Una noche de viernes más, a las puertas de la Casa Hermandad del Rocío de Isla Cristina y ante el Bendito Simpecado, se congregaron un gran número de personas para estar en el momento del canto de la Salve a las doce de la noche. Máxime cuando ya estaba anunciado que el canto de la misma correría a cargo de Emilio Jesús López Maestre, un joven que lleva muy dentro su Amor incondicional por la Madre de todos los rocieros y por el Pastorcito Divino y que constantemente lo manifiesta públicamente. Así, en el momento de que la campana de la Hermandad comenzó a sonar, no sólo se congregaron muchos hermanos de la Hermandad sino, también, un gran número de personas que, sin ser hermanos, se sienten atraídos por el «ratito de oración cantada que dedicamos a la Patrona de Almonte». Y de esta manera, con ese silencio tan respetuoso con el que todos los reunidos en la Plazoleta reciben ese toque de campana, comenzaron los acordes de guitarra de Iván Barberi Cáceres para dar entrada a la Salve de la Hermandad de Isla Cristina en la voz de un Emilio Jesús que temblaba de emoción ante la Blanca Paloma. Y como él mismo manifestó después en sus sevillanas, «una vez más a tu vera, rodeado de tu gente, buscando todos un mismo destino… ¡llegar a tus plantas, Virgencita del Rocío! y los viernes, en la plazoleta, los isleños rezarte». Sin duda alguna, unas sevillanas llenas del sentimiento y emoción que Emilio Jesús le pone a todo lo que hace y que manifiestan la llamada de vivir todos los viernes esa emoción. Y precisamente por ello, se sintió acompañado por mucha gente que le alentaban para que la emoción no le traicionara. Una emoción que transmitió a todos haciendo que, finalmente, fuera acompañado por otras rocieras cantando más sevillanas y que otros bailaran a los pies del Simpecado.
En definitiva, una noche más en la que la magia del amor rodea a nuestro Simpecado y en el que se vive intensamente ese «ratito de Rocío»