El Rocío, 27 de diciembre, un Simpecado en procesión y una casa abierta a la que llegan hermanos y amigos rocieros. Bruselas está en el Rocío, en Peregrinación Extraordinaria otro año más, pero con la ilusión de la primera vez.
Una ilusión que ya comenzaron a vivir el día anterior los hermanos que llegados de Bélgica y distintos puntos de España se reunieron en casa de nuestro querido hermano Mauri. Qué alegría el reencuentro con Pilar, Pedro, María y Maytana que venían de Madrid, con Pepi que vino de Extremadura y Loreto y Pili que venían directamente de pasar las Navidades en Bruselas. A la animada cena de convivencia se sumó también Mari Cruz, que venía desde Madrid con toda su familia a la Peregrinación.
Este reencuentro alegre de amigos que hace tiempo que no se ven continuó al día siguiente, cuando aparecieron Milly y Nemesio, Inma, Mary Loly, nuestros hermanos de Huelva (Rocío, Paquita, Emi, María Dolores, Pedro, Pinzón, Manuel) con sus familiares….. Y también estaba nuestro hermano Juan de Dios que vive en Bruselas y que venía acompañado de su familia y amigos de Mairena del Alcor, que ya vinieron el año pasado.
Y llegó el momento tan esperado: a eso de las 12 del mediodía la Hermandad de Bruselas iniciaba su procesión hacia la Ermita. Con el Simpecado luciendo bellísimo gracias a los cuidados de nuestro querido Prioste Cecilio y nuestra estupenda Tesorera Rosi, y con un regalo muy especial que nos hizo Mauri. Desde esta Peregrinación el Simpecado de Bruselas lleva una segunda medalla de la Hermandad Matriz de Almonte: la medalla de Fele, madre de Mauri, que este año se reunió con la Divina Pastora en las marismas eternas. Tener esa medalla es algo muy especial, por lo que significó Fele para la Hermandad mucho antes de que fuera Hermandad… Gracias de todo corazón, Mauri, por darnos esa medalla que tanto significa para ti y para nosotros.
Nuestros tamborileros Juan Cristóbal, su cuñado y nuestro hermano Juan de Dios, flores, banderines de Bruselas y del Camino Europeo del Rocío a pie, Junta de Gobierno, Simpecado y peregrinos, todos caminamos al encuentro de la Hermandad de Bruselas con Ella, nuestra Madre. Tan impacientes estábamos, que llegamos antes de tiempo a las puertas de la Ermita y tuvimos que esperar a que diera la hora para entrar.
Y a la una de la tarde, el esperado encuentro, la Santa Misa. Este año la Misa fue cantada, y muy bien, para gran placer de todos los presentes. ¡Gracias, José, Eulogio y los demás por compartir con nosotros vuestro arte!
La solemne Eucaristía, oficiada por el P. José Manuel Barral, fue alimento para el espíritu, en la que se nos recordó el papel tan singular que tiene la Hermandad de Bruselas de extender por Europa la devoción a la Madre de Dios en su advocación de Rocío. En esta ocasión la Hermandad Matriz estuvo representada por su Presidente, diversos miembros de la Junta de Gobierno y nuestros queridos amigos Fali y Gregorio, quien fuera Hermano Mayor de la Hermandad Matriz en 2013.
Y tras la Eucaristía se vivió uno de los momento más emotivos del día: la presentación del pequeño Francisco, de tan solo un mes, a la Virgen del Rocío. En presencia de sus padres, su tía Marisol, su abuela Mary Loly y su tía abuela Inma y los hermanos y amigos de Bruselas, tuvo su primer encuentro con la Reina de las Marismas. Es el primer niño de la Hermandad que se presenta a la Virgen, la tercera generación de hermanos de Bruselas, pues sus abuelos maternos Francisco Manuel (DEP) y Mary Loly fueron fundadores de la Hermandad, y sus padres Mariola y Miguel Angel son hermanos.
Llenos de felicidad por haber podido presentar a nuestro “hermano más pequeño” y poder decirle a la Divina Pastora “Madre, aquí estamos otra vez”, los peregrinos volvieron a la casa de Hermandad para una animada convivencia. Hermanos de Bruselas, familiares y amigos, todos disfrutamos del buen cante de José y Eulogio, que junto con Juan de Dios y su familia y otros miembros de la Junta de Gobierno de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocio de Mairena del Alcor animaron la fiesta hasta bien entrada la tarde. Y no contentos con eso, nos agradecieron nuestra acogida con un donativo para nuestras obras de caridad. ¡Muchísimas gracias por vuestra generosidad!
La casa llena de gente – muchos más de los previstos ¡qué bien! – buena comida y bebida, y mejor cante y baile hicieron de esta peregrinación de Navidad algo muy especial para recordar.
Carmen Falkenberg