La Ilustre Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Isla Cristina hizo su Peregrinación Oficial a la Aldea Almonteña el pasado fin de semana culminando el domingo, 22 de enero, para celebrar la Santa Misa ante la Blanca Paloma.
Coincidiendo con una mañana realmente luminosa y acompañados por la que ya es oficialmente «ahijada», la Hermandad de Medina del Campo con su Presidente al frente, Adolfo Marcos.
Muchos fueron los isleños e isleñas que hasta la Aldea se desplazaron para acompañar a nuestro Bendito Simpecado para tan magno acontecimiento. Así, al toque de la campana de la Casa Hermandad, el grupo de tamborileros de la escuela de la Hermandad de Huelva, fue el encargado de abrir el cortejo seguidos de las diferentes insignias y cestas de alimentos y flores que portaban las Hermanas Mayores.
Hasta quince Hermandades rocieras nos acompañaron juntoa con las Hermandades de Penitencia isleñas y La Bella de Lepe.
Presidía el cortejo, en nombre de la Peña «La Carcoma», el Hermano Mayor Emiliano Cabot, acompañado de la Sra. Alcaldesa de Isla Cristina, Dª María Luísa Faneca, junto con la Presidenta del Consejo de Hermandades y Cofradías de Isla Cristina, Dª Pepa Mary Serrano, el Presidente Francisco Amorós y la Secretaria, Matilde Pérez.
Al toque de palmas, hizo su entrada nuestro Bendito Simpecado en la Ermita, no cesando hasta que ya estuvo en el sitio que le correspondía en el altar ante Nuestra Madre del Rocío, donde fue recibido por la Hermandad Matriz y por nuestro Director Espiritual D. Carlos Javier Rodríguez Parra, que ofició la Misa, cantada de forma desinteresada por el Grupo «Raíces» de Huelva.
Una vez más, el santuario estaba completamente lleno, demostrando todos los allí congregados su fervor y recogimiento ante la Señora, sólo rompiéndose al final, cuando después de la Salve, Emiliano Cabot, en nombre de la Peña «La Carcoma», comenzó a dar los Vivas embargado por la emoción.
Sin dejar de tener de frente a Nuestra Madre del Rocío, el Simpecado fue avanzando en medio del gentío hasta la salida de la ermita para iniciar el camino de vuelta a nuestra Casa Hermandad donde los hermanos y hermanas mayores obsequiaron con un aperitivo muy suculento a todos los invitados y a los hermanos en general.
Un año más, con la satisfacción del deber cumplido, la Hermandad se marchó de la Aldea sabiendo haber estado a la altura de lo que se espera de ella ante Nuestra Madre y ante la Hermandad Matríz y ya, con los ojos puestos para ir preparando los actos previos a la próxima romería.»