Hemos “llegao” a tu ermita, yo he buscado tu mirada,
Rocío, Madre bendita, pero Tú no me mirabas.
Tenías los ojos clavaos en el hombre que te guarda,
que vive siempre a tu “lao” y de Ti no se separa.
Él recoge las ofrendas que te traen los rocieros;
él las coloca a tus pies, sin dejarte ni un momento;
él te acompaña, Rocío, en esas tardes de invierno,
cuando está la ermita sola, en penumbra y en silencio.
1) Santero de mis amores,
como tú nadie me cuida;
tú me colocas las flores,
que me traen de mil colores,
los que vienen a la ermita.
2) Por eso todos comprenden
que en mi corazón de madre,
haya un sitio preferente
“pa” “to” el que sea rociero,
pero más “pa” mi santero.
3) Siempre a mi vera has “estao”
sin dejarme nunca sola,
y de eso yo no me olvido.
Y cuando llegue tu hora,
también estarás conmigo.
Pero tú no me mirabas, tenías los ojos clavaos en tu santero del alma.
- Autor
- Mar Morata y Rocío Bravo
- Intérprete
- Mar Morata y Rocío Bravo
- Album
- LA VIRGEN TE CANTA
- Año
- 2005