Mediodía en el Charco de la Pava y ahí numerosos rocieros acampan con las carretas de la Hermandad del Rocío de Triana a la espera de que llegue la tarde para comenzar a cargarlas con las bebidas y las comidas para el primer «tirón» del camino.
Los adornos, complemento imprescindible para las carretas, se preparan afanosamente. «Aquí estamos poniendo unas banderillas en un lateral, ya que la carreta pertenece a Francisco Rivera», comenta un obrero. A la hora de adornar, la cosa va por modas, tradición familiar o al gusto.
Muchos son los que reposan la comida, expuesta aún en mesas improvisadas permanecen las sobras de queso curado, caña de lomo o jamón en platos de plástico.
Toca retocar las lonas, «latigar» las cuerdas para montar a los bueyes, preparar las neveras o esperar a que lleguen las carriolas, donde se insertarán las bebidas y la comida para estos días de camino.
Una de las carretas -que pudo visitar ABC- todo estaba listo: Los trajes colgados de sus perchas, los colchones en el piso superior de las mismas, las cortinas bien desplegadas. «Mañana salimos y lo tenemos que dejar ahora todo listo», comenta una rociera de pro, pues su avanzada edad delatan muchos años de Rocío.
«Los adornos son blondas de tartas y los abullonados del techo están hechos con bolsas de plástico, por si llueve», afirma otra rociera. En la base de la carreta descansan neveras, colchones, maletas…
Todo dispuesto para que la Hermandad del Rocío de Triana dé comienzo su andadura hasta pisar la Aldea almonteña.
M.J. LORA. SEVILLA