El pasado viernes día 23 de febrero, se abrieron las puertas de la Casa Hermandad del Rocío de Isla Cristina para el Canto de la Salve y al ser la primera vez de esta nueva temporada, un numerosísimo grupo de hermanos y hermanas acudieron a la llamada. Se palpaba en el ambiente las ganas de volverse a congregar a los pies del Simpecado después de casi dos meses en que se suspendió el canto de la Salve.
Así, la primera sorpresa fue encontrarnos con un vacío en la Casa ya que la Carreta no está en la Casa, pues se le está acometiendo una serie de arreglos, por lo que se ha colocado un pequeño Altar que ha gustado mucho a los hermanos, máxime cuando en estas frías noches de invierno, el espacio dejado por la Carreta ha permitido que el canto de la Salve se haga dentro de la Casa y no a las puertas como es lo habitual.
Y así, a las once de la noche, Ramón Rodríguez «El Poleá», acompañado a la guitarra por Iván Barberi, nos dió la sorpresa de que junto a él estuviera Sara Cáceres, una hermana de la Hermandad que siempre se ha caracterizado por cantar al Simpecado con un sentimiento muy profundo y que, por problemas laborales, llevaba mucho tiempo sin poderse acercar por la Casa. Y juntos, uniéndose a ellos el gran número de hermanos y hermanas que estaban presentes, se cantó la Salve de la Hermandad, esa Salve tan hermosa creada por José Antonio Monclova.
Y luego, como siempre, cuatro sevillanas, a cual más hermosa y con más fervor, cantadas por Ramón y Sara, con las que los sentimientos se colocaron a flor de piel.
Desde la Hermandad, queremos dar las gracias a Ramón Rodríguez por estar siempre dispuesto a venir a hacer la oración cantada a la Casa de todos los rocieros y por, una vez más, conseguir que viviéramos un «ratito de Rocío».
Muestra cómo se ha colocado el Simpecado ante la falta de la Carreta que lo porta.