No es fácil expresar con palabras los momentos vividos el pasado sábado 27 de Julio cuando Diego Miguel Martín Jara, mirando fijamente a su Simpecado, comenzó con palabras a interpretar la hermosa Salve que él mismo ha compuesto, acompañado a la guitarra por Antonio Rodríguez "El Pirata". Y lo decimos así porque nadie en la plazoleta era capaz de decir una palabra hasta que sonaron los últimos toques de la Salve y se rompió ese sentimiento manifestándolo en una fuerte ovación.
Pero ahí Diego no había acabado porque como isleño, y precisamente criado en el barrio donde se alberga la Casa Hermandad, dedicó unas sevillanas inéditas al barrio que lo vió nacer en la calle Mercado, a su gente, a todos sus vecinos, aunque como él mismo dijo, por lo limitado de las sevillanas, "no están todos los que son, pero a todos los lleva en el pensamiento y en el corazón". Y con ese corazón cantó a sus dos amores celestiales, Cinta y Rocío, y, en medio de la emoción que lo embargaba, pudo acabar las que dedicaba a sus nietos, a sus hijos y a su mujer Mercedes dando gracias a la Virgen del Rocío por tenerlas a su lado.
Cuando el sentimiento está por encima de todo, hace que personas como Diego Martín Jara nos haga acercarnos, si cabe, mucho más a Nuestra Madre La Virgen del Rocío.