El próximo 30 de mayo, en Barañáin habrá jornada rociera. Pero con cierto sabor navarro. Porque si no, ¿cómo se explica que la primera de estas fiestas, hace ya cuatro años, comenzase con una txistorrada popular?muchos de ellos no son andaluces, ni sienten la tradición por haberla vivido desde niños. Pero, por una u otra causa, los cerca de 70 miembros de la Hermandad La Blanca Paloma de Navarra han conectado con las tradiciones andaluzas. Y por eso pretenden transmitirlas con la celebración, el último fin de semana de mayo, de una particular romería de El Rocío, que en este caso no terminará en la conocida aldea onubense, sino en el parque del Arga de Barañáin.
Esta fiesta será el acto cumbre de los que llevan a cabo desde la Hermandad de La Blanca Paloma, un grupo que nació hace ya quince años, y que, cada primer sábado de mes, celebra, con coro rociero incluido, una misa típica andaluza. Hoy no será una excepción, ya que, a partir de las 20.00 horas, en la parroquia Santa María de Barañáin se dará la bienvenida a un grupo de unos cuarenta hermanos, a los que se les impondrá la medalla. Más bien una «medallica», porque el objeto tiene también su esencia navarra e incluye el escudo de Barañáin. Todo ello lo presidirá un nuevo Simpecado, un estandarte religioso, recién llegado de Huelva, que en la tradicional peregrinación a la aldea de El Rocío abre siempre el camino de las hermandades.
Casi un año de preparación ha llevado la fiesta que se realizará en la localidad navarra, como cuentan Rafael Castrillo Rebollo y Antonio Ansorena Remírez, presidente y vocal de la Hermandad, respectivamente. «Esta celebración siempre la hemos realizado entre nosotros, pero desde hace cuatro años la estamos mostrando a la gente, haciéndola popular y abierta a todo el mundo», explica Antonio. Y a juzgar por la asistencia de otros años, ha tenido gran acogida: «La gente ha ido conectando con el ambiente de Andalucía, con sus valores», señala Antonio, que cuenta cómo la primera la empezaron con una txistorrada popular.
Pendientes del tiempo
El 30 de mayo, todos los hermanos rocieros mirarán al cielo nada más levantarse. Y es que, si algo diferencia El Rocío tradicional del que se hará en la Comunidad Foral, es el impredecible clima de ésta última. Y bien lo recuerdan Antonio y Rafael, que en 2009 vieron cómo una lluvia incensante daba al traste con las celebraciones previstas. El estandarte protegido con un chubasquero fue, probablemente, la imagen que mejor ilustró lo difícil de trasladar las tradiciones andaluzas a tantos kilómetros al norte de su lugar de nacimiento. A pesar de eso, la fiesta siguió, en la sede de la hermandad, una sociedad gastronómica situada en el polígono de Barañáin, que sus integrantes han decorado ellos mismos, poniendo especial atención en que cada detalle recuerde las tradiciones andaluzas.
Así que este año, han retrasado un mes la romería «para intentar evitar las lluvias torrenciales, aunque aquí nunca se sabe», cuenta Antonio. Sin embargo, eso no ha sido impedimento para la preparación, en la que, como apunta Rafael, encargado de preparar las carretas, están colaborando unas 25 personas en total. Aunque la participación final estará muy por encima, como señala Antonio, que es, en este caso, el encargado de preparar un espectáculo que se celebrará el sábado 29 (el viernes será el pregón) en el auditorio de Barañáin. Un festival «de sonido, música, bailes, con aliciente, que haga participar a todo el mundo», explica el vocal de la hermandad. ¿Su objetivo? «Que todo el mundo acabe de pie cantando la salve rociera», apunta. Más de 60 bailarines se darán cita en el escenario berinianense, con grupos de la escuela Sandra Gallardo, y otros venidos desde Tarragona. Con este espectáculo (que a falta de un mes ya ha vendido la mitad de las entradas) pretenden hacer que la gente «viva El Rocío». Algo que también podrán hacer los que se pasen, el domingo 30, por el parque del Arga. Porque allí llegará la comitiva que, desde la parroquia Santa María de Barañáin, realice la romería, con la tradicional «parada en el camino», como señala Rafael. Una vez en el parque, las jaimas y casetas, los caballos y la manzanilla harán el resto para que los navarros no tengan que viajar cientos de kilómetros al sur a vivir la experiencia de una auténtica romería andaluza.