Dicen que por la Rocina
envuelto en las sombras de la madrugá
un hombre jóven camina
con pasos seguros en su caminar…
Cuentan que una luz divina
y un rayo de luna le envuelve la piel
y una corona de espinas
parece que lleve clavada en su sién…
Dicen que al verlo en el templo
la Blanca Paloma baja de su altar
y en aquel mismo momento
la Tierra se llena de amor y de paz…
Nadie sabe si es leyenda
o sólo creencias de un pueblo andalúz
pero algunos viejos cuentan
que ese rociero puede ser Jesús…
Estribillo:
Nadie sabe bien quién es
– ni siquiera lo imaginan –
pero, puede suceder
que veinte siglos después
Cristo vuelva a la Rocina.
Enviada por: Darío Vélez.