Pedro Roldán es un conocido empresario almonteño sobre quien recaerá este año el privilegio y la responsabilidad de ser el hermano mayor de la Hermandad Matriz del Rocío de Almonte. Mañana domingo, en la Asamblea General de Hermandades Filiales se producirá su -bautismo- como representante de una entidad a la que fue envestido como único candidato.
–Imagino que ser hermano mayor de la matriz debe de ser una de las aspiraciones latentes de cualquier rociero. Sin embargo, ¿qué condiciona la elección personal para abandonarse a estos deseos?
-Pues no fue nada premeditado. Hacía 20 años que concurrí como candidato a hermano mayor y, desde aquella experiencia, la motivación como tal expiró. Fue este año, al conocer que no había candidatos cuando como un resorte acudí a pedir a la junta mi inclusión, e incluso fue a posteriori cuando lo consulté con mi mujer y mi familia. Fue entonces cuando tomé conciencia de la decisión que había adoptado.
–¿Qué sintió cuando le fue impuesta la medalla de hermano mayor y asumió las responsabilidades como tal?
-Satisfacción y un caudal de sentimientos que escapan a las palabras. Por una parte sientes gratitud por el respaldo cosechado entre los almonteños, mientras que por otro lado la ilusión que te embarga por el nombramiento. Es cierto que ha existido una sola candidatura y hacía cerca de un lustro que no se producía una situación parecida, por lo que la elección se ve despojada de ese componente de incertidumbre de saber si saldrás o no elegido
¿Cree que ese ritual de la elección se ve deslucido por esta ausencia de -rivales-?
-Bueno es indudable que cuando hay más candidatos existe un mayor ambiente, aunque nunca puede ser entendido como rivalidad. Aún así y a pesar de ser una sola persona la que aspiraba al cargo han sido más de 700 los hermanos que han respaldado la elección.
–¿Es usted de los que creen que la crisis económica ha sido el detonante de que un solo candidato se haya presentado a la elección de hermano mayor?
-Es impensable que Almonte pudiera quedarse sin hermano mayor. De hecho estoy seguro que si yo no hubiera dado el paso, habrían sido numerosas las personas que finalmente se prestarían a representar a la Hermandad.
–¿Considera que los detractores del fervor mariano que se respira en la aldea se quedarán sin argumentos cuando la austeridad sea la presumible nota predominante de la romería?
-Es cierto que en tiempos de bonanza se ha dado una imagen un poco distorsionada del Rocío, donde algunas personas realizaban cierta ostentación a la hora de vivir la Romería. Pero quizás este ha sido un hecho minúsculo en donde algunos han querido poner la lupa. Ahora, todo volverá a su lugar, porque al Rocío siempre se ha peregrinado con las alforjas llenas de fe, rodeado de tus amigos y familia, mientras que luego cada cual acude en función de sus posibilidades.
–Tengo entendido que ha hecho un llamamiento para que los rocieros destinen este año parte del coste del Rocío a Cáritas.
-Ante todo no debemos de perder nuestra perspectiva como Hermandad, por lo que bajo esta premisa creo que debemos ser conscientes de que existen personas que lo están pasando realmente mal y padecen una situación económica que nos obliga al compromiso de estas entidades. De ahí que abogara por donar parte de la inversión que destinamos a la Romería a Caritas o los alimentos sobrantes a los banco de alimentos.
–¿Es usted de los que sostienen que ante la inestabilidad de la economía la ciudadanía responde reforzando su confianza en los valores del alma?
-Creo que en los periodos de bonanza quizás estemos más distraídos y despegados de las cuestiones espirituales, mientras que cuando las dificultades nos acechan florecen más esos sentimientos. No obstante el que no cree, independientemente de los tiempos que corran, su fe no se manifiesta.
–¿Cómo vislumbra la futura romería?
-Recapitulando todo lo hablado creo que viviremos una Romería singular con mayor afluencia de personas del entorno de Almonte. En este sentido, auguro un Rocío donde la gente acudirá más que nunca en reunión o en familia. Quizás la gente estrene menos trajes, acuda con menos camareros, pero no dejará de visitar a la Virgen del Rocío porque, como digo, a la Romería cada uno va en función de sus posibilidades.
–¿Cómo vivirá Pedro Roldán este periodo de Pentecostés?
-Tengo que decir que después de ocho años viviendo los interiores de la junta, uno considera que ser hermano mayor no tiene esa relevancia especial que se le presupone. No obstante, una vez con la medalla en el pecho la percepción cambia y es un orgullo representar la fe de Almonte y de su Hermandad. En lo que respecta a mi papel, mi único deseo es pasar desapercibido y ser recordado como uno más.
–Imagino que habrá buscado el asesoramiento de otros hermanos mayores, ¿me equivoco?
-No. Ciertamente les es consultado al entender que con ello te puedes poner al día en cuanto a la organización etcétera. Es cierto que siempre existirán detalles y fallos que escapen a un plan fijado, si bien es bueno empaparse de la experiencia de tus predecesores. No obstante, es verdad que cada Romería, aunque igual, siempre se vive de una forma diferente.
–Vamos, -un currante- de la Hermandad Matriz de Almonte.
-Dicen que la devoción rociera se hereda como los genes y que desde la cuna ya se inculcan esos valores de fervor por la reina almonteña. El empresario Pedro Roldán puede presumir de haber recibido esa fe que posteriormente inculcó a sus hijos. Quizás por ello no es de extrañar que su compromiso con la Matriz no se limite al de un hermano raso, si no que ha desempeñado diversos cargos en la Junta; tres como vicetesorero y cinco como delegado de Romería, una experiencia que, "aunque enriquecedora", asegura que no es comparable al cargo de hermano mayor.