La Ilustre Hermandad del Rocío de Gibraleón ha vivido este pasado domingo uno de sus días más importantes en la celebración de su 75 Aniversario con la inauguración del monumento a la Virgen del Rocío.
La rotonda en la que se ubica la imagen es la primera entrada y la primera salida a Gibraleón por lo que toda la persona que visite la localidad será recibida con un sabor más que rociero. La Señora se convierte así, más que nunca, en santo y seña de los olontenses, un pueblo rociero donde los haya.
La inauguración fue multitudinaria. Ni siquiera la lluvia consiguió menguar el número de asistentes.
La ermita de la Guadaña estaba abarrotada de público que esperaba fuera para acompañar al simpecado y a la comitiva. Decenas de personas enfilaron la calle Palo Dulce conscientes de que iban a vivir un momento histórico para Gibraleón.
Ya en el lugar, la Hermandad había colocado incluso un patio de sillas para acomodar al público que aguardó paciente bajo una suave lluvia los discursos protocolarios, antes del descubrimiento oficial del monumento. En la base del monolito, figuraban los cuatro simpecados que hasta hoy ha portado la Ilustre Hermandad del Rocío de Gibraleón.
El alcalde de Gibraleón acudió como invitado y manifestó su orgullo por el trabajo realizado por la Hermandad.
En el acto estuvieron invitados, el alcalde de Gibraleón, el vicepresidente de la Hermandad Matriz de Almonte y el autor de la imagen.
El presidente de la Hermandad, describió el día como uno de los más emocionantes de su mandato.
En su discurso, dio la enhorabuena al escultor al haber sabido captar a la perfección la dulce mirada de la Señora, tan importante para el rociero y devoto. El Hermano Mayor, José Díaz, realizó un emotivo discurso en el que dedicó este monumento a los rocieros que ya no estaban y que con su ilusión y pasión por el Rocío habían puesto en pie la Hermandad.
Desde el domingo, Gibraleón saluda al visitante con un sabor más rociero que nunca.