I
El romero se ha dormío,
la noche llena mi alma,
la Luna juega en el río
y la aurora se levanta.
De blanco viste la arena
y el cielo viste de nácar,
y de verde la marisma
y de notas mi guitarra,
que velan al Pastorcillo
con el eco de una nana
que se pierde en el camino
entre la sombra y las ramas.
II
Carretero del Rocío,
toma las llaves del alba,
abre la puerta a los bueyes
para que vayan al agua.
El agua de la Rocina
tiene de reina la cara
y los bueyes se la beben
como si fueran palabras,
hechas de arena y de viento,
de pinares y de matas
y de los lucios salobres
que crecen en las algaidas.
III
Despierta tamborilero
y echa el tambor a la espalda
que ya viene amaneciendo
para que cante tu gaita.
Que de carreta en carreta
el alba te suene sabia
y la oigan los romeros
como bendición y gracia.
Y el camino del Rocío
que es una senda de plata
se pierde con tu sonío
en el sol de la mañana.
IV
Yo me siento en la candela
y espero la madrugada;
échale más leña al fuego
pa`que se aviven las llamas.
Las luces del Simpecao
poco a poco se le apagan
y viene la luz del día
entre aguardiente y plegarias.
Mañanitas del Rocío,
yo no las cambio por nada,
que a mí me quita el sentío
el Rocío de mi alma.