El eco de los relinchos de los potros buscando a sus madres, el sofocante calor de mediodía y la intensa polvareda que flota en el ambiente levantada por el retumbar de los miles de cascos de los equinos marismeños y que lo impregna todo a su paso ante la Ermita de la Virgen del Rocío, componen para los ojos del espectador un emocionante cuadro cargado de plasticidad en movimiento, arraigada tradición y pintorescas costumbres. Es la popular «Saca de las Yeguas» que cada año realiza el pueblo de Almont, con motivo de la celebración de su feria de San Pedro (patrón de la localidad), en unas jornadas de marcado origen ganadero que se remontan al año 1504, y que este año han movilizado unas 1.600 cabezas de ganado entre yeguas y potrillos. Sobrepasada la una del mediodía de ayer, comenzaban a desfilar las primeras partidas de caballos salvajes guiadas con destreza por las tropas de yegüerizos almonteños, una vez reunidas y sacadas de las marismas. Para hacerlas pasar ante las puertas de la Ermita de la Blanca Paloma, antes de ser proseguir su camino y ser conducidas hasta Almonte. Una jornada cargada de emoción y que según nos comentaba uno de los yegüerizos almonteños, Jesús Acosta Jiménez, «participo en la «saca» desde que tengo uso de razón. Esto para mí es una de las cosas más grandes, de las que más siento. Es una tradición ancestral heredada de nuestros abuelos que hay que tratar de respetar y de conservar, como antaño se hacía». Y añadía que «este año ha ido todo muy bien y estamos todos muy contentos. El ganado está bien alimentado. Ha llovido mucho esta primavera y han tenido buenos pastos verdes para poder alimentarse. De potros está la cosa más o menos igual que otros años, aunque quizás hayan nacido más fuertes y gorditos que en años anteriores». Cientos de personas llegadas de diferentes rincones del país se dieron cita en el Rocío para poder presenciar un vento que desde hace ya algunos años se ha convertido en todo un espectáculo social por su belleza y singularidad. Es el caso de Josefa Infante Marín, natural de Montalbán (Córdoba), que gratamente sorprendida explicaba que «es la primera vez que vengo y no he visto cosa más bonita. Es algo precioso de verdad, que te llega muy hondo». Desde Santander Desde más lejos llegaba Pedro Figueras «venimos desde Santander. Estamos pasando las vacaciones en Isla Cristina y nos hemos acercado al Rocío a dar una vuelta sin tener ni idea de todo esto. Nos hemos sorprendido mucho y la verdad es que nos ha parecido espectacular. Allí tenemos algo parecido con ganado autóctono de los montes de Cantabria, pero lo cierto es que aquí hay muchos más caballos». Tras recoger y reunir a las manadas de caballos salvajes marismeños del Parque Nacional de Doñana, y hacerlos desfilar ante su patrona, la Virgen del Rocío, los yegüerizos continuaron el camino hacia Almonte, hasta hacer en torno a las ocho de la tarde su aparición en diversas tropas por el Chaparral. Entre hoy y mañana se realizarán en el Recinto Ganadero las faenas,que popularmente se conocen como «tusa» de la yeguas y de los potrillos, en las que se les corta las crines, se les sanea el pelo, los propietarios marcan con los hierros candentes a los potrillosy posteriormente se devuelven de nuevo a las marismas por las que camparán libremente a sus anchas hasta el próximo junio. Fotos de: http://www.enfoque10.com/SPANISH/reportajes/te67_sacayeguas/index.htm