El pasado martes, haciendo fotos en la aldea con motivo de la saca de las Yeguas, me percatéde la singular atalaya que algunos niños habían elegido para ver tan maravilloso espectáculo.
En un principio, me preocupé por el posible daño al monumento, pero después viendo el cariño y la naturalidad con que los niños jugaban con el Papa, como ellos rociero, pensé que él, desde el privilegiado balcón del Cielo, estaría encantado viendo como la inocencia le ponía una gorra, le cogía de las manos, lo abrazaban con sus manitas y me gustaría saber que le contaban. Me llenó de ternura la escena y quiero creer que el Papa, Santo y rociero, los protegía con su intercesión, como hace con cada uno de los que a él invocamos.
Alfonso Macías
Saca de Yeguas 2018 – Fotos