I
No era dama de abolengo
ni señora de blasón,
ni tenía más caudales
que su noble corazón.
Igual que en el Evangelio
iba por donde pasaba
repartiendo su alegría
con la gente que encontraba.
II
Como planta que la arrancan
de su ambiente natural
tuvo que irse a Marsella
con sus hijo`a trabajar.
Y en aquella tierra extraña
le pasó como a las flores,
que pierden si la trasplantan
el aroma y los colores.
III
Dijo cuando se moría:
-no me vayan a llorar,
que la Virgen del Rocío
con Ella me va a llevar.
Que no me lo va a negar,
que se lo tengo “pedío”,
que con Ella quiero estar
para siempre en el Rocío-.
IV
Barrio de Santa María,
calle Capitán Cortés,
qué dolor más grande el día
que murió la tita Inés.
Por no molestar a nadie
ni siquiera se quejaba,
y por fin volvió a la tierra
del pueblo que tanto amaba.
Es una aportación de EL POETA PATATERO.