Después del paréntesis de los carnavales, de nuevo las puertas de la Casa Hermandad del Rocío de Isla Cristina se abrieron para un viernes más tener un rato de convivencia entre los rocieros y para que a las doce de la noche, como siempre, se le cantara la Salve a nuestro Bendito y Venerado Simpecado.
Y Fernando Romero, ayamontino pero muy arraigado a la Hermandad isleña, fue el encargado de cantar a la Virgen con esa "voz rota" a la que nos tiene habituado y con la que llega al corazón de todos los rocieros. Y no sólo cantó la Salve sino también un grupo de sevillanas a cual más hermosa con las que verdaderamente rezó, terminando con la que ya es muy conocida dentro de nuestra Hermandad como la que es dedicada a su abuelo, su himno como él la llama.