En la rica, poliédrica y deslumbrante biografía del palmerino Manuel Siurot Rodríguez, abogado, juez y magistrado suplente, político circunstancial y, sobre todo, pedagogo de referencia internacional, impulsor de las Escuelas del Sagrado Corazón fundadas por San Manuel González García en 1908, que replicó más tarde en Sevilla, está también su militancia rociera. Hasta tal punto, que empujado por el que fuera arcipreste de Huelva a principios del siglo XX ejerció de Hermano Mayor efectivo de su hermandad en 1902 y participó de la redacción de sus nuevos Estatutos. Era el tiempo en el que el párroco de San Pedro descubrió que El Rocío era un poderoso instrumento pastoral en la Huelva británica de la todopoderosa Riotinto Company Ltd. para contrarrestar los efectos crecientes de su secularización y el avance del protestantismo.
El mismo referenció en su obra “La Romería del Rocío” (1918), un opúsculo de deliciosa lectura que nos retrotrae al ambiente del Rocío de principios de siglo, los prodigios que experimentó su única hija, Antonia Siurot de Mora, que sanó de una grave enfermedad por mediación de la Santísima Virgen del Rocío. A cuya devoción sirvió de forma extraordinaria en las importantes obras de restauración de su antigua ermita de 1915, siendo la persona de referencia en Huelva; como lo fue, así mismo, en su Coronación Canónica en 1919, que movilizó a toda la baja Andalucía. Para este gran acontecimiento de la historia rociera puso sus mejores empeños y sus influencias ante el cardenal arzobispo de Sevilla, D. Enrique Almaraz y Santos, de feliz memoria, para hacerla posible.
Las páginas de este diario fueron testigo cualificado de su devoción a la Reina de las Marismas, publicándole, al que también fuera distinguido con el prestigioso Premio periodístico Mariano de Cavia, siete crónicas de la Romería de Pentecostés, entre 1928, esta primera publicada en la edición de Madrid, y 1939. Como curiosidad, estas crónicas las dictaba desde el único teléfono que existía en la aldea del Rocío, instalado en el puesto de la Guardia Civil en 1925.
Ahora, cuando acabamos de celebrar la muerte y resurrección del Señor, tras la Pascua Florida, cuyo misterio cimentó toda su obra y compromiso humanista y social, hemos determinado homenajear su figura, cuando la diócesis Onubense va a reactivar su causa de beatificación. Lo hacemos fraternalmente con las hermandades de Huelva y de Emigrantes que está celebrando su 50 aniversario fundacional, en una exposición que podrá contemplarse hasta el próximo día 7 de mayo en la Casa Colón. Y a la que ha dado título su indudable talla humana e intelectual universal, mirada desde la perspectiva del Rocío.
Y junto a ella, las otras dos exposiciones que hacemos en las Cocheras del Puerto, como homenaje de la cultura andaluza a la Blanca Paloma y a los 50 años de Emigrantes, con especial mención a Eduardo Fernández-Jurado, fallecido recientemente; y la de la Sala de la Provincia, dedicada al capítulo XLVII de “Platero y yo” -“El Rocío”-, interpretado por cerca de cincuenta artistas. Las tres constituyen la columna vertebral del proyecto, HUELVA ES ROCÍO, apoyado por las instituciones de Huelva: Ayuntamiento, Diputación y Autoridad Portuaria. Un espejo en el que mirarse la ciudad que tanto ha dado al Rocío, y un canto que nos invita a la esperanza en medio de esta primavera pandémica gris, para celebrar un nuevo Pentecostés gozoso.
Fdo. Santiago Padilla Díaz de la Serna. Presidente de la Hermandad Matriz de Almonte.
Artículo publicado en ABC de Sevilla el 9 de abril de 2021
Sanguina, firmada por Juan Miguel Martín Mena de Dos Hermanas