Son las 10 en punto de la noche en la Plaza Virgen del Rocío de Almonte. Como cada día, desde el 6 al 14 de Agosto, va a dar comienzo el Santo Rosario por las calles de la Villa.
La luna, despertándose de su descanso diurno, apenas es capaz de abrir del todo los ojos y se vislumbra detrás de la fachada de la catedral de papel que refleja las luces de la fachada.
Muchas personas se agolpan a las puertas de la Parroquia de la Anunciación para acompañar al Simpecado de la Hermandad Matriz en su procesional presidiendo el Rosario de Almonte, el cual espera junto al Altar que también está presidido por otro de los Simpecados que posee la Hermandad.
Muy cerca, a la derecha, podemos contemplar en su altar, el magnifico cuadro de Nuestra Señora.
A la hora anteriormente citada, comienza el Rosario atravesando el dintel de la Parroquia, acompañado por el Presidente, Hermano Mayor y Alcalde.
Las salvas empiezan a entremezclarse con las avemarías
El Simpecado se recorta sobre el fondo de la Fachada de la Catedral Gótica
El Simpecado pasa por delante del monumento de la Pastora.
Tradiciones que se heredan…
Las calles de Almonte acogen el rosario de velas y avemarías.
Salvas, salves, rezos, …Almonte.
Se pasa por delante del monumento a la Saca de las Yeguas buscando El Chaparral
Portada principal del Chaparral
Niños, jóvenes, mayores: todos acompañan al Simpecado que pasa, a escasos metros del altar donde será desvelado el rostro de María del Rocío al alba del próximo 20 de Agosto.
Al llegar a este punto, D. Diego ruega que cesen los cánticos de las avemarías y se recen simplemente, dado que se pasa por delante de la casa de un difunto que ha fallecido hace pocas horas. El silencio es sobrecogedor y el encuentro entre el Simpecado y los deudos de la difunta no tiene forma de describirse y por respeto, no tiene en esta ocasión imágenes por mi parte, pero que cada uno se puede componer.
Pero la vida sigue y de igual forma, el cortejo sigue su camino. Faltan muchas calles por recorrer.
El Simpecado llega al Alto del Molinillo y nuevas salvas le reciben a la entrada de la calle
Y así seguirá calle tras calle, por su pueblo de Almonte.
Como colofón, el ruego de una abuelita almonteña llorando de emoción en la puerta de su casa al pasar la comitiva: “Madre mía, que lo vuelva a ver pasar” y el Simpecado, se giró hacia la misma….
Un fuerte abrazo a todo el Foro de este Cazador de Las Rocinas.
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