I
Tengo un tesoro «guardao»
en mis recuerdos de niño,
y son los viejos pregones
que escuchamos de chiquillos.
Los poliito´americanos,
el barquillo de canela,
el pavo y los veinte duros
y las manzanas de menta.
ESTRIBILLO:
Pregonero, pregonero,
golondrina de verano,
qué me gusta tu pregón;
pregonero, pregonero,
que nadie apague tu voz.
II
Cuando la calle era nuestra
y nuestra la misma vida
sin más peligro acechando
que el grito de una vecina…
Y pasaba el melonero
con melones de la Isla;
también pasaba el sillero
con sus eneas «pa» las sillas.
III
Son las vivencias de entonces
que vienen a mi memoria;
con mi billalda y mi aro
yo me sentía en las glorias.
Se escuchaba al cerrajero,
al de la sal y el poleo,
y también por las esquinas
al de los cacharros viejos.
IV
Eran las cosas sencillas
y más humanas si cabe;
a nadie daba verguenza
busca jornal por las calles.
Y si no que le pregunten
al que vendía jazmines,
botijo y búcaros finos
o palomita en el cine.
Es una aportación de EL POETA PATATERO
(elpoetapatatero@hotmail.com).