Jueves 6 de junio de 1935, último año que peregrinará en Pentecostés el Antiguo Simpecado del siglo XIX, restaurado y enriquecido en 1919 por Rodríguez Ojeda. Tiempos de la II República, con banderas tricolor en los balcones y guardias de asalto con uniforme azul. Del caserio de la imagen solo queda en pie el número 3 de la calle San Jorge que es donde está tomada la fotografía.
El periódico del día siguiente reseña: «La mañana de ayer fue de fiesta grande en Triana. Millares de personas se congregaron en las inmediaciones del templo de San Jacinto, de donde salió la hermandad rociera, camino de Almonte, para llevar hasta los pies de la Reina de las Marismas, el Simpecado Bendito,reluciente en su carrera de plata. Multitud de fieles en la iglesia durante la celebración de la misa de romeros, que se dijo a las nueve. Terminado el Santo Sacrificio se organizó la comitiva. Abría marcha la banda de cornetas, tras la que iba el clásico tamborilero junto al guión y a seguida los típicos grupos de caballistas, orgullosos por formar en la escolta de la venerada insignia. Casi todos llevaban a la grupa de sus cabalgaduras bellísimas muchachas, ataviadas con el clásico traje de romería. Luego el abanderado y el estandarte de la Hermandad y después la presidencia, integrada por el mayordomo, señor Astolfi; secretario, señor García Corona, y los señores Márquez y Pachón, estos últimos a pie. Tras la carreta del Simpecado sus devotas y batiendo una banda de músicos (…)
Recorrió la comitiva, seguida de las clásicas carretas, donde bellas romeras iniciaron su letanía de sevillanas, las calles de San Jacinto, San Jorge, Callao y Castilla, cuyos balcones lucían colgaduras. Desde todos ellos se ofrendaron flores al paso de la efigie de la Virgen del Rocío».
Nacho Sabater