A mis queridos hermanos y hermanas de la Hermandad del Rocío de Ronda:
Después de casi cuatro meses de lucha y oscuridad, empiezo a vislumbrar la luz en mi recuperación. Ha sido un camino difícil, pero vuestro apoyo ha sido faro y sostén. Sin él, no habría sido posible seguir adelante. Gracias, de corazón.
Este año, el camino será distinto para mí. No podré acompañaros físicamente en la romería, pero estaré con vosotros en cada paso, en cada oración, en cada mirada al cielo. Porque aunque mis pies no pisen la arena, mi alma caminará a vuestro lado.
Este será mi último año como hermano mayor. Y aunque la Virgen ha querido que me quede en casa, acepto su voluntad con humildad y fe. Me aferro a los recuerdos de tantos Rocíos vividos, que guardo como un tesoro en el alma. No hay emoción más profunda que la que he sentido junto a vosotros, mi Hermandad de Ronda.
Hoy, las lágrimas que brotan de mis ojos son de añoranza, sí, pero también de gratitud. Porque puedo contar mi historia, porque sigo aquí, porque el Rocío vive en mí.
Os pido perdón por mis errores, por los fallos que haya podido cometer en estos años. Y os pido también que sigáis caminando con el corazón abierto, «pensando en hermandad».
Porque el Rocío no es solo una fecha en el calendario. Es una forma de vivir. Es el camino que nos transforma, que nos une, que nos enseña a esperar, a compartir, a amar. Es la paciencia del que aguarda, la fuerza del que ayuda, la fe del que reza.
«Pensando en hermandad» es sentir que Ella está contigo, que te escucha, que te guía. Es ese instante sagrado del Lunes de Pentecostés en el que todo cobra sentido. Es el temblor del alma al verla sobre los hombros de los almonteños. Es el silencio que se hace oración, el canto que se vuelve plegaria, el abrazo que se convierte en consuelo.
Y en ese espíritu, os pido que sigáis apoyando a nuestra Junta de Gobierno, y a las que vendrán. Ellos trabajan con entrega para que cada uno de vosotros pueda vivir el Rocío con plenitud.
Gracias por cada momento compartido, por cada amanecer entre rezos y café, por cada noche mágica rota por una salve. Gracias por el polvo, el sudor, el cansancio… porque todo eso nos purifica y nos acerca más a Ella.
!Buen camino!
¡Viva la Virgen del Rocío!
¡Viva la Hermandad de Ronda!
¡Viva la Madre de Dios!
Con todo mi cariño y devoción,
Tu hermano mayor
Antonio