La devoción rociera ha sobrepasado ya los muros de la cárcel, y un año más un grupo de internos del centro penitenciario de Huelva peregrina hoy a la aldea almonteña para reencontrarse con la Blanca Paloma.
En su recorrido una parada especial, la que les ha llevado a Moguer para compartir con la familia rociera de la localidad la fe y devoción que profesan a la Reina de las Marismas. Como en años anteriores, el Hermano Mayor de la Hermandad del Rocío de la ciudad, Manolo Morales, acompañó a la comitiva desde la salida de la cárcel, pasada las siete de la mañana, hasta la localidad juanramoniana donde se detuvieron en la sede de la Hermandad para rezar la salve con el párroco de la ciudad, José Manuel Raposo, y entregar un ramo de flores al Simpecado moguereño. En este simbólico rincón, que custodia la historia de una hermandad centenaria, fueron recibidos por el Alcalde de Moguer Gustavo Cuéllar y por el concejal de Turismo José Antonio Rodríguez.
Acompañaba a la expedición, formada por 13 presos, educadores y voluntarios, el director del centro penitenciario, Alejandro Zulueta, que mostró su apoyó a este tipo de iniciativas que persiguen la reinserción social de los reclusos.
Con un pellizquito en el corazón, por los momentos vividos ante el carretón de la hermandad moguereña, la comitiva emprendió camino hacia la Bodeguita de Los Raposos, donde como cada año el gerente les ofreció algo para tomar en un ambiente distendido y con gran complicidad.
Agradecidos por los momentos vividos y felices por la experiencia que iban a compartir los internos se adentraron en el centenario Camino de Moguer, que les conduce cada año entre pinares, romeros y jaras en flor, hasta la Blanca Paloma.