de Imperial. (27 )

    En la actualidad, la Princesa Doña María da Gloria de Orleáns-Bragança, hija de la Infanta doña Esperanza, es la fiel heredera de la gran tradición rociera de la Casa real española a través de Villamanrique, siendo la Camarista de Honor de la Hermandad manriqueña, y tanto ella como otros miembros de la Casa real acompañan cada año a la Real e Imperial Hermandad de Villamanrique de la Condesa hasta las plantas de la Blanca Paloma de las Marismas, conservando viva esta gran tradición de siglos.

Juan Márquez Fernández,
Catedrático de Historia.

NOTAS:

1) “Yo, María de Borbón”. González de la Vega, Javier. El País Aguilar. Madrid, 1995.  
2) “Libro de la Montería”. Alfonso XI, Libro III, cap. XXIV: “De los montes de tierra de Sevilla, Niebla (et) Gibra-león” (fol. 292v) y (fol. 293 v)
3) Archivo de la Catedral de Sevilla: Documento fechado el 10 de junio de 1285. Lejago 39-417
4) Archivo del Palacio de Villamanrique de la Condesa.
5) Archivo de la Catedral de Sevilla. Carta del Arcediano Juan Sánchez de 26 de octubre de 1388.       
6) Archivo de la Catedral de Sevilla. Legajo 39-3-16.
7) Archivo de la Catedral de Sevilla. Legajo, 39-3-17.
8) Archivo de la Catedral Hispalense. Legajo, 39-4-17.
9) Carta del Rey Fernando el Católico a la ciudad de Sevilla de 23 de diciembre de 1490.
10) Misma carta de Fernando el Católico.
11) Otras cartas del Rey Fernando el Católico: 12 de enero de 1491, 30 de abril de 1494, 22 de enero de 1513 y 9 de agosto de 1513.
12) “Historia y leyenda de Villamanrique”. Vázquez Soto, José Mª.. Ed. Católica Española. Sevilla, 1961.
13) “Un Virrey y un mártir”. Carrasco Aguilar, Isidoro. “Imprenta Kadmos”. Salamanca, 1984.
14) Archivo Municipal de Villamanrique de la Condesa. “Libros de mandamientos y pagos”.
15) “Crónica La Señora”. Don Juan Miguel Béjar. Archivos del Palacio de Villamanrique de la Condesa.
16) “Historia y leyenda de Villamanrique”. Vázquez Soto, José Mª. Ed. Católica Española. Sevilla, 1961.
17º) “Coria y el Rocío”. Pineda Novo, Daniel. Imp. Santamaría.
18) Archivos del Duque de Montpensier. Sanlúcar de Barrameda.
19) Ibidem.
20) Archivo de la Hermandad del Rocío de Villamanrique.
21) “El Rocío y Villamanrique”. Márquez Fernández, Juan. .Ed. Rábida, 79,80,81.
22) Archivo de la Hermandad del Rocío de Villamanrique.
23) Archivo de la Hermandad del Rocío de Villamanrique.
24) “Yo, María de Borbón”. González de la Vega, Javier. Ed. El País Aguilar. Madrid, 1995.
25) Diario ABC, 11 de octubre de 1991.
25) Íbidem.
26) Archivo de la Primera Hermandad del Rocío de Villamanrique.
27) Íbidem.

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