No hay espera mas dura
que esa espera,
que vestida de traición
llama a tu puerta.
Ni herida que mas duela
que la herida,
que el desdén y la duda
deja abierta.
No hay un fuego que mas queme
que ese fuego,
que al rescoldo del olvido
se alimenta.
Dando paso a esa tristeza
que aniquila,
y que aleja la razón
de tu cabeza.
¡Que victoria mas amarga
es la victoria!
del que vence apuñalando
la inocencia.