DESCRIPCIÓN DE LAS NUEVAS ANDAS PARA LA SANTÍSIMA VIRGEN DEL ROCÍO
Los condicionantes previos al diseño aportados por la Hermandad Matriz de Almonte eran muy claros:
– La funcionalidad en el diseño que no perturbara la popular forma de la Procesión de la Santísima Virgen cada año el Lunes de Pentecostés, evitando añadidos que provocaran enganches o daños a los portadores y devotos. El diseño de los varales tenía que ser especialmente cuidado, pues constituyen el elemento mas expuesto en la Procesión, motivo por el que había que tener en cuenta que ningún volumen excesivo en los tubos molestara.
– La otra condición era el mantenimiento de la impronta en medidas y diseño que ya tienen las actuales andas de la Virgen y que se han convertido en un icono reconocible en todo el orbe rociero. De este modo, debía mantenerse tanto las medidas como las formas básicas.
Tras largos estudios sobre la historia de la devoción por la Santísima Virgen del Rocío, su Procesión, su entorno y la idiosincrasia cultual y festiva del fenómeno rociero, se comenzó a fraguar lo que son las nuevas andas de la Virgen.
Estéticamente, su ornamentación bebe de las bases ya asentadas por Don Cayetano González (1896-1975), al diseñar las anteriores andas terminadas en 1934 en su peculiar estilo basado en el regionalismo sevillano, y por Don Joaquín Castilla (1888-1969), con su diseño del manto llamado de los Apóstoles, realizado entre 1951 y 1957, tan próximo también a la estética regionalista. Éstas son, bajo nuestro punto de vista, las obras que definen el estilo rociero consolidado en las actuales andas e impreso en la retina de los devotos, el cual hemos querido continuar pero también enriquecer con la aportación de nuestra visión personal.
Quizás el elemento menos interesante de las andas actuales sea el moldurón que recubre las propias andas, en el que apenas sobresalen como elementos de interés las cuatro cabezas de león que se sitúan en sus esquinas.
Aun así, se ha respetado la idea de un friso amparado por molduras, tanto en la parte superior como inferior, pero aumentando su riqueza ornamental e iconográfica.
Es aquí, en la base de lo que son las andas de la Santísima Virgen, donde se han incorporado doce tondos con los bustos de los Apóstoles para recrear la escena de Pentecostés, al estar situada la Virgen en el centro, rodeada por el Colegio Apostólico. En cada cara van tres Apóstoles, yendo en el frente San Pedro, por ser el primero de ellos y el Patrono de la villa de Almonte.
En estas obras escultóricas en plata se ha tomado como referencia la producción de artistas flamencos que trabajaron en la Sevilla del siglo XVI.
En las esquinas, en su visión lateral, se ha situado el Escudo de la villa de Almonte amparado por un león en cada una de ellas, como símbolo éste de luz, valor, poder, justicia y sabiduría, llegando incluso a simbolizar en el Medioevo la Resurrección de Cristo. También, de forma popular, se llamó así a los almonteños cuando la camarista de la Santísima Virgen, Doña Ana Valladolid, en 1919, tras la Coronación Canónica de la Sagrada Imagen, apaciguaba los ardientes impulsos de procesionarla de sus hijos almonteños agitando un abanico cerrado, tras lo cual el Cardenal Don Enrique Almaraz, con gracejo, se despidió de ella de la siguiente manera: “Adiós Anita Valladolid, domadora de leones…”. Siguiendo con esta asociación del león con el pueblo de Almonte, el canónigo Don Juan Francisco Muñoz y Pabón, promotor de la Coronación Canónica, con su fina pluma, escribió entre otras letras, la célebre que dice “Apretarse almonteños, nobles leones, que se acerca la lucha de corazones…”, en alusión al momento de la Procesión.
El resto de la decoración se inspira en los elementos antes descritos de Joaquín Castilla y Cayetano González, incorporando como elemento divisorio entre paños las estrellas idealizadas que tachonaban el anterior interior de la tumbilla.
Los seis varales, por otra parte, mantienen su basamento cuadrangular pero la decoración se ha enriquecido. En la cara que da a la calle de cada varal se han representado cartelas apergaminadas con la inscripción de los tradicionales Vivas a la Virgen:
-Viva la Virgen del Rocío
-Viva la Blanca Paloma
-Viva la Reina de las Marismas
-Viva el Pastorcito Divino
-Viva la Patrona de Almonte
-Viva la Madre de Dios
Las demás caras repiten la idealizada estrella del techo de la tumbilla y, como detalle especial, la cara que da al interior en los varales centrales, los mas cercanos a la Sagrada Imagen, llevan representados una paloma sustentando un capote con la famosa leyenda atribuida a Joselito el Gallo al referirse a la Virgen del Rocío: “Otorga lo imposible”.
Sobre el basamento una cúpula gallonada da paso a los tubos. En vez de los nueve tubos actuales, los nuevos varales llevan ocho, siendo el primero del doble de tamaño que los restantes. Esto se debe a que este primer tubo lleva representada una escena en lugar de la ornamentación habitual. Es aquí donde hemos querido realizar una de las principales aportaciones de la nueva obra: resaltar en el labrado la gran importancia que tiene, tanto en la propia advocación de la Santísima Virgen como en su Romería, el entorno natural de las Marismas y de Doñana. En este paraje de las Rocinas, “sitio cuyas incultas malezas la hacían impracticable a humanos, siendo solo accesible a aves y silvestres fieras”, es donde tuvo lugar la Aparición de la Imagen de la Santísima Virgen al cazador.
Estos tubos van rodeados unos por pinos y los más cercanos a la Santísima Virgen por zarzas, entrelazándose las ramas a lo largo del tubo. En su nacimiento, entre plantas de enea, se observan ejemplares de la diferente fauna autóctona de estos lugares: linces con sus crías, caballos y potros, ciervos y cervatillos, flamencos, espátulas y cercetas pardillas. En la parte superior, posados en las ramas o volando, se representan milanos, búhos, canasteras, abejarucos, abubillas y abejas. Son imágenes -elevadas a lo simbólico- de la riqueza en flora y fauna del entorno en el que se eleva el Santuario.
Centrando estos tubos van Arcángeles músicos, como símbolo de la alegría y devoción de la fiesta romera que acontece en estos parajes: unos y otros con trompeta, flauta y tamboril, guitarra y pandereta; y dos arcángeles en los varales centrales con castañuelas en pose de baile. Representan, como decimos, la alegría en la devoción a la Santísima Virgen del Rocío.
El resto de tubos sigue el esquema adoptado para la representación de la flora de Doñana, elementos vegetales que entrelazan sus ramas. En los espacios vacíos que se forman entre los cruces de tallos y ramas van inscripciones de la Letanía y en otros el Monograma de María.
Las flores elegidas para estos tubos son la amapola, símbolo del consuelo y la esperanza; la margarita, símbolo de la inocencia y la pureza; el narciso blanco, el cual, con su forma de trompeta, alude a la función de la transmisión del mensaje de Dios; la orquídea, símbolo de la armonía y la perfección espiritual; el lirio, símbolo de la luz y representación de la Santísima Trinidad; y la rosa silvestre, con infinidad de simbolismos, que se ha elegido por su vinculación con el Santo Rosario (Corona de Rosas). Todas representan un canto a las virtudes de la Santísima Virgen, a la vez que también simbolizan la tradicional forma de exornar con flores las andas y tronos de las imágenes sagradas. En nuestro caso, ya que sus andas procesionales no llevan flores naturales durante la procesión del Lunes de Pentecostés, la ausencia de aquéllas se suple con estas flores labradas en la plata de sus varales.
Son por tanto seis varales con una representación floral particular cada uno de ellos, aparte de que los seis primeros tubos de los varales son todos distintos entre sí. Se rematan con capitel corintio y perilla inspirada en las que en cerámica rematan la fachada del Santuario.
Como último elemento de las andas diseñamos la peana. Es ésta de cuatro caras
con ochavas, siendo los vértices de las últimas también con chaflán para dar cobijo a los ocho grandes contrafuertes que la decoran. Este elemento se ha rescatado de la primitiva peana de carrete de madera de la Santísima Virgen, incorporando los ocho elementos
que simulan sustentar el peso de la Sagrada Imagen. Para ampliar y enriquecer la iconografía de la peana se ha contado con la participación del almonteño Manuel Galán, doctor en Historia del Arte y director del Museo-Tesoro de la Hermandad Matriz.
En cada cara mayor de la peana, en el centro, va una escena de la vida de la Santísima Virgen. Cada escena esta extraída de los misterios del Santo Rosario, pues dicho elemento para el rezo aparece como detalle ornamental en la base de la peana. Serán cuatro rosarios independientes, uno por cada cara, haciendo alusión a los cuatro grupos de misterios de la vida del Señor: Gozosos, Luminosos, Dolorosos y Gloriosos.
Para el frente la escena escogida es la de Pentecostés, como alusión a la fiesta litúrgica en la que se celebra a la Santísima Virgen del Rocío, Venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y la Virgen que pertenece al grupo de Misterios de Gloria. A la derecha de Nuestra Señora la escena que se plasma es la Visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel, que entra en el grupo de los Misterios Gozosos.
A la izquierda la escena escogida es las Bodas de Caná, perteneciente a los Misterios Luminosos. Y, por último, en la parte trasera figura la escena del Calvario, como Misterio Doloroso.
La peana quedaría, pues, articulada de la siguiente forma:
En el frente la escena de Pentecostés, donde María reunida con los Apóstoles son sorprendidos por un viento recio y lenguas de fuego que se posan sobre cada uno de ellos recibiendo así los dones del Espíritu.
En el friso superior aparecen una invocación de la Letanía Lauretana del Santo Rosario en latín: MATER DEI y a su vez las inscripciones SINE LABE CONCEPTA, Dogma de Fe proclamado por el Papa Pío IX en 1854, y TOTA IN COELVM ASSVMPTA, otro Dogma de Fe proclamado por el Papa Pío XII en 1950.
En la parte central, a cada lado de la escena y en eje con los dogmas de fe antes mencionados irían, en espacios circulares, la representación del Encuentro de San Joaquín y Santa Ana en la Puerta Dorada, bajo el Dogma Concepcionista; y, bajo el Dogma Asuncionista, un relieve de la escena con la Asunción al Cielo de María.
A la derecha de la Santísima Virgen iría la escena de la Visitación, peregrinación que llevó a cabo María para visitar a su pariente Isabel, poniéndola en conexión figurada con la peregrinación que, desde antiguo, realiza el pueblo fiel de Andalucía y de España para visitar a Nuestra Señora del Rocío en su Santuario de las Rocinas.
En el friso superior aparecen las letanías de TVRRIS EBVRNEA, JANVA COELI y SEDE SAPIENTIAE. Bajo el “Janva Coeli” iría un relieve de la Encarnación del Hijo de Dios y bajo el “Sede Sapientiae” una escena del Nacimiento de Jesús.
En el lado izquierdo de la Santísima Virgen iría un relieve con las Bodas de Caná, en el que María aparece como intercesora de la Humanidad necesitada. Introducimos así los Misterios Luminosos creados por San Juan Pablo II en 2002 mediante la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae. Y así también secundamos la tarea que este mismo Papa nos encomendó durante su visita al Santuario del Rocío: “Haced de este lugar del Rocío una verdadera escuela de vida cristiana”.
En el friso superior irían las letanías ROSA MYSTICA, MATER MISERICORDIAE Y SPECVLVM JVSTITIAE. Bajo el “Mater Misericordiae” iría un relieve de los Desposorios de María y José y bajo el “Specvlvm Jvstitiae” la Coronación de la Virgen como Reina y Señora de Cielos y Tierra.
Por último, en la parte trasera iría la escena de la Crucifixión en el momento en que Jesús nos entrega a su Madre como Madre Nuestra, quedando la Iglesia representada en la figura del Apóstol San Juan: “Jesús viendo a su madre y junto a ella al discípulo amado dice a su madre: mujer ahí tienes a tu hijo, y luego mirando al discípulo le dice: ahí tienes a tu madre”.
En el friso superior leemos OMNIVM GRATIARVM MEDIATRIX, STELLA MATVTINA Y REGINA ANGELORVM. Bajo el “Stella Matutina” figurará la escena de la Huida a Egipto y bajo el “Regina Angelorvm” la Presentación de Jesús en el Templo.
En los chaflanes de los frisos superiores irían las letanías GRATIA PLENA, MATER SALVATORIS, SALUS INFIRMORVM Y SPES NOSTRA y bajo ellas los siguientes escudos: para la parte delantera izquierda el de la Hermandad Matriz de Almonte y a la derecha el de Huelva; en la parte trasera a la izquierda el del Papa Francisco y a la derecha el del Rey Felipe VI. Estos últimos emblemas heráldicos, además de hacer alusión a los títulos que desde 1920 ostenta la Hermandad Matriz, ponen de manifiesto el Pontífice que se sienta en la Cátedra de San Pedro y el Rey que reina en España cuando se ejecutan las nuevas andas de la Santísima Virgen.
En el centro de los ocho contrafuertes que ornamentan la peana se ha representado un crismón (monograma de Cristo “XP”), para el que hemos tomado como base el que figura en una lápida paleocristiana de la Parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción de Almonte fechada en el año 495, que es uno de los elementos cristianos más antiguos de toda la Diócesis de Huelva. Al incluir dicho motivo en estos elementos sustentantes queremos señalar que nuestra Fe se sustenta sobre la Fe de aquellos primitivos cristianos, la cual nos ha llegado de generación en generación.
El escudo de la familia donante aparece también incorporado pero de forma discreta por expreso deseo de la misma, por lo que va incorporado sobre la escena de la Crucifixión en la parte trasera de la peana, yendo tapado por el manto de la Santísima Virgen, cuyo amparo y protección imploran de la Señora los miembros de dicha familia.
Por último, en las chapas de plata que conformarán el suelo tanto de las andas como de la peana aparece decoración vegetal con prioridad de azucenas y cardos en las andas, símbolo de la pureza de María y de la dureza del camino del romero. En este suelo de las andas va grabado el escudo de España en la delantera y el de la diócesis de Huelva en la trasera. En el suelo de la peana, a los pies de la Santísima Virgen, iría decoración vegetal con prioridad de hojas de acebuche, en alusión al lugar donde apareció su Sagrada Imagen.
Queremos agradecer la gran colaboración de Álvaro Abrines en la parte de modelos de apóstoles y escenas de la peana.
El pasado día 7 de mayo se bendijo en la Parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción de Almonte, el nuevo Paso de Ntra. Sra. del Rocío. Del cual ORFEBRERÍA VILLARREAL, S.A. ha realizado toda la orfebrería del techo en plata de ley. Consiguiéndose de esta forma, junto con la estructura interior realizada por INESPASA, reducir su peso muy considerablemente. En lo que respecta al terreno artístico, se ha respetando el diseño anterior del techo de Palio y se ha enriquecido la ornamentación en cuanto a relieve y depuración en su dibujo.