I
Rompiendo el amanecer
los niños que hay en tu aldea,
con cartones y papel
con cajones de madera,
jugaban a ser mayores
la simiente rociera.
II
Mecían su paso al aire
pendientes que alguien les oyera,
como hermandades encendidas
se le abrían las cancelas…
con qué casta más romera:
«¡qué no toque las arenas!».
III
Sus cuerpos se derrotaban
qué herencia más rociera,
sus ojos fijados en ella
con qué clara transparencia,
pero firmes hasta el relevo
qué enseñanza más bien hecha.
IV
Nubló el brillo en sus miradas
la tristeza de la noche…
Al lao del puente del rey
recogieron sus ilusiones,
pa dormir igual que ayer
las maderas y los tablones.
Estribillo:
Gritaron: ¡Vamos a por ella!…
Con cuatro cuartas de fe
con cuatro palmos de anhelos,
lloraba el chiquillo aquel…
queriendo ser almonteño.
Enviada por: Alex