La devoción a la Virgen del Rocío en Carrión de los Céspedes surge a través de un grupo de carrioneros que venían asistiendo a la Romería con la Hermandad de Triana en torno a la fecha de la coronación canónica de la Virgen. A partir del año 1919 cuaja en Carrión la semilla de la devoción rociera y comienza a florecer entre sus gentes el amor y la veneración hacia la Blanca Paloma.