I
Soñaba la gitanilla,
¡cuesta tan poco soñar!…
Desde chiquitilla
contemplaba a las chiquillas de su edad
que bailaban en las calles del Real,
y ella, por ser gitanilla
no la dejaban bailar.
Y así la encontró Undivé
y le quiso conceder
ver su sueño convertido en realidad
-pero debes, gitanilla, de volver
antes de la “madrugá”-
ESTRIBILLO I y II:
Y el sueño se le cumplió
y Sevilla cada noche la encontró
bailando por el Real,
tan linda como una flor
que la acaben de regar.
II
Le regaló un mantoncillo
y un traje para estrenar,
un par de palillos
y de perlas arrancadas de un coral
dos zarcillos, dos pulseras y un collar;
a juego los peinecillos
y tacones de cristal.
Y cuando el puente cruzó
hasta el río se paró
orgulloso de poderla contemplar:
-quién te ha visto, gitanilla, y quién te vio:
la más guapa del Real-
III
Cumplió muy bien su promesa
como gitana cabal,
pero con tristeza
se alejaba cada noche del Real
poco antes de llegar la “madrugá”;
volvía atrás la cabeza
con lagrimitas “saltás”.
Y el sábado sucedió
que Sevilla la embrujó
y pasó lo que tenía que pasar:
al conjuro de la Feria se olvidó
la hora de regresar.
ESTRIBILLO III y IV:
Y el sueño se derrumbó,
y Sevilla nuevamente la encontró
por las calles del Real:
-un clavelito, por Dios,
sólo por la voluntad-
IV
Volvía “pa” su chabola,
eran las doce “pasás”…
Caminaba sola
maldiciendo por tenerse que marchar
mientras otras disfrutaban del ferial;
¡Dios mío, en qué mala hora
volvió sus pasos atrás!
Pisó la Feria otra vez,
y al reprenderle Undivé
no le supo que otra cosa contestar:
es muy duro el tenerse que perder
la Feria de “madrugá”.
Es una aportación de EL POETA PATATERO
(elpoetapatatero@hotmail.com).