En el mismo contexto histórico en el que se produjeron las apariciones de Ntra. Sra. de Fátima en Cova da Iria, a partir de 1917, debemos situar uno de los hitos más importantes de la historia contemporánea del Rocío, la Coronación Canónica de la Imagen, el 8 de junio de 1919, acto que constituye su puesta de largo en la sociedad contemporánea. Es el momento crítico del triunfo del comunismo en Rusia, que de forma profética revelan los propios pastores, mediante la revolución bolchevique. Un hecho que se convierte en una amenaza para Occidente, activando los movimientos sindicales en toda Europa que reclaman mejoras sociales y políticas; en un momento de avance importante de la secularización de la sociedad. Y en el contexto de la Primera Guerra Mundial, desarrollada entre 1914 y 1918, la experiencia más traumática vivida en suelo europeo hasta entonces. En ese marco histórico se revitalizaron las Coronaciones Canónicas de imágenes de la Virgen en España e Hispanoamérica. Y en él se produjo la de la Virgen del Rocío, el 8 de junio de 1919, recién terminada la Guerra Mundial, por el cardenal D. Enrique Almaraz y Santos, que la invocó, en aquellos días en que se negociaba la Paz de Versalles, como “Reina de la Paz y de la Justicia”.
Cabe señalar, como curiosidad, que en la notable nómina de obispos que hicieron donativos para sufragar sus costes sabíamos que había realizado su contribución el Obispo de Beja, la ciudad del Alentejo portugués. Es el óbolo de Portugal, presente, por tanto, en tan magno acontecimiento de la historia rociera del que hasta ahora no se había desvelado su identidad. Se trata, en efecto, del distinguido Obispo de Beja, Msñor. Sebastiâo Leite de Vasconcellos (1852-1923), exiliado en la ciudad de Sevilla entre 1910 y 1912, a raíz del advenimiento de la revolución que condujo a la instauración de la Primera República, estableciéndose en el Seminario Conciliar Hispalense, donde coincidió con el canónigo hinojero Juan Francisco Muñoz y Pabón, partiendo más tarde a Roma, donde el 15 de diciembre de 1919 fue elevado a la dignidad de Arzobispo de Damieta (Egipto). El mismo que tuvo el honor de coronar canónicamente, más tarde, a Nuestra Señora de Altagracia, “Madre protectora y espiritual del pueblo dominicano” (República Dominicana), el día 15 de agosto de 1922, por designación del Papa Pío X.
Y cabe recordar, también como anécdota ilustrativa, que una hermana del que fuera Presidente de la Hermandad Matriz de Ntra. Sra. del Rocío de Almonte en aquella histórica cita, el farmacéutico José Villa Báñez, María Jesús, perteneciente a la élite social del Almonte, del momento. La que casó con Sebastián Beltrán Limón, natural de Villanueva de los Castillejos, de donde también provenían los Villa almonteños, municipio próximo a la frontera portuguesa, se establecieron en Reguengos de Monsaraz, en el Alentejo, haciendo fortuna, y desde donde se ha extendido una rama de esta familia en Portugal, cuyos descendientes han participado con frecuencia desde entonces en la Romería de Pentecostés, junto a sus familiares almonteños.
Lo cierto es que la devoción a la Virgen de Fátima creció notablemente en España, a partir de la Guerra Civil Española, en la que Portugal sirvió de lugar de refugio temporal para muchos españoles de ambos bandos. Y un buen ejemplo de ello sería Almonte, en cuya parroquia se entronizó una réplica de su Imagen, en un altar dedicado a ella, después de la reconstrucción del templo parroquial, destruido en julio de 1936. Y hasta Almonte peregrinó una imagen de la Virgen de Fátima (conocida como “La Peregrina”, réplica de la original), en febrero de 1951, junto a otros municipios de la provincia de Huelva, que también dio título por aquellas fechas a la Iglesia del Poblado Forestal de los Cabezudos, en término municipal de Almonte. Una visita que repitió en diciembre de 1957, cuando fue nombrada “Alcaldesa de Almonte” y “Huésped de Honor”, como ocurrió en tantos otros municipios del entorno, por la Corporación Municipal.
Desde entonces Fátima, una devoción local y popular, como la del Rocío, nacida en un ámbito agreste y agroganadero, convertida en universal, ha sido un lugar importante de peregrinación para muchos devotos de la Virgen del Rocío. Ahora, y más aún con todos estos lazos de relación histórica señalados, solo falta que seamos capaces de canalizar una parte de ese río devocional que concita Fátima, símbolo y epicentro devocional mariano de Portugal, hacia El Rocío, y punto de conexión espiritual hacia Santiago de Compostela.
Valgan estos artículos para animar el estudio de estos vínculos, para recordar también a mis antepasados portugueses, la familia Gomes Medeiros, provenientes de la ciudad alentejana de Beja, que se establecieron en España en el último tercio del siglo XIX. Y para rememorar la conferencia que pronuncié en la ciudad de Lisboa el pasado día 27 de diciembre: “Los caminos del Rocío, amor y devoción a la Santísima Virgen”, a su Cofradía de Santiago Apóstol, establecida en la Iglesia de “Los Mártires”, a la que tengo el honor de pertenecer, en el bohemio y hermoso barrio del Chiado.
Santiago Padilla
Publicado en Huelva Información el 18/8/2023