Hace siete años que un reloj intangible e inmaterial marca la cuenta atrás del traslado de la Virgen de El Rocío a Almonte. Una fecha en el calendario que desde Pentecostés comparte protagonismo con la declaración de Año Jubilar Mariano que, con motivo excepcional, concedió el Papa Benedicto XVI desde el quince de agosto de 2012 hasta el ocho de septiembre de 2013. Ambas efemérides se funden en una única devoción: la de María en su advocación del Rocío. Mientras, la Hermandad Matriz trabaja intensamente por confeccionar una programación y cultos espirituales acorde al magno acontecimiento mariano.
Entre tanto, la catedral efímera que se levanta en la plaza Virgen del Rocío ya muestra su impronta y su belleza.
El papel rizado tapiza sus arcos y anuncia a los almonteños la buena nueva. En esta labor llevan trabajando un grupo de mujeres contratadas por el Ayuntamiento desde el pasado 18 de abril a efectos de engalanar el centro neurálgico del municipio.
En el edificio del antiguo matadero grupos de trabajo compuestos por una manijera y dos operarias han venido doblando las tiras de papel y picándolo. El proceso es arduo, pero gratificante y consiste en darles cortes en forma de peine con la ayuda de una máquina. Esta ornamentación también estará presente en las diferentes calles del recorrido de la Virgen del Rocío, desde que la imagen alcanza el Camino de los Llanos hasta la Parroquia de la Asunción.
Posteriormente, ya en una nave del polígono industrial El Tomillar, las mujeres separan el papel ya picado y lo pegan por una cara, de forma que la zona embellecida mire al exterior para posteriormente adherirlo en seco a los aros de madera…