El pasado día 28 de agosto tuvo lugar la emocionada despedida del Capellán de la Primera y Más Antigua Hermandad del Rocío de Villamanrique de la Condesa, Rvdo. Don Carlos Rodríguez Blanco. Ante una repleta iglesia de Santa María Magdalena se celebró la emocionada despedida del hasta entonces párroco y capellán. Han sido dos años cortos pero intensos, en los que hemos tenido la inmensa suerte de compartir momentos inolvidables de nuestra Hermandad y nuestro pueblo de Villamanrique.
Desde su llegada entre nosotros pudimos apreciar que existía una especial sintonía, que caracteriza a nuestro Párroco y Capellán, que nos hacía sentirle muy cercano a todos nosotros porque sabía conjugar a la perfección su dirección espiritual con una fraternal amistad y afecto.
Como un manriqueño más quiso integrarse y comprometerse con todas las creencias y tradiciones de nuestro pueblo, llegando incluso a ser pregonero de nuestro Santo Patrón San Roque el pasado día 19 de agosto. Y fue precisamente el presentador del acto el que lo supo definir a la perfección como un hombre muy inteligente, prudente, cercano y buen sacerdote. Pero sobre todo un gran rociero, rociero manriqueño. Desde los porches, en esa ancestral tradición manriqueña de saludar y dar la bienvenida a más de sesenta hermandades que con fe y devoción desfilan por nuestro pueblo delante de nuestro bendito Simpecado. Siempre al frente de su Junta de Gobierno, sin miedo a los bueyes, apreciando y aplaudiendo la pericia de los carreteros y la fe y devoción de nuestro pueblo.
En el camino del Rocío, lo más grande para el manriqueño, cuando camina cada año al encuentro de nuestra Bendita Madre del Rocío hacia su Ermita marismeña. En este caminar pentecostal, don Carlos, ha sido un peregrino y romero más que, anheloso caminante, supo convertir el cansancio en disfrute espiritual en el rezo del “Ángelus”, en la emotiva misa en Matas Gordas, en la presentación ante la Blanca Paloma el sábado de Pentecostés, en el Santo Rosario y el rezo de la Salve a hombros de los manriqueños cuando Ella, la dueña y Señora de Villamanrique llegaba a nuestra Casa-Hermandad.
Superando la tristeza que nos produce su marcha, nos aferramos a la idea de que nuestra amistad y cariño sigan vivos y cercanos a pesar de la distancia.
¡¡¡Que Nuestra Bendita Madre del Rocío, a la que ya quiere y venera como lo hace desde hace tantos siglos nuestro pueblo de Villamanrique de la Condesa, le acompañe en su nuevo ministerio sacerdotal en Roma y le siga colmando de todas sus gracias y bendiciones!!!