Jesús Palacios estrechó su vinculación con la hermandad con un pregón marcado de vivencias en torno a los momentos más emotivos del Rocío desde la salida de los romeros de la capital onubense:
Veinte días para postrarse ante Ella. La Hermandad del Rocío de Huelva, que está inmersa en los preparativos para su cita anual en la aldea almonteña, celebró ayer el acto oficial previo a la romería rociera. El Gran Teatro acogió el pregón, que en esta edición, corrió a cargo de Jesús Palacios. A las puertas del teatro, el sonido de la flauta y el tamboril anunció el acto con el que la hermandad inicia su caminar para encontrarse con la Blanca Paloma. Un acto, que contó con el alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez; el presidente de la hermandad, Juan Ferrer; el hermano mayor de 2009, Julián Pérez, y el director espiritual, Pedro Gamero.
El pregonero fue presentado por Onofre López, que destacó que Palacios «llega con más humildad que vanagloria». Manifestó que «esta noche se planta en este coliseo para hablar de Huelva y su hermandad rociera. Hoy su voz sonará a azul y blanco, y como una estela recorrerá una parte de nuestra historia». López apuntó que cada siete años acompaña a la Virgen de Pastora a su llegada a Almonte, «siente el Rocío con otra profundidad, con una fe sin fisuras».
Utilizando el argot taurino, el presentador invitó al pregonero a iniciar «la faena de la lírica. Maestro, suyo es el momento». Palacios, que señaló que ser pregonero de la Hermandad de Huelva «es una responsabilidad muy grande» ya que se trata de «una hermandad emblemática del Rocío», subrayó que para él «es un honor» que el hermano mayor «se acordara de mí, de mi voz, para pregonar las vivencias y el sentir rociero de la hermandad», a la que siempre ha seguido «en su salida, en el camino y en su estancia en la aldea», y con la que desde ayer ha establecido una «vinculación directa», un nexo de unión marcado por un intenso sentimiento rociero.
El pregonero, que se definió como un «rociero de devoción callada y sentida a la Virgen del Rocío», ofreció un pregón «de Huelva y para Huelva», un canto, en prosa poética y lírica, a Huelva, al Simpecado de la hermandad, al camino, a la capital onubense y al sentimiento rociero de Huelva. Fue un pregón hecho con el corazón, desde «el cariño» y basado en sus propias vivencias.
Palacios realizó un recorrido por los momentos más emotivos de la romería del Rocío protagonizados por la Hermandad de Huelva: su salida de la capital onubense; su noche en Bodegones; su entrada en la aldea almonteña después de hacer el camino, la expectación que despierta a su paso, y la visita de la Virgen el lunes de Pentecostés. «El lunes de Pentecostés quieres quedarte eternamente con tu Hermandad de Huelva».
Fue su pregón una sucesión de versos en torno a Huelva y a la hermandad, «en una cinta de plata Huelva se va para el Rocío, Huelva huele a romero en la mañana del jueves», afirmando que «detrás de ese Simpecado se encuentra el verdadero camino hasta el cielo, Huelva es tu nombre Rocío, del Polvorín a Cardeñas», a lo que añadió que «Huelva huele a Bodegones por sus cuatro costados, Huelva es polvo del camino por arenales de Gato, Huelva es sentimiento rociero que en un corazón no cabe, Huelva te quiere a raudales, como Huelva te quiere, no te sabe querer nadie»